Debemos estar para esas personas

Escuchar y hablar, necesario para una mejor integración social

Hay que mostrar solidaridad y, sobre todo, entender que las transiciones son proyectos individuales: Rubén Hernández, de la CIGU

En México, uno de cada 20 individuos de 15 años o más (5.1 millones en total) se reconoce como población LGBTIQ+ y, de ellos, poco más de 900,000 se asume como trans, según la Encuesta Nacional Sobre Diversidad Sexual y de Género 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“En el país se están impulsando transformaciones a nivel legal, social y comunitario para hacer cada vez más sostenible, viable y gozoso el proceso de transición en la identidad de género, algo que permite autodeterminarnos y nombrarnos de manera coherente con nuestra forma de ser y sentir”, afirmó Rubén Hernández Duarte, de la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU).

Según el Inegi, 62 por ciento de la población LGBTIQ+ dijo haber estado consciente de quién era –con independencia del género asignado al nacer– antes de los 7 años, y cada vez son más las personas trans que alzan la voz por el reconocimiento de sus derechos desde edades tempranas.

Sin embargo, apuntó Rubén Hernández, autodeterminarse como una persona trans puede generar angustia llegado el momento de actualizar datos ante las instancias respectivas o de compartir su identidad a familiares y amistades, cuando esto debería ser una celebración, una validación y un paso importante para lograr una vida plena.

Por eso, durante los procesos de transición, el acompañamiento amoroso y solidario de familiares, personas cercanas y profesionales es clave; “si esto no se da en condiciones favorables quienes estén en esta ruta podrían encontrar obstáculos para concretar sus planes o incluso sufrir afectaciones en sus derechos humanos”, advirtió.

En dicho contexto, Hernández recomendó escuchar activa y empáticamente, mostrar solidaridad y, sobre todo, entender que las transiciones son proyectos individuales con el potencial de ser más prósperos si se desarrollan en comunidad. “Es una responsabilidad ética y colectiva estar ahí para sostener dichos procesos”.

Llevar este viaje a buen puerto implica modificar nuestra manera de vernos y reconocernos. “Siempre es mejor emprender el camino con complicidades y al lado de gente que lo haga más fácil, digerible y transitable. Ello es construir pluralidad”, afirmó Rubén Hernández.

“Esto no era lo mío”

Lucas es un estudiante trans de Prepa 9, de 17 años, que ha transicionado de su género asignado al nacer. Desde pequeño detestaba los vestidos, “fuera de la incomodidad, sentía que eso no iba conmigo”.

A los 13 comenzó a usar prendas cada vez menos femeninas hasta que, durante la pandemia, abrazó su identidad como hombre. “Intentaba salir y no podía; si bien negaba esto desde la infancia, me acepté cuando cumplí 15. Con el confinamiento me di cuenta de que no valía la pena pasar toda mi vida encerrado en algo que no soy”.

La transición de Lucas –como la de mucha gente que ha pasado por lo mismo– ha sido un ejercicio de valentía. Hoy, él es un joven seguro de sí mismo que realiza activismo escolar para apoyar y acompañar a quienes están en vías de expresar su identidad de género. “Trabajo en la visibilidad porque muchas veces la discriminación es por falta de información”, aseguró.

Y pese que sabe a dónde va, siente que le falta algo. “No soy libre del todo en mi casa, pero una vez fuera puedo mostrar mi verdadero yo y por fin me siento a gusto al decir: soy un hombre, un chico trans”.

Entre las metas de Lucas está ser nutriólogo, seguir con el activismo y sólo espera cumplir 18 años para solicitar su cambio de registro por identidad de género ante la UNAM, institución que de 2020 a marzo de 2023 contaba con 299 peticiones de este tipo (60 a nivel bachillerato, 233 en licenciatura y 6 en posgrado).

Según datos de la Primera Consulta Universitaria sobre Condiciones de Igualdad de Género de la Comunidad LGBTIQ+ en la UNAM, llevada a cabo entre 2021 y 2022 por la CIGU y la Dirección General de Atención a la Comunidad, de 5,529 personas que se reconocen como parte de la comunidad LGBTIQ+ en la Universidad, 1,168 aceptaron haber vivido algún proceso de transición.

“Esta lucha es importante porque persiste mucho estigma. No somos individuos necesitados de trato especial, sino sujetos con preferencias o identidades distintas a las dictadas por la norma y esto no es malo ni nos hace más o menos humanos. Sólo pedimos espacio y ser respetados, respetadas y respetades”, aseveró Lucas.

En el marco del Día Internacional de la Visibilidad Trans, conmemorado el 31 de marzo, el joven se dice convencido de alzar su voz por él y por quienes no tienen libertad para expresar su verdadero yo, y los exhorta a vivir su vida. “No piensen en los demás sino en sí mismos. Esto no es ser egoísta, sino tener amor propio”, finalizó.

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