Frida Kahlo: arte e icono de México

Se ha trivializado su trabajo para que encaje en una fidolatría superficial

El 14 de julio de 1954 llovió todo el día. Llovió como si llorara el cielo. Frida Khalo había muerto. Ataviada de tehuana, en polvo se convertía, mientras sus amigos entonaban La Internacional ante Diego su esposo, Siqueiros “El Coronelazo”, el poeta Carlos Pellicer y el expresidente Lázaro Cárdenas.

Un año antes se había realizado la primera y única exposición de Khalo en México. Pese a la prohibición médica, Frida llegó en una ambulancia a la Galería de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México. Cantó, bebió y contó chistes.

Meses después le amputaron una pierna por una infección de gangrena. Se deprimió e intentó varias veces suicidarse. Para curar sus malestares, viajaría a Varsovia, pero ya no le alcanzó el tiempo.

Murió, a las cuatro de la mañana, el 13 de julio. Oficialmente, de embolia pulmonar. Tenía 47 años.

Fue velada –cubierto su féretro con la bandera de la hoz y el martillo— toda la noche en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes. Miembros del Partido Comunista le rindieron ahí homenaje.

A las dos de la tarde, por su voluntad, fue cremada en el Panteón Civil. Sus cenizas, en una urna con forma de sapo, descansan en La Casa Azul.

Frida se pinta sola

“Espero alegre la salida, espero no volver jamás”, se lee en la última entrada de su diario.

Pero volvió… Fue, es reconocida. Frida es su pintura. Arte donde ella se pinta sola, desde el dolor. Alguna de su obras destacadas son Mi nana y yo, Autorretrato con Traje de Terciopelo, Autorretrato con traje de tehuana, El nacimiento, La columna rota, Las dos Fridas, Autorretrato con collar de espinas y colibrí, The wounded deer

Comenzó pintando rosas, caballos y niñas. La tragedia la llevó a plasmar escenas oníricas, surrealistas. Luego, en su obra figuran las fuerzas opresoras y estimulantes de la tierra y del sexo, con una ternura maternal que no conoció. También el folclor y el popularismo.

Expuso por primera vez en 1938 en la Julien Levy Gallery de Nueva York. Un año después participó en la Exposición “Méxique”, en Paris. Y en 1940, en la Exposición Internacional del Surrealismo, realizada en galerías en México como París.

Desde 1984 sus obras son consideradas Patrimonio Artístico Nacional de México.

La Mesa Herida

Como su vida, su cuadro La Mesa Herida se ha vuelto un misterio. Nadie sabe donde quedó. O quien lo tiene.

Se exhibió sin conocimiento de Frida en el MoMA (Museum of Modern Art) y luego regresó a la Casa Azul

En una conferencia en la UNAM en 2016, Helga Prignitz, especialista en la obra de Kahlo, dijo que La Mesa Herida fue exhibida en 1940 en la Muestra Internacional del Surrealismo. Pero no le fue bien: “pintura de horror pesadillezco” y es una forma de autosuplicio de la arista, dijo la crítica.

Kahlo —dice la especialista del Instituto Iberoamericano de Berlín— envió a la URRS La Mesa Herida “como un regalo muestra de amistad, pero allá fue fue calificada de ‘arte formalista burgués decadente’”.

Frida aparece sentada en la mesa con vestido de tehuana. Los pies de la mesa son manos y en cuatro puntos hay vulvas sangrando, evocación de los abortos y abusos que sufrió. Junto a ella, aparecen sus sobrinos e invitados siniestros como Judas de Semana Santa y una imagen relacionada con el suicidio.

En ese óleo Frida portaba joyas de verdad. Sin embargo, cuando en 1954 se le vio por última vez en una exhibición en Polonia, ya no tenía el collar de jade.

Un reporte periodístico, fechado el 15 de junio de 2020, asegura que un marchante de arte español aseguró, sin revelar el nombre del “dueño”, que este cuadro surrealista de Kahlo sería puesto a la venta en un valor estimado de 20 a 40 millones de euros.

Frida es su casa

Como Pita Amor, que escribió Yo soy mi propia casa (Escaleras sin peldaños/mis penas son para mí, cadenas de desengaños, tributos que al mundo dí), Frida también en su casa.

Nació en la Casa Azul el 6 de julio de 1907, aunque ella decía que había nacido con la Revolución de 1910. Vivió ahi, casi toda su vida, con sus padres y luego con Diego. Y en otra casa diseñada por Juan O’Gorman, convertida en Museo Casa de Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, vivo seis años.

Hoy la Casa Azul es el Museo Frida Kahlo, uno de los más concurrido de la CDMX. Siempre hay que hacer fila para entrar y conocer algo de Frida mujer, Frida artista; su cuadro Viva la vida y otras obras, sus vestidos, la colección de arte popular de Frida y Diego. Su cocina y sus estudios, sus aposentos, la colección de arte prehispánico de Diego.

Puedes hacer un recorrido virtual por la Casa Azul en: recorridosvirtuales.com/frida_kahlo

Su imagen, apropiada

Con los años la fridomania llegaría para quedarse. Icono de México, Frida: mujer, pintora y comunista, es símbolo de rebeldía y feminismo, pero también un gran negocio: como con la imagen del Che Guevara, han hecho con sus negras cejas cejijuntas souvenirs: tazas, playeras, bolsas… y muñecas.

De ella, la escritora Valeria Luiselli apunta: “Frida, la cabrona insolente. Frida, la artista discapacitada. Frida, símbolo del feminismo radical. Frida, la víctima de Diego. Frida, el ícono chic, de género fluido, bella y monstruosa. Bolsas de Frida, llaveros de Frida, camisetas de Frida. Y también, la nueva Barbie Frida (sin uniceja). Frida Kahlo ha sido sujeta al escrutinio global y a la explotación comercial. Curadores, historiadores, artistas, actores, consulados mexicanos, museos y Madonna se han apropiado de ella.

“Con el paso del tiempo —puntualiza la autora de Los niños perdidos— esta avalancha ha trivializado el trabajo de Kahlo para que encaje en una fidolatría superficial”.

Asimismo, es personaje central en películas y teatro. La cinta Frida; naturaleza viva, de Paul Leduc y con Ofelia Medina como Khalo, aborda la controvertida vida de la pintora. Salma Hayek también produjo y la personificó en el melodrama Frida. Hasta un monólogo se aventó la actriz Minerva Velasco: Frida: Viva la vida. Quizá no tarde Netflix en realizar la serie de Frida.

Hay libros en torno a su obra y vida. La revista Gatopardo recomendó en 2019 cinco libros que no debes dejar de leer: Frida Kahlo: detrás del espejo, de Gerry Souter (Editorial Numen, 2005); El diario de Frida Kahlo (editorial La vaca independiente, 2001); Frida Kahlo. Una vida abierta, de Raquel Tibol (UNAM, 1983); Frida Kahlo, un homenaje (Artes de México, 2004); Frida, de Jonah Winter (Alfaguara, 2003)

En Facebook tiene su sitio oficial y muros de grupos de seguidores donde solo se admiten frases e imágenes relacionadas con Frida Khalo. O donde se comercia con su imagen: ya hasta venden protectores contra la Covid-19 con el nombre de FK.

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