El caso Rubiales mueve el balón

Juego sucio… contra las mujeres

El futbol es un espacio donde los hombres pueden gestionar una salvaguarda para sus comportamientos incorrectos, violentos e incluso transgresores de la ley: Claudia Pedraza

Sistemáticamente a las mujeres se les ha negado la práctica del deporte como un espacio para su desarrollo. En el caso del futbol, ellas se enfrentan a un escenario que las pone en desigualdad en comparación con los hombres, por ejemplo en los salarios, la difusión que se les da a sus partidos, los cuestionamientos respecto a su desempeño. Es decir, hay rechazo y prejuicios contra ellas pero, además, debido a que este deporte se caracteriza por ser altamente masculino, están propensas a vivir situaciones sexistas y misóginas, asegura Nelly Lucero Lara Chávez, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Uno de los elementos que se observan dentro del futbol es que lo masculino está colocado por encima de lo femenino –real y simbólicamente hablando–, y al tener esa posición desde la masculinidad se ejerce autonomía y poder sobre quienes están en un menor rango, como sucede con las mujeres.

Un ejemplo de esto es el reciente hecho que ocurrió entre Jennifer Hermoso, delantera del equipo mexicano Pachuca y la selección femenil de futbol de España, y Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), cuando él le dio un beso en la boca durante la celebración que consagró campeona a España en la Copa Mundial Femenil 2023.

“El hecho de que un directivo tenga este tipo de comportamientos con una mujer futbolista es un ejercicio de poder de un hombre que considera que su entorno ampliamente feminizado tiene que hacer lo que él desea –incluso fuera de sus facultades laborales–, además de mostrar una apropiación del territorio corporal de las mujeres, algo que desde su óptica se lee con aceptación y como una práctica correcta”, señaló la académica.

Agrega que la situación muestra mayores rasgos de desigualdad si se analizan las condiciones de disparidad que existen en términos de la edad, la autoridad, los recursos económicos y el poder que ostentan las dos personas involucradas en el acto.

El pacto patriarcal

La especialista refiere que desafortunadamente todavía está naturalizada la apropiación del cuerpo y el erotismo de las mujeres desde la dimensión patriarcal, pues este tipo de situaciones no son vistas como violencia a partir de las estructuras de poder configuradas por la mirada androcéntrica que aún impera en las sociedades contemporáneas. Por el contrario, señala Lara Chávez, en muchas ocasiones el patriarcado ha querido presentar este tipo de violencias como si se trataran de comportamientos caballerosos, “románticos” y hasta generosos por parte de los hombres. Sin embargo, la problemática radica en que se trata de actos unidireccionales en los que las decisiones y autonomía de las mujeres quedan completamente minadas, añadió.

Esto lo explica la teoría feminista por medio de la categoría del pacto patriarcal. Lara Chávez lo sintetiza como “el consenso entre la masculinidad para establecer los sistemas de valores y asignar cuáles piensan que son buenos y malos al interior de grupo”.

Tomando como base este marco de interpretación se puede explicar por qué desde la visión androcéntrica se normaliza un acto de violencia, como el de Rubiales hacia Hermoso, pensando que sólo fue una felicitación o que únicamente tenía una disposición amigable hacia ella, ejemplifica.

Sexismo

El sexismo en el futbol impera desde el momento en que esta práctica deportiva ha sido considerada y valorada principalmente como masculina.

En este contexto, algunos comportamientos de esta índole de los hombres hacia las mujeres es que ciertas acciones no las harían con otros compañeros futbolistas, pero sí las llevan a cabo con ellas, sometiéndolas a la reproducción de los roles de género. En este sentido, difícilmente un futbolista varón le daría un beso en la boca a uno de sus pares; pero en el caso de la mujer futbolista se le asignó un lugar feminizado, de sumisión y no reacción, ejerciendo así una práctica violenta y sexista.

Desde la opinión pública se ha puesto en tela de juicio la respuesta que mostró Jennifer Hermoso ante el beso, ya que se interpreta como la aceptación y consenso de este acto. Sin embargo, esto lo analiza la profesora como parte de la socialización y el consentimiento de la violencia a la cual son sometidas las mujeres.

Deficiencias

El futbol es un espacio “donde los hombres pueden gestionar una salvaguarda para sus comportamientos incorrectos, violentos e incluso transgresores de la ley. Esto porque es una estructura de ídolos, que va generando impunidad alrededor de ellos”, describe Claudia Pedraza Bucio, doctora en Ciencias Políticas por la UNAM.

Existe una serie de actos que revelan que no es el beso únicamente lo que tenemos que estar discutiendo, sino la forma en la cual toda la estructura, el presidente de la Federación, su jefe de prensa y los directores técnicos hacen uso de sus jerarquías para generar condiciones laborales deportivas que no son óptimas hacia las jugadoras.

De acuerdo con la especialista, este hecho debería marcar un precedente para analizar todos los mecanismos y protocolos que se requieren para que no se repitan dichas situaciones de acoso y hostigamiento que enfrentan las jugadoras en toda la estructura del futbol. Es necesario generar compromisos oficiales con los clubes y con las federaciones, subraya.

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