Aunque quizá con menos dinamismo
La inversión extranjera directa seguirá a la alza: Moritz Cruz Blanco
Es difícil pensar que la inversión extranjera directa (IED) en México pueda detenerse de manera abrupta; la tendencia continuará siendo al alza, aunque quizá con menos dinamismo, pero se mantendrá en estándares bastante altos, señaló Moritz Cruz Blanco, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El crecimiento de esa inversión a niveles récord reportado recientemente se debe a varios factores, explicó en entrevista. A partir de la crisis provocada por la pandemia por Covid-19 algunas economías, principalmente la estadunidense, hicieron reajustes para relocalizar su producción en lugares más cercanos del principal centro de consumo.
Ese factor, junto con la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá de libre comercio, y la estabilidad macroeconómica de nuestro país han dado mayor certidumbre a los inversionistas. En ese proceso también hay que señalar la estrategia geopolítica de Estados Unidos y China, todo lo cual se ha sumado para tener niveles históricos de inversión provenientes de otros países.
La Secretaría de Economía informó que, al segundo trimestre de 2024, la IED en México alcanzó los 31,096 millones de dólares, monto 7 % superior al mismo lapso de 2023, presentando un nuevo máximo histórico en el periodo desde que se tiene registro. De ese total, 30.3 mil millones de dólares fueron utilidades de los accionistas extranjeros que permanecen en México.
Eso, opinó Cruz Blanco, podría ser una señal de confianza hacia el país; las empresas venden, obtienen ganancias y tienen la expectativa de que eso va a continuar así, y de que probablemente crezca la demanda. Entonces, en ciertos casos, necesitan expandir su capacidad productiva o bien contratar a nuevos empleados.
En tanto, el hecho de que en este periodo no se registren tantas inversiones nuevas (alrededor de 900 millones de dólares), “no necesariamente quiere decir algo negativo”. Son varias razones por las que las empresas pueden posponer o cancelar proyectos de inversión. Así es el comportamiento empresarial, se mueve con datos duros, pero también por intuición y expectativas; en este caso pudo influir cierta incertidumbre generada por el proceso electoral de junio pasado.
Moritz Cruz aclaró que la inversión de cualquier tipo tiene como lado muy positivo la creación de empleos; por eso, en este caso se hace énfasis en los niveles récord alcanzados. Empero, eso no quiere decir que sean los mejores puestos de trabajo.
Estados Unidos siempre ha sido el principal inversor en México, ahora con 44 % de los flujos totales de IED. Para el periodo reportado, Alemania y Japón ocupan los lugares dos y tres, respectivamente. A esas naciones se suman otras: Canadá, Bélgica, Argentina, Corea del Sur, Países Bajos, Suiza o Reino Unido.
Al respecto, el universitario añadió que aunque China ha ganado terreno no destaca. Esto puede deberse a que el país asiático visualiza a México como un mercado propiamente (y por eso vemos por todos lados productos fabricados en aquel país), y al peso que tienen los tratados comerciales de México con sus vecinos del norte. Nuestra nación también puede ser un “puente” de sus mercancías hacia el mercado estadunidense. “Si Estados Unidos les cierra la puerta, buscan otros mecanismos para entrar”.
Junto con el origen de las inversiones provenientes del exterior, tampoco es sorpresivo que 54 % de la IED se concentre en el sector manufacturero. De acuerdo con la Secretaría de Economía destacan las industrias de equipo de transporte, bebidas y tabaco, química, equipo de cómputo, alimentaria, metales, plásticos y hule, detalló el integrante del IIEc.
Para Moritz Cruz Blanco, sin importar el próximo cambio de poder en nuestro país o la posible reforma judicial, la tendencia actual de las inversiones extranjeras continuará porque “negocios son negocios”; a las empresas les interesa venir y aprovechar las ventajas que les ofrece México en términos de cercanía geográfica, mano de obra, prerrogativas del Estado y otros recursos, como la infraestructura.
Cruz Blanco mencionó que, aunque es un indicador importante, la IED es pequeña en relación con el producto interno bruto (PIB), y apenas fluctúa en el 2 %, incluso con este reciente registro histórico.
Además, consideró que no hay que poner tanto énfasis en la inversión extranjera, porque si uno ve sus lados negativos, nota que en ocasiones los empleos que generan no son los mejores ni los que más salario reciben; generalmente son precarios, y las empresas tampoco traen o comparten su tecnología.
No hay que perder de vista los factores de explotación de los recursos y contaminación que generan muchas de las empresas extranjeras, cuestiones que generalmente no se mencionan, pero que son importantes porque tienen efectos negativos de corto, mediano y largo plazos.
La IED “está bien, pero tampoco es la panacea. No hay que decir ‘que venga toda la inversión’, debemos seleccionarla. En general, en esa parte a México le ha faltado una estrategia más profunda”, concluyó Moritz Cruz.