El 19 de abril

Juan Villoro inaugurará la Fiesta del Libro y la Rosa con una conferencia magistral

El autor de obras como El testigo y El vértigo horizontal nos adelanta algunos temas de su participación. Será presentado por Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM

La Fiesta del Libro y la Rosa, en su décimo sexta edición, a realizarse los días 19, 20 y 21 de abril, tendrá como propósito abordar los lenguajes del arte y la ciencia, la diversidad de las lenguas y la memoria cultural entendida como escrituras y reescrituras. Las manifestaciones del lenguaje son, a fin de cuentas, las maneras en que significamos nuestro mundo, de ahí la importancia de abordar el fenómeno literario desde algunos de sus diversos frentes de imaginación.

La conferencia inaugural que Juan Villoro habrá de dictar el día 19 a las 11 a.m. en el Foro Libertad, en el Centro Cultural Universitario, titulada Conquista y contraconquista: los recursos del idioma, entabla un diálogo muy claro con estos objetivos. Presentado por la doctora Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Villoro se sumergirá en una visión histórica sobre los usos del lenguaje en México, desde la conquista hasta la actualidad.

“Como escritor me interesa mucho la forma en que el lenguaje determinó la conquista”, comenta Villoro en entrevista con Gaceta UNAM. “Federico Navarrete y otros historiadores señalan que sólo el uno por ciento de los miembros del ejército triunfante eran españoles. Los tlaxcaltecas se llamaban a sí mismos ‘indios conquistadores’. Sin embargo, tanto Cortés como los cronistas de Indias (con Bernal Díaz del Castillo a la cabeza) hicieron la construcción narrativa que les convenía para justificar sus hazañas y recibir recompensas. Es un proceso fascinante de construcción de un imaginario. El lenguaje desempeña un papel decisivo para armar este discurso, pero también para conquistar a un pueblo que superaba en número a los españoles. La traducción fue fundamental para ello, y la Malinche, una de las figuras peor entendidas de nuestra historia, realizó ahí un rol determinante. La lengua castellana fue un instrumento de conquista, pero gracias a la literatura se convertiría con el tiempo en un medio de liberación y contraconquista.”

El mundo ya nombrado por las culturas originarias de México, es renombrado con la perspectiva de los conquistadores, de tal manera que el español de nuestro país es el ámbito vivo de una lucha social y política permanente, bañada de racismo y clasismo.

“El español de México es un segundo idioma. Resulta imposible hablarlo o escribirlo sin tener presente que otras lenguas subyacen en nuestro territorio y determinan nuestro vocabulario. En este sentido, el escritor latinoamericano tiene una ventaja sobre el español, que no necesariamente escribe en contacto con lenguas previas. Tener hacia el lenguaje una actitud abierta, tentativa, que admite dudas, favorece la creatividad. Por desgracia (y este es otro tema de mi conferencia), a pesar de que sabemos que nuestro país es multilingüe, los idiomas originarios se encuentran minorizados y algunos de ellos están en peligro de desaparición. Resulta imposible estudiar, trabajar o defenderse en tribunales en maya o náhuatl. Al terminar la colonia, el 60 % de los mexicanos hablaba una lengua indígena. Hoy sólo el 6.6 % las habla. La destrucción de la multiculturalidad ha sido obra del México independiente, que escogió una sola lengua de dominio: el español”, agrega.

Hablando de formas de liberación y contraconquista en las que la lengua española ha tenido un papel protagónico, queda claro que el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional es uno muy señalado, el cual Villoro también habrá de retomar en su conferencia.

“Octavio Paz, que era un decidido opositor de la lucha armada, indicó que el triunfo de Marcos era un triunfo del lenguaje y describió a su escudero Durito como ‘una invención memorable’. Del mismo modo, Gabriel Zaid sostuvo que se trataba de la primera guerrilla posmoderna, pues no buscaba usar las armas sino representarse culturalmente como un ejército. El zapatismo renovó el lenguaje, aportando a la anquilosada habla política elementos de las leyendas prehispánicas, la teología de la liberación, el realismo mágico, los cómics (de Rius a Quino) y muy diversas capas de la contracultura. Además, llevó a la arena política un recurso inédito: el sentido del humor. Para liberarse de la opresión, primero rompieronac las amarras del lenguaje.”

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