10° Ciclo de Sesiones Clínicas y Académicas de la Facultad de Psicología
Estigmas sobre el uso de las drogas dificultan que las personas busquen ayuda
Algunos consideran que se trata de “un vicio” no controlado “por debilidad” de los consumidores; hay, también, una falsa idea de que es fácil dejar su uso: María Elena Medina-Mora
El estigma respecto a las enfermedades mentales se puede vencer, pero en el caso de los trastornos relacionados con el consumo de drogas, éste es muy alto y dificulta que las personas que los padecen busquen ayuda y reciban tratamiento, afirmó la directora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, María Elena Medina-Mora Icaza.
Esta forma de exclusión por el uso de sustancias persiste, ya que hay poco entendimiento sobre la enfermedad, la cual se asocia a la pérdida de libertad. Se le considera un vicio, que la persona no se controla por debilidad, y porque hay una falsa concepción de la responsabilidad y capacidad para dejar de consumirlas.
“Pero las personas ya no usan las drogas con el fin de sentirse bien, sino para no sentirse mal y su vida gira en buscar dinero para conseguirlas; pierden su casa, su dignidad y la intoxicación puede generarles paranoia. El estigma aumenta su necesidad de consumirlas”, aseveró Medina-Mora Icaza, durante la primera sesión del 10° Ciclo de Sesiones Clínicas y Académicas de la FP, titulada Estigma en salud mental.
La también doctora honoris causa por esta casa de estudios comentó que el estigma es un atributo personal negativo y en extremo denigrante, que hace a una persona diferente de otras: una clase indeseable o de categoría inferior. El portador es “culturalmente inaceptable”, y esta situación conlleva sentimientos de vergüenza, culpabilidad y humillación.
Puntualizó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el orbe hay unos 800 millones de individuos que sufren alguna enfermedad mental, incluidas las adicciones, y muchos lo hacen en silencio, pues persisten el estigma, la vergüenza y exclusión.
Aunque se tienen los medios para tratarlos se les continúa discriminando, hay violación a sus derechos humanos, no existen suficientes servicios comunitarios y los seguros de gastos médicos los excluyen.
Son tratados, agregó, como una clase indeseable y acaban pensando que no tienen derecho a pedir ayuda, a acceder a servicios de salud y gozar de una vida digna. Así empeora su enfermedad mental y su adicción.
Además, la exclusión produce dolor social y genera aislamiento, lo que también dificulta que las personas puedan sentir empatía por ellos.
La también investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores expuso los resultados de un estudio sobre discriminación hacia población usuaria de heroína, efectuado en tres ciudades de México: Tijuana, Ciudad Juárez y San Luis Río Colorado, en el cual el 72.5 % de los entrevistados en Ciudad Juárez indicaron que alguien de su familia les ha mostrado desprecio, rechazo o los ha ofendido; en San Luis Río Colorado fue del 56.9 % y en Tijuana del 46.5 %.
Además, el 65.5 % de los entrevistados en Ciudad Juárez señaló que al solicitar trabajo han sido rechazados debido a su consumo de drogas, en San Luis Río Colorado fue el 48.7 % y en Tijuana 33.5 %.
De igual forma, 20.2 % de los encuestados en San Luis Río Colorado dijeron haber dejado de acudir a un centro de tratamiento debido al maltrato verbal o físico por parte del personal, 17.6 % de los entrevistados en Ciudad Juárez y 16.5 entre los de Tijuana.
El estigma es otro tema que impide o desalienta a los usuarios a buscar ayuda, insistió Medina-Mora Icaza, quien también ha sido presidenta del Grupo Técnico Asesor de la Organización Panamericana de la Salud en Política de Alcohol.
Además, un 41.5 % siente vergüenza o temor de ser señalado, y 53.9 % tiene miedo de ser internado en contra de su voluntad. “Llevarlos a prisión es una práctica común”, indicó.
Los resultados de este estudio se encuentran en el libro Cuqueando la chiva: contextos del consumo de heroína en la frontera norte de México, cuya coordinación general estuvo a cargo de Clara Fleiz Bautista, Jorge Ameth Villatoro Velázquez, Mario Domínguez García y la directora de la FP, María Elena Medina-Mora Icaza.