Día de Puertas Abiertas en Ciencias del Mar y Limnología

Exploran en el océano de las vocaciones

El país requiere realizar ciencia en el ambiente acuático: Díaz Jaimes

Fotos: Diana Maldonado.

El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) abrió sus compuertas para generar vocaciones científicas. “El país requiere de realizar ciencia en los temas que nosotros desarrollamos: el ambiente acuático, los océanos, porque son asuntos primordiales, y estamos rodeados de costas, tenemos una gran cantidad de cuerpos de agua, hay que cuidarlos”, dijo Píndaro Díaz Jaimes, director de ese Instituto.

Según el propio ICML, la nación posee más de 11 mil 500 kilómetros de líneas de costa en la que existen aproximadamente un millón 500 mil hectáreas de lagunas costeras y esteros, además de cinco mil 127 km2 de islas marinas.

Por ello, la apuesta “es hacerle llegar el mensaje a las generaciones que están justamente formándose, jóvenes de bachillerato, alumnos de licenciatura, es donde avocamos nuestro esfuerzo para difundir la labor que realizamos”.

Especialmente, dijo, tratando de generar vocaciones científicas, porque los escenarios que se presentan en la actualidad son cambio climático y sequías, entre otros. “Eso nos ocupa para formar los cuadros necesarios y que el país pueda así afrontar esos retos”.

Algo en particular le inquieta al titular del ICML: “El asunto de los plásticos en los mares ya es algo preocupante. Son situaciones que inician aquí, el consumo de plásticos que realizamos en las grandes ciudades se convierte en un problema que termina en el mar”.

El uso y disposición irresponsable por parte de los usuarios de ese tipo de materiales “nos está generando ya un problema, se nos revierte porque muchos de esos productos al final se convierten en microplásticos que son consumidos por organismos que después ingerimos en forma de alimentos del mar”.

Así, el ICML, abrió sus puertas a estudiantes y público en general para compartir la investigación científica que se formula, y charlar con las y los académicos.

En esta edición hubo tres actividades preponderantes: charlas en el Auditorio Agustín Ayala Castañares; estands con demostraciones en la Sala de Usos Múltiples; y visitas guiadas a 21 laboratorios, entre los que estuvieron: Energías del Océano; Toxinología Marina; Sedimentología; Micropaleontología y Paleoceanografía; Geoquímica; Zooplancton; Contaminación Marina; Química Acuática, Ecología Pesquera de Crustáceos; Genética; Ecología del Bentos, y Ecosistemas Costeros, entre otros.

En algunas de las cinco rondas de recorridos por el laberintico inmueble del Instituto pudieron apreciarse tanto estudiantes de educación media superior de instituciones públicas o privadas, como académicos de otras instituciones, y hasta alumnos de educación básica que formularon preguntas una y otra vez.

Quizá de las vitrinas más sorpresivas para los visitantes, fueron las halladas en el Laboratorio de Ecología Pesquera de Crustáceos, el cual muestra, trabaja y examina con rigor las muestras halladas de hasta tres y cuatro mil metros de profundidad en el Golfo de México, a través del gran buque universitario Justo Sierra.

Se analiza la biodiversidad de megacrustáceos y de los recursos pesqueros de la plataforma y talud continental de dichas costas. En otro recodo del inmueble, se encuentra el Taller de Sedimentología, donde los interesados conocieron y tuvieron la oportunidad de explorar la textura de diferentes playas como la de Arbolillo, Veracruz, que es en algunos rincones prácticamente negra.

El timón los llevó hasta Micropaleontología y Paleoceanografía, donde revisitaron la historia de los océanos, y dando una vuelta más, estuvieron en la Arenoteca, colección de fragmentos de dunas continentales y costeras.

Ya en la “puesta” de la visita, los visitantes se retiraron a las orillas con el cuidado de no crear residuos o contaminantes, porque “el mar inicia aquí”.

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