La crisis se da porque ahora cualquiera puede generar contenido

Fake News, síntoma del “debilitamiento institucional de las democracias”

Los medios de comunicación tradicionales perdieron la posibilidad de construir la verdad social: Luis Ángel Hurtado, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

El Internet llegó para quedarse, lo que ha llevado a los medios de comunicación tradicionales a adaptarse o morir”, comenta Luis Ángel Hurtado, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y añade: “De 2010 a la fecha muchos desaparecieron y pasó en todo el mundo. Televisa durante muchos años se negó a ingresar a la era digital, ahora tiene proyectos que son enteramente digitales. Los medios de comunicación tuvieron que ingresar porque la competencia está muy fuerte en ese ámbito”.

La obligación de competir en espacios digitales ha provocado que los medios adopten las dinámicas propias del Internet, creando “un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de la desinformación digital. La crisis se da porque ahora cualquiera puede generar contenido y si cualquiera lo hace, puede también posicionar información en la agenda mediática. Eso no significa que difundan la verdad. Los medios de comunicación tradicionales perdieron la posibilidad de construir la verdad social. Se fraccionó, tenemos microverdades en el sentido de que cualquiera puede presentar lo que considere como tal”.

Este fenómeno de desinformación no está ligado meramente a las dinámicas digitales. Para Hurtado está relacionado de manera más amplia con “el debilitamiento institucional de las democracias, el posmodernismo mismo, los avances propios de la sociedad que llevan a decir ‘no existe una verdad absoluta, sino muchas verdades’. Eso ha generado la crisis que estamos viendo en materia de verdad”, agrega el investigador.

De los usuarios de Internet fijo, de acuerdo con Instituto Federal de Telecomunicaciones (http://www.ift.org.mx/sites/default/files/comunicacion-y-medios/comunicados-ift/comunicado110ift.pdf), 28.6 % revisa sus redes sociales cada 10 o 30 minutos durante el día; mientras que 46.5 % lo hace principalmente por la noche. En tanto que para los usuarios de telefonía móvil, 26.4 % revisa sus redes sociales al día cada tres horas o más.

Estos datos, apunta Hurtado, demuestran la manera en que las redes sociales y el Internet se han convertido en el medio de comunicación preferido del público, además de ser su herramienta principal para compartir y difundir información.

Al perder el monopolio de la verdad “los medios de comunicación dejan de tener el poder o el papel de generar agendas mediáticas, algo importantísimo, y la facultad de ser filtradores de la información, además de la capacidad de decidir quién sí aparecía en los medios y quién no”.

Realidad, en segundo plano

El autor del libro Fake News: el enemigo silencioso compartió que en su trabajo de investigación ha descubierto que “la gente, aunque sabe que un dato no es verdadero, no le importa. Decide compartir el contenido porque eso le hace sentirse bien. Estamos hablando entonces de una cuestión más que de defender y generar consensos sociales, de construcción de la verdad, ahora cada quien construye lo que quiere.”

“La pandemia de la Covid-19 vino a reafirmar esto. Hubo personas que sabían que el virus existía pero lo negaban porque deseaban seguir llevando su narrativa, porque eso les generaba tráfico, likes, shares o comentarios que alimentan el ego. Había quienes aun comprobando científicamente que las vacunas eran necesarias para contener el virus, decidieron que no era importante porque sólo ellos deciden sobre su cuerpo, aunque eso perjudique a terceros. Estamos ante un escenario caótico, donde la verdad está en juego”.

La situación exacerba la disyuntiva que viven los medios de comunicación, de acuerdo con Hurtado: “Los medios no han entendido que están en la dinámica digital, en la que se pelea segundo a segundo la audiencia. Al pelear la audiencia dejan de lado un elemento importantísimo: la verificación de datos. Ellos caen en el juego de generar escenarios idóneos donde la proliferación sigue germinando. ¿Qué deben hacer? Bajar la intensidad de la información inmediata, pero eso lamentablemente los pone en desventaja”.

Al ver los acontecimientos de una guerra o una pelea en un estadio de futbol, argumenta Hurtado, “recibimos un estímulo, comentamos, tomamos partido. Criticamos mucho las fake news, pero sólo exacerbamos que las personas consuman este tipo de información sesgada, sin importar la realidad”.

El especialista finalizó advirtiendo: “Creíamos que el Internet nos iba a liberar, tendríamos acceso a la información y libertad de expresión. Pero no, es un medio que sólo presenta una parte de la realidad a conveniencia de los intereses de propietarios y de las grandes potencias. Es el riesgo que vivimos, escenario perfecto para más discursos de odio, polarización, desinformación digital y posverdad”.

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