Australia, un caso
La crisis climática afecta a todos, países pobres o ricos
La comunidad científica, preocupada por el aumento de tormentas gigantes que ocasionan incendios más intensos en el mundo
La vulnerabilidad ante la crisis climática no es exclusiva de naciones con economías en transición o poblaciones empobrecidas; acontecimientos como los incendios en Australia son un indicador de que naciones catalogadas como ricas también están expuestas, sobre todo cuando sus funcionarios consideran irrelevantes los informes y políticas sobre el tema, afirmó Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC).
Es importante tomar en cuenta el caso de Australia para replantear el alcance de la política climática en México, revisar la visión preventiva en lo forestal, el tratamiento que se le da a los incendios de bosques, y analizar el primer periodo del Acuerdo de París, subrayó.
“La soberbia con la que algunos gobiernos minimizan la crisis climática se ha convertido en uno de los principales reclamos de la generación de Greta Thunberg, quien por medio de su movimiento Fridays for Future hace un llamado para exigir a los gobernantes mejores políticas que tengan el propósito de atacar el cambio climático. Además, la avaricia y gula de la sociedad urbanoindustrial contrastan con la capacidad de preservar paisajes todavía abundantes en recursos naturales”, indicó el universitario.
Nubes peligrosas
Gay García calificó de impresionante la manera como se trata el asunto de los incendios en Australia, una nación considerada rica. “De acuerdo con información de la Oficina de Meteorología de Victoria, los incendios forestales de la temporada veraniega son tan inmensos que generan su propio clima en forma de tormentas gigantes, que ocasionan más eventos de ese tipo”.
Los incendios originan nubes conocidas como pirocumulonimbus, que se desarrollan a altitudes de más de 16 kilómetros y pueden contribuir a propagar los mismos a través de rayos, desprendimiento de brasas y la generación de fuertes corrientes de viento.
“Fotografías satelitales han mostrado el intenso humo que generan estas nubes, y su calor puede crear una corriente ascendente localizada, lo suficientemente potente como para producir cambios en la atmósfera superior.”
A medida que aumenta el calor y el humo, se forma una nube que puede enfriarse y crear otra grande e hinchada, llena de lluvia potencial, detalló.
“El frente de una nube de tormenta de pirocumulonimbus es tan energéticamente agudo, que cuando choca con una masa de aire normal fuera de la zona de fuego se generan rayos, y eso puede iniciar nuevos incendios. Si es lo suficientemente potente, una tormenta así puede crear un tornado de fuego, como el que ocurrió durante los incendios forestales de Canberra, Australia, en 2003”, expuso.
Los científicos han externado su preocupación por el posible incremento de estas tormentas gigantes en el mundo, impulsadas por temperaturas más cálidas e incendios más intensos, pues sus columnas son tan fuertes que incluso pueden arrojar humo a la estratosfera, de seis a 30 millas sobre la superficie del planeta, alertó.