Con una trayectoria de siete años de investigación en espacios culturales independientes, Teresa Kano, antropóloga social, consultora y gestora, resaltó la escasez de información sobre la gestión financiera en los sectores artísticos, un vacío que impide la dignificación de quienes se dedican a esta área.
La conferencia A Varios Fuegos: abrir y sostener un espacio cultural independiente se realizó en la Facultad de Artes y Diseño (FAD) el pasado 25 de abril y participaron Teresa Kano y Mishelle Muñoz, maestra en Administración y Gestión en las Artes, y asesora en políticas culturales.
Kano señaló el motivo central de la conferencia: la importancia vital de las redes y el trabajo comunitario. Enfatizó que “la colaboración y la conexión entre los diversos actores del mundo artístico son fundamentales para garantizar la viabilidad a largo plazo de los espacios culturales independientes”.
Asimismo, instó a los implicados en esta industria a asociarse estratégicamente. “Es esencial buscar alianzas con quienes se busca generar sinergias”. En este sentido, Kano lamentó la mentalidad competitiva que a menudo prevalece en el ámbito artístico, alimentada por convocatorias para becas y premios. Esta postura obstaculiza la consolidación de redes sólidas dentro de la comunidad.
“En lugar de vernos como contrincantes, adoptemos una perspectiva colaborativa, reconociendo que sólo a través del trabajo en conjunto se puede construir un entorno verdaderamente sostenible y enriquecedor”, expresó.
Recalcó, además, lo esencial que resulta diversificar las redes. Advirtió sobre los riesgos de trabajar de manera exclusiva en círculos homogéneos (por ejemplo, relaciones únicamente entre artistas), en los que la falta de diversidad puede conducir al estancamiento, y con el tiempo, al fracaso del proyecto.
Por otro lado, Kano destacó el valor intrínseco de los espacios independientes en contraposición a la centralización del arte en instituciones como museos y galerías. “Los espacios autónomos proporcionan acceso cultural a estratos sociales no privilegiados, asegurando así la supervivencia de la cultura fuera de los círculos tradicionales”.
El desafío inicial en la sostenibilidad de estos sitios, según la observación de Kano, radica en la transición del valor simbólico al valor material. “Este dilema se agrava por el arraigado moralismo entre artistas y gestores de espacios autónomos, quienes a menudo rechazan la idea de recibir dinero, considerándolo mundano y menor”.
Sumado a lo anterior, la antropóloga advirtió que “muchos proyectos artísticos operan desde una burbuja aislada, desconectados de su entorno. Esta falta de arraigo en el contexto local dificulta la atracción de consumidores y espectadores. Para contrarrestar este fenómeno, lo mejor es desaprender viejos paradigmas y crear nuevas identificaciones arraigadas a nuestros entornos”.
Para garantizar la sostenibilidad de estos espacios, Kano ofreció una serie de recomendaciones fundamentales. Entre otras tantas sugerencias, remarcó la necesidad de una organización financiera clara y transparente, así como una planeación meticulosa que permita anticipar desafíos y optimizar recursos.
También resaltó la importancia de invertir en áreas que interesen al público objetivo, reconociendo que un espacio cultural debe percibirse como un servicio para garantizar su viabilidad a largo plazo. Es esencial, además, tener una identidad definida para el proyecto y mantener un ambiente de empatía y reciprocidad dentro del equipo organizador. “En este sentido, trabajar en la gestión del ego y promover una comunicación efectiva y una escucha activa son prácticas esenciales para evitar tensiones que puedan poner en riesgo la estabilidad del proyecto cultural independiente”.
La conferencia fungió como introducción a la Cátedra de Investigación-Producción empresarial en artes y diseño, el proyecto institucional de la FAD coordinado por Mishelle Muñoz y enfocado en las economías creativas, las empresas y las organizaciones en las artes y el diseño con el propósito de fortalecer iniciativas de la comunidad universitaria y contribuir a la sostenibilidad de los sectores culturales. La iniciativa, finalmente, promete una nueva y urgente formación para los y las alumnas que se encargarán de sostener la vida cultural en nuestro país.(Ouali Samir Belkacemi Estrada/Prácticas profesionales)