Electricidad y agua desalinizada, los beneficios

Gran potencial de México para extraer energía del mar

El Instituto de Ingeniería lidera proyecto nacional para aprovechar el uso de plantas de conversión

Diversos estudios en el ámbito internacional revelan que el agua de los océanos retiene cerca de 15 por ciento del total de la energía solar. Parte de ésta se puede obtener por medio de plantas OTEC (acrónimo en inglés de Conversión de Energía Térmica del Océano) que funcionan cuando el calor de la superficie del mar se intercambia a un fluido de trabajo que se evapora y el vapor logrado mueve una turbina; finalmente, el vapor regresa a su estado líquido por medio de agua fría bombeada de una capa profunda del mar.

Para Miguel Ángel Alatorre Mendieta, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), México tiene gran potencial en energía por gradiente térmico del mar en la que se utilizan las diferencias de temperatura entre las aguas oceánicas superficiales cálidas y profundas frías para producir electricidad y abastecer a una comunidad entera.

“Plantas ya en producción, de potencia de un megavatio, hay en la India para generación de agua desalinizada y en Corea del Sur, donde se construyó una planta a bordo de un barco que se instalará en una isla de la polinesia para producción de energía y agua desalinizada. Las plantas experimentales de potencia de kilovatios se han hecho en Japón, Corea del Sur, Hawái y en la Isla Reunión, perteneciente a Francia y se encuentra en el océano Índico”, pormenorizó.

Dijo que expertos de los países involucrados en plantas OTEC se reúnen año con año para comunicar los avances en investigación, aplicación y uso de éstas. México desde hace varios años se sumó a este grupo, y este año fue sede del Octavo Simposio Internacional OTEC, organizado en línea y coordinado por el ICML y la Universidad del Caribe, en Quintana Roo, donde actualmente se está fabricando el prototipo de un kilovatio a nivel laboratorio que, aunque es una energía modesta, es el primer paso para escalarlo a mayores dimensiones.

Ejemplo de una planta instalada en Japón. Foto: cortesía de Miguel Ángel Alatorre.

Esfuerzo multidisciplinario

El Centro Mexicano de Innovación en energías del océano (CEMIE-O), prosiguió, es un proyecto nacional –que lidera el Instituto de Ingeniería de la UNAM y conformado por más de 50 instituciones– que constituye un esfuerzo multidisciplinario que imprime un impulso a la aplicación del conocimiento científico en el desarrollo de técnicas y tecnologías de punta para la extracción de la energía del océano, su conversión y distribución.

“Dentro de la iniciativa CEMIE-O, el ICML, el Instituto de Ingeniería, la Universidad del Caribe y la Universidad Autónoma de Baja California Sur nos centramos en estudiar la energía térmica. Sin embargo, desde el ICML coordinamos la línea de obtención de energía por gradiente térmico del agua oceánica, ya que México cuenta con muchos lugares con gran potencial para instalar plantas OTEC”, señaló.

Algunos de los sitios con este gran potencial de explotación de gradiente térmico pueden ser Los Cabos, Baja California Sur; Cozumel, Quintana Roo; Puerto Ángel, Oaxaca, y Bahía de Banderas, Jalisco.

El experto del área de Oceanografía Física comentó que así como la planta OTEC puede estar enfocada en conseguir energía, también es posible obtener agua desalinizada; esto es importante, pues si en el norte del territorio nacional hay escasez de este recurso natural, con este proceso se podría llevar a donde haga falta.

“Las bondades que tienen las plantas OTEC son que el combustible es el agua caliente del mar, su funcionamiento es permanente, su operación puede depender de un número reducido de personas y lo mejor es que la contaminación es mínima. Aunque la inversión inicial es costosa, estas plantas son una buena inversión a largo plazo, por lo que si México apuesta a esto en poco tiempo tendremos energía limpia, agua y electricidad, si se instalan de una manera moderada para que su impacto ambiental sea mínimo”, planteó.

Reconoció que desde la Universidad Nacional se impulsan estos desarrollos científicos y tecnológicos que deben continuar no sólo para unos cuantos años más, sino para un futuro más lejano. Aquí también se han formado alrededor de una decena de jóvenes y varios de ellos de doctorado, por lo que la investigación y generación de conocimiento está orientada en beneficiar a la sociedad mexicana.

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