Con la muestra en video Experimentos íntimos, la Cátedra Extraordinaria Gloria Contreras en Danza y sus vínculos interdisciplinarios dio a conocer los procesos creativos generados por los integrantes del Seminario de Videodanza Experimental impartido por la artista escénica y visual Maya Ponce.
Durante dicha actividad académica, cada participante realizó un proceso de investigación experimental sobre la relación cuerpo-video, construyendo una pieza audiovisual en la que se diera cuenta del proceso íntimo de creación.
La muestra de 16 piezas audiovisuales comienza con Ánima silla, interacción que consuma las formas del objeto de cuatro patas, asiento y respaldo. Creación de Valentina Hidalgo, quien eligió para su interpretación Gymnopédie num. 1, composición del pianista francés Erik Satie.
Le siguió Mishell Banda, quien a partir de manchas disonantes expresó con sus manos “mucho más de lo que hubiera podido hacer con sus pálidos labios”. Catalgia, nombre de la pieza. Música de Elio Santana.
A continuación se presentó Cuando pensaba en vos, de Claudia Régules, mujer durmiente arropada por tonalidades que pasaban del rojo al violeta. Su sueño es discordante: un par de flores de cempasúchil secas puestas en un recipiente de cristal con el agua a tope y, en contraste, ella dormitando con una pluma de ave sobre su garganta. Pasa a un primer plano Alina, composición del estonio Arvo Pärt interpretada por Jeroen van Veen.
Dio paso a Háptikos, refugio y a la vez espectro en la hoguera o danzas que se disipan. Es un espacio para las memorias y los silencios que habitan en la piel de una mujer madura, imagen repetida de cada pliegue y contorno suyo. Detalles íntimos: ombligo, vellosidades, lunares, cabellera plateada, oreja izquierda y párpado derecho. Close Up a las corporeidades de Paola Vargas y Huascar Rodríguez. Al fondo Kamasa, música de Retrovisor.
Llegó el turno de Turrón de momentos, pieza de Jacsiry Fonseca en la que también interviene pasivamente su perro Simón. Pereciera adherirse ella a uno de los muros de su habitación, vemos en relieve su delgada figura ataviada en un vestido negro con dibujos de flores blancas. Su imagen se torna fantasmal, la más real es la de su mascota que reposa echada en el largo sillón de la estancia.
En Dedico, pieza de Kaleb Vázquez, ella espera a su amado una fresca noche sentada en la acera de una avenida transitada. Ambos han ido y venido, subido y bajado, pero el encuentro no se da. Ya en el interior de su cuarto, piensa en escribir una carta para esa persona que se fue, misiva que no manda y decide quemar. La música es de César Camarero.
“No tengas miedo del compás, él es nuestro tiempo… El tiempo es muy generoso con nosotros, lo percutimos con dulce sabor a victoria… Conquistamos el destino al bailar en un cierto tiempo, en un cierto espacio”. Estos son algunos fragmentos del texto que en voz de Lerenia Aurora ejecutan dancísticamente Natalia Andrade e Isaí Rivera. Se acompañan de la canción Circles, de Benjamin Waldmann. Una joven pareja se complementa en cada pisada, se ven a sí mismos como los amantes perfectos. La pieza está basada en la obra de Félix González-Torres: Sin título. La idea y dirección es de Ismael Meyer.
Los experimentos íntimos continuaron con Jajogueroguata va’ ekue, de Jandro Villamayor; vino enseguida una creación unipersonal de Julieta Galindo con texto de Ernesto Edwards; y luego el performance Namu, de Saraí Valle con sonido ambiental y realización de Dan Monroy; junto la pieza denominada Vam, de Valentina Navarrete con música del álbum Migration-Bonobo y la melodía Dedicacé Outò, interpretada por la banda australiana Dead Can Dance.
La visión contemporánea de la labor dancística, “el diálogo entre la danza y el impulso erótico del conocimiento”, se mantuvo constante con otras piezas más: Dolor, de Jenny Jiménez, quien anclada a sus dolencias sin matices se introdujo en el universo musical del dueto Metek & Zreen Toyz; lo mismo ocurrió con Sur, donde se alternaron imágenes de danzantes de Pasto, Colombia, en el carnaval de negros y blancos, con las de la joven Lisseth Rincones, a quien se le ve sostener con delicadeza entre sus manos una vela encendida. La música que las une artificialmente es Despertar Arequipeño, composición de Lauro Toscano.
La muestra se acercó a su final con Descodificación, de Coralia Nicole, dedicada a “los humanos que poseen cualidades animales, que ven el árbol y también el bosque, que escuchan la tierra abierta por la semilla y la partitura de la roca por el agua”. Las dos últimas piezas fueron Evaporarse, de Melanie Robles, quien a campo abierto se desplaza replicándose en cada movimiento invadido por el sonoro fluir del agua, y Mnémica, de Antonina Valderrama, con música de su hermano Nicolás. Ésta se trata de una naufragante invitación para que el espectador virtual contemple a mar abierto el horizonte en el que todos los escenarios se desvanecen.
Esta actividad puede verse en el canal de Youtube y la página de Facebook de la Cátedra Gloria Contreras.