Dañó el proceso de enseñanza-aprendizaje

La pandemia disparó la desigualdad educativa en Latinoamérica

Es la región con mayores desequilibrios económicos, incluso más que África, consideró Marion Whitney Lloyd, investigadora del IISUE

Marion Whitney Lloyd, Gerardo Dorantes, Carola García, Rodrigo Perera y Jorge Márquez. Foto: Francisco Parra.
La pandemia catapultó la inequidad educativa en América Latina. Fue un “tsunami” que alcanzó el proceso de enseñanza-aprendizaje a nivel global, pero ha sido más notorio en nuestra región porque es económicamente la más desigual del orbe, incluso más que África, así lo expuso Marion Whitney Lloyd, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

Al intervenir en el coloquio La Cultura Digital Académica en Tiempos del Covid-19, convocado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), la doctora en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y excolaboradora de The New York Times Magazine destacó que esa desigualdad financiera que se mira entre empresarios y comunidades en zonas indígenas es reflejo de la falta de equidad, la cual se replica en toda la región.

Ha sido la zona tras la emergencia sanitaria con mayor caída del Producto Interno Bruto (PIB), con hasta 6.9 por ciento, mientras el promedio mundial es de poco más de cuatro por ciento, lo que también hace eco en la brecha digital.

América Latina se encuentra por debajo del promedio global, añadió, en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), y México aún como economía emergente apenas alcanza el octavo sitio.

Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), citadas por la especialista en la Sala Lucio Mendieta y Núñez de la FCPyS, la mencionada región es la segunda con mayor crecimiento en “pobreza de aprendizaje”, es decir, hay una pérdida de por lo menos dos años de escolaridad.

Ante esto, la investigadora universitaria sugirió contar con una mayor y mejor inversión en el rubro educativo, además de dar capacitación para estrechar la brecha digital, así como la realización de diagnósticos de la situación en cada escuela, y la puesta en marcha de un sistema de alerta ante el riesgo de abandono escolar, que se recrudeció en el bienio anterior.

“Lo más importante y provechoso es que la educación ha vuelto a la agenda mundial de autoridades y las sociedades.”

Tecnología: herramienta básica

Al poner en marcha dicho coloquio, Carola García Calderón, directora de la FCPyS, dijo que la relación con la tecnología ha cambiado, además, porque ya no sólo se busca para información o entretenimiento, sino es ya una herramienta básica, a través de la cual se pudo mantener la educación.

“Con el confinamiento los usos académicos cambiaron. Nos llevó a vivir de otra manera. Esto nos acompañará en todas las generaciones siguientes, ya no hay marcha atrás”, resaltó.

Jorge Federico Márquez Muñoz, académico de la FCPyS, también intervino en el coloquio con la ponencia “Los teóricos de la conducta en internet”, en la cual expuso que las (nuevas) “ciencias del comportamiento” hoy se utilizan para inducir qué noticias se leen, qué productos se compran, y así moldear la esfera intelectual y cultural que habitamos.

“Las técnicas para moldear el comportamiento son usadas por los gobiernos, las empresas, los partidos políticos, las ONG, los artistas, y en éstas no se apela a la razón, no buscan persuadirnos con argumentos o información, sino con motivaciones no racionales, disparadores emocionales y prejuicios inconscientes.”

Para entender dicha ciencia en su aplicación en las redes sociales, citó a los pensadores Daniel Kahneman y Amos Tversky, impulsores de este movimiento, quienes aseguran que debe comprenderse la irracionalidad de un modo sistemático, porque cuando nuestro pensamiento yerra lo hace de un modo predecible.

“Se plantearon, ¿cómo vamos a elegir algo con prejuicios?, en lugar de informarnos bien, es mejor usar estos prejuicios para moldear la opinión pública. Esto se hizo en el caso de la presidencia de Barack Obama, en la que había una oficina, desde donde se buscaba usar los prejuicios de la gente para ‘el bien’ de la misma, a esto le llamaron ‘paternalismo libertario’, porque no impone mandatos, sino enmarca las decisiones de la población”, concluyó.

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