Hay enfermedades o alteraciones que se pueden agravar
Estrecha relación entre calidad del sueño y salud mental
Los problemas del dormir afectan al 45 por ciento de la población mundial: Pilar Durán, de la Facultad de Ciencias
“Hay una estrecha relación entre la calidad del sueño y la salud mental. Si duermo bien, mi salud mental es buena, pero si ésta se modifica o altera, mi sueño también lo estará”, apuntó Pilar Durán Hernández, investigadora de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Al participar en el Neurofest 2024 ¡Prende tu cerebro! 8º Festival de Neurociencias, cuyas actividades arrancaron en Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, la especialista en Neurobiología afirmó que los problemas del dormir afectan al 45 % de la población mundial.
Asimismo, prosiguió, la falta de sueño altera el estado mental de los individuos que lo padecen, ocasionando síntomas de depresión, “además de un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurológicas”.
En el Foro de Química de Universum, expuso que la mayoría de los adultos requieren dormir entre siete y ocho horas, incluso nueve, por noche, para mantener una buena salud y funcionamiento mental. Aunque hay quienes sólo descansan cinco horas y están perfectamente bien de salud, depende de cada persona; “cada uno sabemos cuánto debemos dormir”.
Durante su exposición, Sueños y ensueños, la divulgadora de las neurociencias y promotora de la Semana del Cerebro en la UNAM resaltó que muchos trastornos mentales se asocian al insomnio, lo que constituye un factor de riesgo para padecer depresión clínica, persistiendo después de superarla.
Recomendó mantener un conjunto de prácticas que ayuden a cuidar la calidad de nuestro descanso por las noches y a prevenir desajustes en los horarios (higiene del sueño) como ocupar nuestras camas sólo para ir a dormir, tomar una siesta diaria de al menos 20 minutos, evitar pantallas en la habitación, no consumir alcohol antes de dormir, realizar actividades relajantes, consumir cenas ligeras, no hacer ejercicios intensos en las noches y levantarse siempre a la misma hora.
Consideró que hay una serie de mitos en torno al sueño, como dormir ocho horas diarias. “No necesariamente, pues depende de la edad de las personas. Por ejemplo, los bebés y adultos mayores duermen más”. También se maneja que el que ronca no descansa; sin embargo, el que no duerme es la compañera o el compañero de habitación.
Otro mito es: “si duermo el doble recupero el sueño perdido, lo cual es falso. Uno más: si tengo somnolencia diurna no estoy durmiendo lo suficiente, aunque también puede ser consecuencia de estar enfermos y el cerebro nos indica que durmamos para reparar nuestra salud”, consideró Pilar Durán.
Día y noche
Por otra parte, Pilar Durán señaló que cuando envejecemos dormimos más durante el día y menos en la noche; un recién nacido duerme 16 horas diarias en promedio; mientras que, durante el primer año de vida, los niños lo hacen 14 horas con dos siestas durante el día; a los cuatro años, tienen un sueño de 10 horas y una siesta al día. Sin embargo, cuando se llega a la adultez disminuye la necesidad de dormir, pero nuestro sueño se hace más eficiente.
Precisó que cuando se llega a la etapa de adulto mayor, “nuestro sueño vuelve a ser como el de un recién nacido, es decir, mi arquitectura del sueño se fragmenta disminuyendo la cantidad de sueño MOR (fase en la que aumentan la actividad cerebral, la respiración, la frecuencia cardiaca y la presión arterial de una persona mientras los ojos están cerrados y se mueven con rapidez).
Recalcó que conforme las personas van envejeciendo, “se tiene necesidad de descansar menos, pero nuestra estructura del sueño se rompe y empezamos a tener problemas de memoria, porque el sueño MOR ya no está tan estructurado”.
En ese proceso, hay enfermedades o alteraciones que pueden agravarse como las afecciones neurodegenerativas. Si no descansamos bien y suficiente durante la noche, empeoran muchas de nuestras condiciones orgánicas y casi todos los desórdenes del sueño, como insomnio, narcolepsia, hipersomnolencia, apnea del sueño, alteraciones en el ritmo circadiano, desordenes de las ensoñaciones, síndrome de piernas inquietas y los problemas metabólicos, se agravarán.
El Neurofest 2024 se desarrolló en Universum con la participación de las facultades de Ciencias, Psicología y Medicina (FM); el Instituto de Fisiología Celular y la Clínica de Trastornos del Sueño de la FM de la UNAM, así como los institutos nacionales de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez y el de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, además del Grupo Interdisciplinario en Neurociencias y Arte, A. C.