Testimonios
Jóvenes comparten sus razones para no tener hijos…
Ofrecen sus perspectivas de por qué no desean descendencia: prefieren centrarse en el desarrollo personal y económico, así como en su salud mental
Tener hijas o hijos no está considerado dentro de sus proyectos de vida. Es una generación que concientiza mucho sobre lo que implica ser madre o padre en un país que, a su parecer, es inseguro, un lugar donde los salarios son insuficientes, hay zonas sin agua, y un planeta en el cual la contaminación ambiental es cada vez peor.
Las cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dadas a conocer la semana pasada, corroboran que hay menos nacimientos, que los jóvenes cada vez optan menos por tener descendencia, que ya no les interesa procrear como a sus progenitores: la Estadística de Nacimientos Registrados, publicada el 25 de septiembre pasado, refiere que en 2023 los nacimientos en México se redujeron 3.7 % respecto a 2022, lo que representó 70 mil 500 menos. La disminución en una década es considerable: en 2023 se registraron 1 millón 820 mil 888 nacimientos, lo que representa un decremento de 642 mil 532 en relación con 2014, cuando se contabilizaron 2 millones 463 mil 420.
La tasa de nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil fue del 52.2, una baja de 2.3 puntos en comparación con 2022, y 22 puntos menos respecto a 2014, cuando registró 74.2.
Entonces, hipotéticamente, se preguntan: si tuviera descendencia, ¿qué planeta les dejaré?; si apenas me alcanza para mí, ¿cómo voy a mantener a alguien más? y, ¿qué le voy a brindar si no tengo una vivienda propia?; me cuesta saber manejar mis emociones, ¿podré educarlos emocionalmente?
Mientras que algunos otros refieren que tener descendientes complicaría continuar sus objetivos profesionales; adquirir cosas que desean, como viviendas o automóviles; y ser padre o madre implicaría mucho tiempo que prefieren invertir en viajar, seguir estudiando, tener una vida social más activa o cuidar mascotas.
Más de 20 jóvenes fueron entrevistados por Gaceta UNAM. Todos tienen de 25 años para arriba y son estudiantes de posgrado. Expusieron las razones por las cuales no desean procrear. Éstas son algunas de sus respuestas:
Cuestiones económicas
Uno de los principales motivos es la falta de una economía suficiente y estable, tal como refiere Luis Sergio Mora Peña, quien indica que “no quiero tener hijas o hijos porque no tengo qué ofrecerles y no deseo traer a otra persona al mundo a carecer o a sufrir porque no puedo cubrir sus necesidades”.
A pesar de que hace algunos años tenía la idea de formar una familia, “en ese momento no consideraba cómo estaría en la actualidad y, ahora que la estoy viviendo, opto por no ser padre, prefiero cumplir mis metas que es tener una casa y un trabajo estable”.
Raúl Álvarez Carrillo coincide con la misma postura, pues asegura que no está preparado en muchos aspectos para concebir, inicialmente porque “pienso que la crianza implica un alto costo económico, como invertir en su alimentación, salud, diversión, educación y todo está muy caro; y dado a que yo no viví con ningún tipo de carencia, me dolería no poder brindar lo que a mí nunca me faltó”.
Además, “no me sería posible porque tengo pendiente consolidar algunos objetivos de vida, por ejemplo, contar con estabilidad laboral. En este tiempo no te alcanza para tener una vida digna porque no hay muchas posibilidades para tener un desarrollo económico”.
Cuidado emocional
Camila Zuñiga Hernández señala que creció en un hogar con violencia, y ahora que ya es adulta reflexiona que ese daño repercutió en varios aspectos de su vida, específicamente en su salud emocional. “Me da miedo pensar que al ser madre pueda repetir algunos patrones que aprendí de mis familiares y que mis descendientes crezcan en un ambiente tóxico; realmente no deseo que alguien viva lo mismo que yo y que no tengan una infancia feliz o tranquila”.
Andrea Penélope Guerrero añade: “No está dentro de mi vocación ser mamá, porque no creo tener la capacidad de educar emocionalmente a una persona y esto es importante para formar adultos funcionales”.
Sobrepoblación
En palabras de Rocío Rosales Lara, “actualmente somos muchas personas en el planeta. Yo tuve una vida plena, pero no estamos seguros de que si tenemos hijas o hijos también la puedan tener, pues vivimos en un mundo donde hay una gran cantidad de individuos, por ende, existirán menos oportunidades, menos recursos y todo será más caro”.
Viridiana García Aparicio precisa: “El mundo está sobrepoblado y esto ocasiona que los recursos naturales cada vez sean más limitados; además, hay escasez de viviendas, saturación en los servicios públicos y tráfico; entonces no tiene sentido traer más gente”.
Nidia Domínguez Gaspar, a su vez, reflexiona que en su decisión de no ser madre influye que carece de las condiciones familiares, económicas y sociales para tener un bebé, por lo que hace varios años decidió interrumpir un embarazo.
“En mi elección, consideré que no existían las condiciones para traer a un hijo, principalmente las sociales, pues creo que ya somos demasiadas personas habitando este mundo. Aunque en mi vejez esté sola, no me mortifica, porque ahora se están creando nuevas formas de cuidado en las que las mujeres nos podremos procurar entre sí en esa etapa, ya que seguramente todas y todos careceremos de pensiones”.
Situaciones ambientales
Perla Teresa Cortés García descarta tener hijas o hijos debido a que “el cambio ambiental global está muy marcado” y piensa que puede ser peor, pues en los últimos años se han registrado temperaturas extremas, mala calidad del aire y falta de agua; “entonces si tengo una hija o un hijo no vivirán en un planeta habitable, sino todo lo contrario”.
Alejandro Matus Flores precisa que “es complicado pensar en la idea de procrear en un país en el que muchas de sus alcaldías frecuentemente carecen de agua y las personas no están comprometidas a realizar pequeñas acciones para cuidar el ambiente”, por lo que considera que en unos años está situación puede empeorar y el futuro será incierto para las próximas generaciones.
Inseguridad
Citlally Chávez Hernández menciona que le preocupa vivir en un mundo en el cual cada vez hay menos seguridad. “Creo que constantemente nos tenemos que estar cuidando porque sabemos que todos somos vulnerables, y como mujeres tenemos que hacerlo al doble. Entonces, si tengo hijas o hijos me sentiría con incertidumbre constante y más si son niñas; creo que me daría miedo que vivan lo que yo he vivido respecto a situaciones de acoso”.
Asimismo, Diana López Caballero comenta que no tiene planes de ejercer una maternidad porque ante las condiciones inseguras del país, las niñas o niños crecerían en un entorno peligroso, lo que no resultaría benéfico para ellas y ellos.
Enfermedades hereditarias
Daniela Hernández Hernández dice que padece de dos enfermedades que por lo que ha investigado pueden heredarse; consecuentemente, “no me gustaría que otra persona sufra lo mismo que yo, por lo que esto implica, como la compra de medicamentos de altos costos, dolores y la ida constante a hospitales; es una situación que además de generar síntomas físicos, también afecta emocionalmente, ya que no es posible tener una vida normal, como otras personas”.
Sandra García Díaz enfatiza que no desea procrear, ya que no quiere heredar las enfermedades que padecen sus familiares, mayormente de tipo psiquiátricas, como bipolaridad o depresión.
Implicaciones en el embarazo
Para Diana Gómez Espinosa “el embarazo es un proceso bastante duro y no todas las mujeres pueden llevarlo de la mejor manera; igualmente significa cambios en el cuerpo y muchos síntomas. Significa detener tu vida durante algunos meses para hacerte cargo de otra y sería frustrante para mí tener hijas o hijos porque aún me falta mucho por madurar, aprender y vivir; prefiero cuidar a mis mascotas”.
Superación profesional
Juan Pablo Tovar Sánchez, Morelos León Celis, Johann Sebastián Mayorga y Edgar Zepeda Sánchez afirman que no desean procrear ya que se encuentran centrados en su preparación profesional, lo cual implica tiempo y dedicación, y prefieren concluir sus metas educativas, para así poder disfrutar de una vida plena.
En conclusión, después de analizar la situación actual del país, observar de cerca a personas que ejercen roles de crianza y tomar conciencia de que el tener hijas o hijos implica una gran responsabilidad, las y los jóvenes prefieren enfocarse en su desarrollo económico, personal, su diversión y salud mental.