Espíritu de pájaro: poema visual de Álvaro Restrepo sobre el mundo indígena colombiano

Foto: Carlos Lema / Cortesía Cultura UNAM.

Álvaro Restrepo, pionero de la danza contemporánea en Colombia, es bailarín y coreógrafo. Ha destacado por proponer un tipo de danza que se acerca a lo ritual, que refleja las vicisitudes de la vida interior y que emplea utilería y tareas escénicas muy imaginativas, a partir de objetos casi cotidianos.

Con motivo del Festival Cultura UNAM, presentará el espectáculo Espíritu de pájaro con su compañía Cuerpo de Indias en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario los días 5 y 6 de octubre a las 7 y a las 6 pm, respectivamente.

Espíritu de pájaro es una comisión de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, que le pidió a Restrepo crear un “ballet indígena” a partir de la música del compositor Diego Vega, quien, a su vez, se inspiró en textos de poetas y escritores indígenas. En Colombia, relató Restrepo, hay una larga historia de desdén e ignorancia de los pueblos originarios, más de 80, y de sus lenguas vivas. “Yo creo que esto impulsó a Diego a crear y a buscar en estos autores contemporáneos una visión de la realidad que viven esas comunidades hoy, su relación con la tradición, pero también con el presente, con el futuro, el diálogo entre la memoria y la imaginación”.

La obra resultante no es ballet ni folklore sino danza contemporánea que rinde homenaje de manera muy abstracta a comunidades diversas, pudiéndose aplicar a cualquiera de nuestros países americanos, contó Restrepo. Gracias a su progresivo enamoramiento de la pieza musical y de trabajar con el libro Lenguaje creativo de etnias indígenas de Colombia, que “analiza aspectos de toda la estética y de la espiritualidad, del maquillaje, la pintura corporal, la talla en madera, los tejidos, de objetos que definen la cosmogonía y la visión del mundo de estas comunidades”, Restrepo comenzó a hilvanar el trabajo corporal y a integrar algunos de los objetos en cada movimiento “para construir poco a poco este poema visual”.

Tejidos, cestería, sombreros, tallas, los objetos artesanales se entrelazan con túnicas abstractas regaladas por la diseñadora Olga Piedrahíta y el trabajo de video de Gabriel Osa para acometer el desafío de una coreografía sobre los pueblos originarios que escapara de los tópicos.

“La situación de los pueblos originarios es muy dramática en Colombia. Eran los dueños de estos territorios, tenían visiones del mundo, cosmogonías riquísimas, que fueron desdeñadas, sepultadas. Especialmente con el conflicto interno colombiano, con la guerra civil no declarada que padecimos por 50 años, estas comunidades pasaron de ser indígenas a ser indigentes. A vivir en las calles pidiendo limosna, desplazados de sus territorios ancestrales. La deuda histórica es tan gigantesca que es imposible saldarla”, comentó Restrepo. “No queremos tomar el papel de ellos para hablar de sus derechos. Lo estoy hablando yo desde mi visión de colombiano mestizo, contemporáneo, y desde mi visión muy personal y poética”.

Después de su educación en Nueva York con Merce Cunningham, Martha Graham o Cho Kyoo-Hyun, de dar funciones en decenas de países, Restrepo volvió a la Cartagena de Indias de sus padres y fundó en 1997, con la coreógrafa francesa Marie France Delieuvin, El Colegio del Cuerpo, una entidad sin fines de lucro que busca educar para la paz a través del arte y que ha contribuido al desarrollo artístico, profesional y humano de más de 9,000 niños de poblaciones vulnerables. De los cuales, algunos incluso pueden llegar a formar parte de la compañía Cuerpo de Indias.

“Quería hacer las paces con la educación porque tuve un proceso educativo muy tortuoso. También hacer las paces con mi propio cuerpo porque durante mi proceso educativo era pésimo deportista, sufrí violencia física, tenía el cuerpo muy herido. Así que al pensar en un colegio para el cuerpo pensaba en un centro donde el cuerpo fuera un lugar muy importante de dignidad, de creatividad, de autorespeto”.

Por su parte, Diego Vega, habló del proceso de creación de la obra musical, cuando se sumergió en la lectura de cientos de poemas de personas originarias. “Encontré su sarcasmo, una ironía muy aguda, su tragedia, que sigue hoy […] Fui creando escenas, desde su cosmogonía hasta hoy, pasando por la conquista. Y luego tengo dos últimos movimientos, y uno se llama ‘Espíritu de pájaro’, como un poema del poeta indígena Fredy Chikangana que habla del conflicto y de la reconciliación”.

Respecto a la música en sí, Vega nos comentó un poco sobre su estilo. “Siempre he utilizado estructuras rítmicas folklóricas colombianas, también utilizo aquí varios ritmos paralelos, polirritmos, y cambios de tempo que se van anunciando o súbitos, y la orquestación, claro, está muy influida por lo contemporáneo. Es una obra muy dramática que se centra en la pérdida y en lo trágico”.

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