Alejandro Solalinde en Ciudad Universitaria
“Hambre de ayudar a los migrantes”
El sacerdote católico y activista de los derechos humanos llamó a la comunidad de esta casa de estudios a “dar algo de lo que se nos ha dado”, ser creativos y solidarios
“No es ni un mal ni un problema. Es una gran bendición. La migración es como la respiración, es parte del movimiento natural de la humanidad”. Esta fue la respuesta enfática de Alejandro Solalinde, el sacerdote católico que en 2007 decidió abrir un refugio de migrantes en Ixtepec, Oaxaca, y que al año atiende a más de dos mil migrantes que cruzan territorio mexicano con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Los que cruzan actualmente “no solamente son haitianos: hay venezolanos, africanos y todos los demás de América Latina que siempre han buscado llegar a Estados Unidos. Hoy se ha hecho una mayor crisis porque el gobierno, quitando al presidente, no ha podido establecer políticas públicas coherentes, no ha podido manejar correctamente la situación de los migrantes; no ha resuelto, ha habido titubeos, indecisiones”, señaló sobre la actual crisis al respecto que experimenta el país.
Según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), de enero a agosto de este año se han detenido a 147 mil 33 personas migrantes “que transitaban en condición irregular por territorio nacional”; esta cifra, de acuerdo con la propia dependencia, “representa el triple de lo registrado durante el mismo periodo de 2020”. Los detenidos provenían de 21 países distintos, la mayoría de América Latina: 438 de Honduras; 355, Guatemala; 70, Nicaragua; 70, El Salvador; 65, Haití; 37, Ecuador; 25, Cuba; 14, Brasil; 14, Venezuela; 6, Colombia; 6, Estados Unidos; 4, Chile; 4, Guayana; 3, Perú; y de República Dominicana, Argentina, Belice, Panamá, Bulgaria, Francia y Gabón hubo uno de cada uno.
Esas cifras de detenciones, argumentó Solalinde, son una demostración de las oportunidades que se pierden en México al ver a la migración como un problema a solucionarse y no como una oportunidad de desarrollo para el país y las personas en tránsito.
“Una cosa es la presión de Estados Unidos y otra muy distinta es no saber las posibilidades que tiene México. Mediante la creatividad se tienen que dar opciones, pero no lo están haciendo. Ha sido un desempeño errático el del Instituto Nacional de Migración”, sentenció el sacerdote.
Solalinde dijo durante su paso por Ciudad Universitaria que si las cifras de migrantes no han bajado sino aumentado se debe a que se ha hecho poco internacionalmente por resolver los problemas que aquejan a las naciones de procedencia, imponiendo soluciones a corto plazo que ignoran los motivos de la migración.
“Es no entender bien lo que está pasando, el por qué de la salida de sus países de origen, es falta de creatividad: qué hacer con ellos aquí. La lógica de la represión, la contención, la repatriación; se queda en el escritorio, en el burocratismo y la insensibilidad. Están haciendo cosas que no ayudan ni convienen. Para bien o para mal hay que agregarle que la presión de nuestro vecino del norte es una constante. México es un país obligado de tránsito porque somos vecinos de Estados Unidos, esto en cuestión de migración nos marca mucho.
“Insisto en que Estados Unidos puede decir ‘no me mandes tanta gente’, lo que no puede decir es qué puede hacer México con la gente que se queda esperando o que definitivamente no quiere ir allá. En estos dos últimos meses he aprendido lo que no te imaginas con la situación de migración. Por ejemplo, esta vez Estados Unidos llegó al límite de decir ‘no te dejo entrar’ y si entras te deporto, entonces los haitianos están viendo que los están deportando a Puerto Príncipe. El antecedente de (Joe) Biden, cuando era vicepresidente de (Barack) Obama, es que rompieron los récords de deportación”, añadió el coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano.
Situación actual
Ante el creciente número de deportaciones, afirma Solalinde, muchos de los haitianos que llegan a nuestro país han iniciado los trámites legales para residir en México y así tener mejores opciones a futuro.
Los números del INM respaldan la idea: 16 mil 919 personas de nacionalidad haitiana recibieron su documentación migratoria vigente durante el mes de septiembre, las cifras fueron difundidas por el instituto en un boletín fechado el pasado 3 de octubre. Esta acción refrenda el compromiso “por una migración segura, ordenada y regular, y la salvaguarda y respeto de los derechos de las personas en contexto de movilidad sin menoscabo de su origen o condición política, social o económica”, indicó la dependencia en el comunicado.
Para Solalinde el compromiso con los migrantes del mundo debe ir más allá de los papeles y reflejarse en los hechos diarios: “Ellos dicen: ‘bueno si me deporta Estados Unidos para qué voy, mejor me voy a quedar’, entonces no exigen, lo único que piden son papeles para estar regularmente en México.
“Cuando los hermanos haitianos me dijeron ‘nosotros estamos decididos a quedarnos’, entonces dije ‘perfecto, es ahora cuando México les puede brindar muchas oportunidades’. He estado trabajando, lo primero que necesitan es un lugar para que puedan vivir su cultura, sus costumbres. ‘Que queremos hacer nuestra comida, perfecto, ahí están parrillas, estufas, mesas, sillas, para que ustedes la hagan. Que necesitamos comida, ahí está la bodega del albergue, entren tomen lo que necesiten y háganlo a su manera, respeten’.
“Me ofrecí para platicar con las autoridades comunales para que les cedan un espacio y ellos puedan hacer su propia colonia, que hagan sus casas, siembren sus propios árboles o las plantas que ellos quieran. Irles apoyando con ayuda nacional o internacional”, agregó.
“México es maravilloso, hay gente muy linda y solidaria, tenemos hambre de ayudar, Es de los pueblos más maravillosos que hay. Se quitan lo propio para ayudar a los demás, es algo maravilloso”, consideró.
– ¿Qué le diría a los universitarios?
“A la comunidad universitaria, a los trabajadores y docentes de la UNAM, quiero decirles que tienen un gran compromiso, hemos recibido tanto del pueblo a través de la educación gratuita, de esa seguridad social, que tenemos que dar algo de lo que se nos ha dado. Ese algo hay que darlo en amor a través de nuestro servicio, no caer en el burocratismo, seamos creativos y generosos, compartamos algo de lo mucho que hemos recibido”. Y para concluir hizo una invitación:
“La migración no es un problema, es una oportunidad grandísima. Todas y todos somos migrantes, todos de alguna manera, por lo menos migrantes existenciales sí somos, porque algún día nos tendremos que ir. Pero físicamente nadie vive y muere en el lugar en que nace, tenemos que cambiar. La migración debe ser vivida con alegría, con lo necesario, tener conciencia y recordar que siempre estamos en camino, y no aferrarnos a las raíces sabiendo que algún día nos vamos a ir. Qué pena sólo vivir para las cosas, perder la oportunidad de tener amigos y vivir intensamente, hay que entrar al bailongo, la vida es preciosa, es una fiesta y no hay que perdérsela”.