Bicentenario de su promulgación
La Constitución de 1824 marcó el nacimiento del México independiente
Desde entonces, se delineó con precisión como el compendio de directrices que habrían de guiar el porvenir de una nación, aun en su fragoso nacimiento: Sonia Venegas, directora de la FD
Cada uno de los sucesos que nos ocupa en la actualidad no es más que un eslabón en una cadena que se prolonga hacia el pasado; el presente es consecuencia de nuestro pasado y causa activa de nuestro futuro, consideró el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan Luis González Alcántara Carrancá al celebrar desde la Facultad de Derecho (FD) el Bicentenario de la promulgación de la Constitución de 1824.
Durante la ceremonia, realizada en el Aula Magna Jacinto Pallares, la directora de la FD, Sonia Venegas Álvarez, destacó que, como un faro radiante, la Constitución de 1824 se erigió como el hito inaugural de nuestra existencia política independiente y desde ese momento se delineó con precisión como el compendio de directrices que habrían de guiar el porvenir de una nación aun en su fragoso nacimiento.
Ante estudiantes y académicos la abogada explicó que dicha carta magna se convirtió en el primer mapa de navegación atendiendo al primer gran desafío que debía enfrentar la nación en ciernes: la consolidación de una identidad que, después de 300 años de Colonia, anhelaba resurgir con resplandor y dignidad en el escenario mundial.
El documento que certifica este nacimiento, agregó, se encuentra actualmente en el antiguo Templo de San Pedro y San Pablo, hoy Museo de las Constituciones, donde es posible ver los tres grandes estatutos que han regido en nuestro país (1824, 1857 y 1917), los cuales comparten entre sí elementos que las unen en un entramado histórico, pues cada una de ellas fue precedida por movimientos armados (Independencia, Revolución de Ayutla y la Revolución mexicana), además de que cada una enfrentó desafíos colosales, más allá del proceso de confeccionar un texto que fuera valuarte del orden y justicia social.
Precisamente, añadió, en el transcurrir del tiempo mexicano, las constituciones se erigen como monumentos que atestiguan las grandes cuestiones que laten con fervor en el corazón de nuestra historia: en la Constitución de 1824 se despliega el dilema del Federalismo; la de Ayutla abordó la discordia religiosa al proponer la libertad de cultos; y la de 1917 fue un compendio audaz que incorporó un conjunto de preceptos impregnados de una significativa carga social, reflejando las aspiraciones y anhelos de un pueblo que buscaba justicia y equidad.
Venegas Álvarez subrayó: “Conmemorar el Bicentenario de la Constitución de 1824 nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre su legado y recordar que los desafíos que enfrentaron sus redactores siguen vigentes en muchos aspectos de la vida política y social de nuestro país. Que los próximos años nos sigan encontrando fortalecidos en nuestro compromiso con el México que todos queremos, uno tal como lo soñaron los constituyentes o, mejor dicho, los compatriotas de 1824”.
Eslabón de una cadena
Durante su charla magistral, el ministro González Alcántara Carrancá coincidió con lo expresado por la directora y destacó que en los momentos en que se habla de los movimientos ocurridos hace dos siglos, el poder reformador se encuentra en un frenesí sin precedentes en los años recientes, aprobando una serie de reformas estructurales que prometen transformar radicalmente la forma en que se estructura el poder político de nuestro país.
Vale la pena preguntarse, comentó, por qué dedicar este tiempo a estudiar lo que pasó antes mientras que ocurre tanto en este momento y más allá de que un pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla, es necesario recordar que cada uno de los sucesos que nos ocupa en la actualidad no es más que un eslabón en una cadena que se prolonga hacia el pasado, el presente es consecuencia de nuestro pasado y causa activa de nuestro futuro.
Como ejemplo de este fenómeno, recordó el catedrático de la FD que el pasado 20 de abril de 2023, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se declaró una acción de inconstitucionalidad, en la que se realizaron modificaciones en relación con la estructura y funcionamiento de la guardia nacional, específicamente a su transferencia a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Remarcó que la guardia nacional tiene una larga historia, la cual se remonta a la Constitución de 1824, cuando las milicias locales fueron localmente integradas al federalismo mexicano, inspiradas en la constitución de los Estados Unidos, las cuales estaban conformadas por ciudadanos que tenían por objetivo limitar los abusos del poder que pudieran surgir de un ejército permanente. Un elemento central en su configuración era su composición civil, lo que la diferenciaba claramente del ejército. Estaba más alineada con la democracia y la protección de las libertades del pueblo; no contaba con fuero en casos de delitos comunes y civiles, lo que subrayaba su carácter democrático.
Ante los recientes cambios en las reglamentaciones, la historia no nos permitirá predecir lo que ocurrirá en el futuro, pero no podemos dejarla soslayada y esperemos que esto no sea dejado de lado, deseó el magistrado.