Segundo lugar mundial

Justina, en gran nivel global; triunfa en Australia

La androide participó en la categoría home league del certamen mundial RoboCup

El equipo Pumas. Foto: Erik Hubbard.
El equipo Pumas. Foto: Erik Hubbard.

Justina refrenda su presencia mundial. En poco más de una década ha competido en todos los frentes del ámbito robótico. En Asia: China, Japón, Singapur, Turquía; en Europa: Holanda, Alemania, Austria, Francia; en América: Brasil, y ahora en Oceanía, en Sidney, Australia, donde obtuvo el segundo lugar en el certamen internacional RoboCup 2019, en la categoría home league, sólo superada por la Universidad de Koblenz-Landau de Alemania.

La androide de servicio es una creación que data de 2006 del Laboratorio de Biorobótica de la Facultad de Ingeniería, encabezado por Jesús Savage, en el que convergen alumnos de licenciatura y posgrado de vocaciones afines.

“Creo que ya alcanzamos un nivel donde aspiramos a los primeros sitios, y es producto de la constancia y el rigor, de trabajar hasta los fines de semana y días de asueto. La clave es convocar estudiantes nuevos que sean instruidos por los de mayor experiencia; de esta manera no se empieza desde cero y se refrenda como proyecto a largo plazo”, expuso Jesús Savage.

La competencia

En el certamen, realizado del 2 al 8 de julio en Sidney, el equipo Pumas del Laboratorio de Bio-robótica fue nutrido por nuevos integrantes, destacó Hugo Enrique Estrada León, del Posgrado en Ciencia e Ingeniería de la Computación.

“A mi parecer Justina tuvo mejor desempeño que el robot ganador. Se notaba en la manipulación de los objetos y en su navegación, lo que constata que no estamos tan lejos de equipos asiáticos o europeos, aunque el reto es afinar la parte mental”, indicó.

Reynaldo Martell, líder del equipo, agregó que Justina y el grupo universitario que porta la representatividad mexicana, ha ganado respeto y ahora es percibida como un auténtico rival.

En esta ocasión, intervino Jesús Savage, el equipo fue muy preciso, pero se modificaron algunas reglas, situación que sortearon con trabajo sobre la marcha, aun cuando no estaban prevenidos como el resto de los conjuntos. “Dentro de estas reglas nuevas, el robot podía pedir ayuda. Por ejemplo, en una de las pruebas en las que se tenía que tomar un objeto y ponerlo en otro lugar, a veces los sistemas de visión fallan, y el robot puede solicitar a la persona acercar el objeto. Nosotros quisimos hacer toda la rutina completa sin ayuda humana y eso nos restó puntaje”, explicó.

Frente a un gabinete donde había trastes, utensilios y frutas, relató Savage, Justina tenía que abrir el gabinete, encontrar en qué panel estaban los objetos, e ir a una mesa; los alumnos la entrenaron para que abriera el gabinete, y en el momento en que lo ejecutaría su extremidad se atoró con una pestañita del repositorio. La androide empezó a jalar y se rompió el brazo. Aun con ese reto, los universitarios lograron repararla y conseguir el puntaje.

“El RoboCup no es la meta, es sólo una muestra de lo que hacemos. No es el objetivo final, que es preparar a los estudiantes y emprender investigación en esta área, y a la larga consolidar un robot de servicio en casa”, concluyó Jesús Savage.

En tanto, en el mismo certamen, en la categoría standard platform league, el robot Takeshi, con software universitario, consiguió el cuarto sitio en apenas su segunda competencia internacional. Estuvo a cargo de Edgar de Jesús Vázquez Silva, estudiante de Ingeniería Mecatrónica e integrante de dicho laboratorio.

Es una iniciativa científica internacional con el objetivo de avanzar en el desarrollo de robots inteligentes. Se estableció en 1997. Su misión original es desplegar un equipo de robots capaces de ganar a los campeones de la Copa Mundial de futbol humano para 2050.

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