Con la coreografía, la compañía cierra los festejos por su 30 aniversario
Kintsugi, fragmentos de belleza y fortaleza que trazan un paralelismo entre rupturas personales y sociales
Tándem Compañía de Danza tendrá temporada en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, del 18 al 20 de octubre
La antigua técnica japonesa del kintsugi, que repara las fracturas en objetos de porcelana aplicando oro, sirve como alegoría y título para la nueva coreografía creada por Tándem Compañía de Danza, bajo la dirección de Leticia Alvarado. Así, Kintsugi desarrolla un discurso plástico que resalta la capacidad humana de reconstrucción frente a situaciones dolorosas.
El montaje tendrá lugar en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, del 18 al 20 de octubre. Esta presentación también marca el cierre de los festejos del 30 aniversario de la compañía, que se celebró a lo largo de 2024.
Kintsugi explora, desde una mirada profunda y sensible, la transformación de las personas, ofreciendo una alegoría en la que las cicatrices del dolor se convierten en un punto de identidad profundo, tanto en la pieza dancística como en la historia particular de cada espectador.
En conversación para Gaceta UNAM, la directora añadió que la coreografía pretende expresar cómo los seres humanos, a lo largo del tiempo, nos vemos afectados por una serie de sucesos o circunstancias que nos duelen y transforman, momentos en los que somos capaces de generar una fortaleza enorme. «Precisamente, esa es la analogía de la obra en cuanto a la tradición japonesa de reparación de objetos, que al final se transforman en algo mucho más bello y valioso de lo que eran originalmente».
El desarrollo de la coreografía en escena implica una cierta cercanía a la estética japonesa, utilizando el lenguaje de la danza contemporánea para que los siete bailarines expresen, a través de su cuerpo, ideas relacionadas con el transcurrir del tiempo y la vida humana.
“Lo que veremos en esencia son diversas escenas en las que trato, como directora, de compartir con el público la percepción de la reparación, a veces de manera conceptual en el ámbito escénico y en otras utilizando evocaciones musicales que están relacionadas con estados de ánimo; momentos que pueden, tal vez, servir para que el público se identifique con ellos”.
De este modo, se establece un paralelismo entre las rupturas personales y sociales, abordando temas como los roles de género y el rechazo a las desigualdades. Al respecto, Leticia detalló que la iluminación, la música y los propios ejecutantes evocan esta tradición japonesa, pero al mismo tiempo lo más importante es que hablan sobre la conversión del ser humano en algo imperfectamente bello y transformador. “Se trata de referencias a emociones y necesidades prácticamente universales, además de la capacidad de resiliencia frente al dolor”.
“Es una referencia a generaciones cuya vida, de alguna manera, también nos ha marcado. Nacemos con una especie de carga que proviene de secuencias de existencias pasadas, de nuestros ancestros, que de algún modo también nos afectan. Entonces, se vuelve algo complejo, pero al mismo tiempo, a través de la danza —que es un lenguaje relacionado con la poesía— se pueden crear metáforas conectadas con el pasado ancestral de los seres humanos”.
Alvarado agregó también que la danza contemporánea está siempre relacionada con los sucesos actuales, lo que le permite modificar las ideas con las que busca expresar sus reflexiones sobre diversos temas. «Vivimos en una época en la que se están rompiendo muchos paradigmas. Por ejemplo, en pleno siglo XXI, nos preguntamos cómo es posible que aún no comprendamos la homosexualidad», concluye.
El elenco de Kintsugi está formado por Sofía Benitez, Karla Hernández, Cassandra Solano, Laura Trejo, Luis Armas, Carlos Naranjo y Daniel Ronzón, quienes encarnan cuerpos transformados por fracturas, símbolos de sabiduría y resiliencia. La obra se llevará a cabo en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU) del 18 al 20 de octubre, con funciones a las 20, 19 y 18 horas, respectivamente.