Inhiben la liberación de glucosa hepática

Hay principios activos en algunas plantas para tratar la diabetes

En comunidades rurales de México, 93 por ciento de los pacientes combinan medicina tradicional y tratamiento

Un posible mecanismo de acción común de plantas empleadas para tratar la diabetes es la inhibición de la gluconeogénesis, es decir, del proceso de síntesis de la glucosa en el hígado, afirmó Adolfo Andrade Cetto, académico de la Facultad de Ciencias (FC).

Es el caso de las especies Cecropia obtusifolia, Malmea depressa, Smilax moranensis o Rhizophora mangle, indicó el autor con más trabajos en el ámbito mundial (Scopus) sobre esa enfermedad y plantas medicinales.

En México, los diabéticos en comunidades rurales emplean medicina tradicional de manera complementaria al tratamiento médico, en casi todos los casos: “93 por ciento utiliza una combinación de ambos; cinco por ciento usa sólo fármacos y dos por ciento únicamente plantas”.

En el seminario Cómo Funcionan las Plantas para Tratar la Diabetes, en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), expuso que cuando estamos en ayuno, el hígado produce glucosa, azúcar. En el caso de los enfermos de diabetes se puede evitar que eso suceda en exceso, y algunos compuestos de las plantas impiden que ese órgano aporte glucosa al torrente sanguíneo.

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Andrade Cetto recordó que la diabetes se clasifica en cuatro tipos siendo tres los principales, y cerca de otros 25 son “patologías que nos conducen a un elemento en común: el aumento de glucosa sanguínea”.

En México esta afección ya es una pandemia, y su prevalencia es de 12 por ciento. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 8.7 millones de mexicanos sufren diabetes, pero no se consideran a los no diagnosticados, lo cual sumaría cerca de 12 millones. “Ocupamos el noveno lugar entre las naciones con más diabéticos, y para 2025 ascenderemos al número siete. Es un problema de salud que seguirá creciendo”, sentenció.

En la diabetes tipo 1, la insulina –hormona producida por el páncreas que ayuda a que la glucosa o azúcar pueda entrar a las células y obtengan energía para hacer funcionar nuestro cuerpo– se halla disminuida y su secreción puede llegar a ser nula cuando aquel órgano deja de funcionar.

En el tipo 2 sí hay insulina, sin embargo, fallan sus receptores. Es decir, aunque esté en el torrente sanguíneo, la glucosa no puede entrar a las células blanco y su concentración se eleva. En ambos casos se presenta hiperglucemia.

Con el tiempo, el aumento de glucosa produce complicaciones como nefropatía o retinopatía, es decir, daños al riñón y a la retina, además de problemas vasculares que derivan en ataques cardiacos, derrames cerebrales y amputaciones, entre otros. Aunque es un mal incurable, se pueden controlar los niveles de glucosa, y con ejercicio y dieta adecuados es posible retrasar sus efectos.

Rumbo a la meta de controlar la diabetes, Adolfo Andrade busca principios activos en plantas, con un enfoque etnofarmacológico. Para ello, en diferentes comunidades de la nación contacta a pacientes diabéticos y determina las plantas a estudiar. “Platicamos con la gente para ver cómo entiende la enfermedad y cómo la trata”.

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En México esta afección ya es una pandemia.

Trabajo en comunidades

El diagnóstico siempre es médico. Los pacientes se sienten mal porque en un momento se descompensa la producción de insulina y aumenta la glucosa. Entonces se presentan los síntomas clásicos del padecimiento: mucha sed, orina y hambre.

Cecropia obtusifolia y Rhizophora mangle.
Cecropia obtusifolia y Rhizophora mangle.

El médico prescribe fármacos, pero todos (incluso las plantas) tienen efectos secundarios. En la mayoría de los casos de diabetes tipo 2 se receta Metformina, que suprime la gluconeogénesis, pero produce diarrea y dolores de cabeza. Entonces, los enfermos abandonan el tratamiento y recurren al conocimiento familiar.

“Sería ideal que en una comunidad los diabéticos usaran la misma planta hipoglucemiante, la misma parte (hoja, tallo, raíz) y preparación, pero eso no ocurre”. En un sitio hay alrededor de 30 plantas para este uso y con diversos grados de confianza.

Por ello, el experto desarrolló una ecuación que ayuda a validar el conocimiento tradicional. La fórmula matemática incluye variables como dónde se colecta la planta, en qué tiempo, cómo se prepara y sus efectos secundarios. Las plantas
no tienen principios activos todo el tiempo: su composición química cambia de acuerdo con el momento de su colecta.

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Muchas se usan para tratar el padecimiento; en ellas, el denominador común parece ser la inhibición de la producción de glucosa hepática, pero hay que considerar que sólo en ciertas concentraciones los extractos son capaces de tener ese efecto.

Las investigaciones continúan con el objetivo de que en las cajas de los medicamentos aparezca el extracto de una planta, en lugar de la síntesis química de la Metformina (que proviene de la planta Galega officinalis). “Es posible encontrar moléculas más potentes y con menos efectos secundarios”.

El objetivo sería atacar la resistencia a la insulina. “Encontrar una planta o fármaco que la evite en músculo, tejido adiposo e hígado sería una contribución fundamental”, aseveró.

Malmea depressa y Smilax moranensis.
Malmea depressa y Smilax moranensis.

El especialista y su equipo realizan un estudio total de las plantas que la gente utiliza para determinar cómo actúan. “Nuestra idea es aislar los principios
activos para hacer un fitofármaco que tenga actividad hipoglucemiante”.

En Alemania los médicos recetan hasta 40 por ciento fitofármacos (cuyas sustancias activas provienen de las plantas); en México deberían aprovecharse más. Aunque tienen menos efecto farmacológico, también presentan menores efectos secundarios. “En el caso de la diabetes, que se trata de una condición crónica, sería mejor encontrar ese tipo de sustancias para el tratamiento”, finalizó Andrade Cetto.

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