Conversación en la FIL de Guadalajara

La literatura me salvó la vida y me la sigue salvando: Benito Taibo

En el libro están nuestros sueños, nuestras pesadillas, nuestra memoria, nuestras tradiciones, dijo el director de Radio UNAM

Foto: cortesía FIL/Pedro Andrés.

Guadalajara, Jalisco. – Hace 10 años Benito Taibo presentó su libro Persona normal por primera vez en un evento de Ecos de la FIL de Guadalajara. Llegó hasta Tecolotlán, Jalisco, sin saber qué iba a pasar. La pequeña ciudad estaba vacía y no entendía nada, el coche lo llevó hasta un portón enorme de madera, era la biblioteca. Se abrieron las puertas, había un patio central lleno de jóvenes de 15 años. Entró por un pasillo y se levantaron adolescentes y dijeron de viva voz: “yo soy Ana Frank, tengo 13 años, soy una niña judía”; se levantó otro chico y dijo: “yo soy Ulises”, se levantó otro y dijo: “yo soy Tom Sawyer”, “se levantó otro chico y yo empecé a llorar y no paré de llorar durante toda mi visita hasta que se levantó Jorge y dijo: “yo soy Benito Taibo”. Ahí fue “cuando me derrumbé completa y absolutamente”, contó Benito Taibo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Todos los años

Fue una de sus primeras experiencias en Ecos de la FIL y lo sigue haciendo todos los años, “porque estoy convencido que el libro salva, de que el libro está ahí para convertirnos en quienes somos, para hacernos tomar mejores decisiones. Estos sirven para ver que otros puedan verse reflejados y tomen decisiones importantes para su vida y su futuro”. Este año acudió a la Preparatoria Regional de El Grullo.

Benito Taibo, escritor y director de Radio UNAM, estuvo acompañado de varios de esos alumnos de la Secundaria 6 Mixta Jalisco que lo escucharon hace dos lustros. Hoy Lorena Zepeda está a punto de ser pediatra y Javier Hernández, ingeniero en computación; el profesor Natividad Cueva sigue haciendo generaciones de lectores.

Natividad Cueva destacó que el hecho de que un libro permanezca por 10 años en el mar de la literatura, en el gusto de todos y sobre todo del público a quien va dirigido, resulta extraordinario. “Hemos visto que el libro llega al estante y desaparece rápidamente y Persona normal está ahí. Ecos de la FIL ha sido como un faro”.

Por su parte, Lorena Zepeda dijo que a través de este libro se abrieron las puertas a un montón de mundos “y yo estaba encerrada en un pueblito muy chiquito. El programa Ecos de la FIL nos entusiasma, nos permite conocer en persona a quien estamos leyendo”.

Taibo indicó que esta generación ha vuelto a tener amor por el libro impreso y esto se agradece enormemente. “En tiempos en que la tecnología nos ha permitido todas estas cosas magníficas y maravillosas como tener la Biblioteca de Alejandría en un celular, tener el libro en físico sigue siendo una de estas grandes joyas que hay que aquilatar, porque en él están nuestros sueños, nuestras pesadillas, nuestra memoria, nuestras tradiciones, lo que somos, lo que seremos, lo que nunca podremos ser y sin embargo está presente”.

A 10 años de Persona normal, precisó, escribió 10 capítulos extras. A los tres o cuatro meses de pandemia se dio cuenta de la cantidad de jóvenes y adolescentes que estaban a punto de salir a su primera fiesta, a dar su primer beso, a irse a su primera pinta y tuvieron que encerrarse en su casa para salvar la vida por el Covid-19. Se dijo: “tengo que darles algo, tengo que de alguna manera aliviarles el pesado día a día y la grisura y la oscuridad que había caído sobre nosotros. Escribí estos capítulos, los publicamos gratuitamente en redes y luego se convirtió en parte del libro. Persona normal 10 años contiene textos que suceden en pandemia”.

Persona normal es un texto que me cambió la vida, agregó. “Cuando me preguntaban qué es Persona normal yo daba vagas, exóticas explicaciones. Hoy ya sé que es: una carta de amor a la señora literatura para agradecerle todo lo que ha hecho por mí durante todos estos años, porque me salvó la vida y me la sigue salvando y sigo entrando a una librería con el mismo amor, fervor. Entro esperando una vez más para ser asombrado, sorprendido, llenado de todas esas maravillas que se esconden entre las moscas de letras que están ahí y que representan El infinito en un junco y muchísimo más que ello. Yo escribí Persona normal después de haber escrito una novela que me costó mucho trabajo llamada Polvo, una novela histórica”.

Sólo un lector

Recordó cómo nació la novela: “un día sentados en la mesa mi madre me dijo: ‘¿Por qué no escribes algo de aquí (se toca el corazón)?, ¿por qué no escribes eso que sientes?’ Soy sólo un lector que un día saltó al vacío y se dedicó a escribir, pero es eso, soy sólo un lector”.

En su mente están las palabras de su padre: “a los niños no hay que educarlos, hay que quererlos. El día que mi padre me dijo eso por primera vez descubrí justamente cómo funciona la lógica de los tíos Paco, cuando quieres a alguien lo estás educando. Educar es hacerlo partícipe de la emoción, de la aventura, de la vida, de eso que suena, de eso que sabe, de mirar florecer un árbol, como decía el gran poeta español Luis Rius: ‘no podemos vivir como si la belleza no existiera’. Si logras eso, si logras abrir mucho los ojos, tener listo el paladar para nuevos sabores, estar dispuesto a escuchar –incluso reggaetón–, estar abierto a las posibilidades, podrás tener una vida extraordinaria”.

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