El legado cultural de Jaime García Terrés, a cien años de su nacimiento
La poesía, el trabajo de un artesano de palabras
El Centro de Enseñanza para Extranjeros ha organizado dos mesas redondas en honor del centenario del nacimiento de Jaime García Terrés; participarán Vicente Quirarte, Anel Pérez, Joaquín Díez-Canedo, Manuel J. de Jiménez y Daniel Escoto
En su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, en 1975, Jaime García Terrés afirmó que “la atmósfera cultural de un pueblo es, entre otras cosas, un termómetro de su salud ética y de su vitalidad, un instrumento para preservar ambas y un arma que alivia y se opone a la injusticia”.
Vicente Quirarte, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, considera que “es necesario e imprescindible leer a Jaime García Terrés porque es un poeta que nunca dejó nada al azar y siempre consideró que la poesía era el trabajo de un artesano de palabras”.
Para celebrar el centenario del nacimiento de García Terrés, el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) ha organizado dos mesas redondas: el 10 de junio, a las 17 horas, Vicente Quirarte, Anel Pérez y Daniel Escoto analizarán su vida y obra desde una perspectiva crítica y literaria; el 17 de junio, a la misma hora, Joaquín Díez-Canedo y Manuel J. de Jiménez se enfocarán en la relevancia de sus aportaciones editoriales y culturales. Ambos eventos serán transmitidos en línea a través del Facebook y YouTube del CEPE.
Con la finalidad de reflexionar sobre el legado cultural de Jaime García Terrés, Gaceta UNAM entrevistó a Vicente Quirarte, Anel Pérez y Joaquín Díez-Canedo.
Vicente Quirarte, profesor e investigador en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, integrante de El Colegio Nacional y de la Junta de Gobierno de la UNAM, respondió, vía correo electrónico, el siguiente cuestionario:
—¿Cuál es el legado cultural de Jaime García Terrés?
—Para responder a esta pregunta acudo al libro UNAM. Fortaleza de México, en cuyas páginas 199 y 200 puede leerse en el texto escrito por Rosa Beltrán y Edgar Esquivel: “En 1953, un año antes de la apertura de cursos en la novísima Ciudad Universitaria, tomó las riendas de la Difusión Cultural un joven escritor y promotor de 29 años. Suele haber consenso en señalar a esa década como una etapa plenamente urbana y moderna para el país y para la UNAM, pero además gloriosa en todos los aspectos educativos y culturales, lo cual situaba a la Universidad como un lugar determinante. Si aplica la mención de una época dorada en materia cultural es probable que corresponda a la década de García Terrés… A decir del poeta José Emilio Pacheco, García Terrés fue ‘el gran animador, el renovador de la difusión cultural universitaria en todos los ámbitos; o lo que es lo mismo, entendió como nadie el momento y luego el panorama que hacía falta’. Y ello tuvo un impacto dentro y fuera de la UNAM, porque literalmente importó a los recintos universitarios su curiosidad y los vínculos intelectuales que cultivó. En palabras de García Terrés: ‘La cultura no es un pilón prescindible y sus manifestaciones constituyen un factor necesario para la orientación y el enriquecimiento de la vida colectiva, y el desatenderlas mutila y desvirtúa la noción misma del progreso’”.
—García Terrés escribió en su discurso de ingreso a El Colegio Nacional: “Si el lenguaje de una nación pierde eficacia expresiva, si no se fomentan su exactitud y su claridad, la nación decae”. ¿Cuál es su opinión sobre estas palabras? ¿Considera que el lenguaje de nuestro país ha perdido eficacia?
—Dos veces en el párrafo citado Jaime García Terrés se refiere al término nación, actualmente con tanto desprestigio a fuerza de ser utilizado por los malos servidores de la palabra. Al igual que conceptos como patria, patriotismo y bandera han perdido vigencia en nuestro idioma, es necesario que el hombre o la mujer de letras den a esas palabras un nuevo sentido. Del mismo modo en que los mitos se transforman, igualmente debe ocurrir con las metáforas. Es necesario que surjan nuevas formas de nombrar. En 1921 el poeta Ramón López Velarde escribió en su poema Suave patria una manera nueva de entender al país. En nuestro tiempo, Efraín Huerta en el poema Amor, patria mía desmitifica una serie de lugares comunes para incorporarnos a nuevas formas de ser. Por lo tanto el trabajo de la literatura consiste en decir de otro modo lo mismo, para utilizar las palabras del poeta Rubén Bonifaz Nuño, quien se atrevió a escribir un poema sobre Benito Juárez. García Terrés subraya la importancia de recuperar la herencia del idioma, pues sólo de esa manera podremos seguir hablando de la gran nación que somos y defendemos a través de la palabra reconstruida una y mil veces por nuestros grandes escritores.
—En ese mismo discurso, García Terrés señaló: “El escritor no cesa por ello de insinuar utopías, de formular críticas expresas o tácitas, de vocear protestas más o menos directas, de publicar su verdad”. ¿Cree usted que el papel del escritor es aún fundamental en estos tiempos?
—El escritor es tan importante y necesario a una comunidad como lo es el médico o el abogado. La urgencia por curar una enfermedad o de resolver un asunto jurídico son tareas inmediatas. En cambio, el trabajo del escritor es perturbar la conciencia de los otros, subrayar sus defectos, amplificar sus virtudes. De allí que su trabajo consista en ser la mala conciencia de su tiempo como exigía el poeta Saint John Perse. El poeta, y Jaime García Terrés fue uno de los grandes, busca alterar la sociedad en la que vive.
—¿Por qué deberían leer los universitarios a Jaime García Terrés?
—En un país donde nadie lee y es más fácil admirar a nuestros poetas que leerlos, en un mundo donde el deportista merece todas las glorias, el poeta ocupa un lugar secundario. Tenemos que retroceder a esas sociedades donde el trabajo del escritor era reconocido y aplaudido. Es necesario e imprescindible leer a Jaime García Terrés porque es un poeta que nunca dejó nada al azar y siempre consideró que la poesía era el trabajo de un artesano de palabras. Su ensayo titulado elocuentemente “Nueva defensa de la poesía” demuestra que quería hacer realidad la exigencia de Stephane Mallarmé: “Hacer más puras las palabras de la tribu”.
Es un hombre que planteó las preguntas de por qué y para qué es importante la difusión de la cultura desde un espacio libre y autónomo como la Universidad”
El editor
Respecto al legado cultural de García Terrés, Joaquín Díez-Canedo, editor y extitular de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, señaló que por un lado está su obra personal como poeta y ensayista; por otro, su labor en difusión cultural y en la Revista de la Universidad; y después su paso por el Fondo de Cultura Económica (FCE), en donde fue su director de 1982 a 1988.
También fue director de la Biblioteca de México. “Y ahí también hizo una revista que se llamaba como el recinto, a la que le dio mucha vida, mucho interés. Era un hombre que siempre le gustó hacer revistas. Cuando pasó por el FCE dirigió la Gaceta del Fondo, que era una especie de boletín bibliográfico al que dio mucha importancia e invitó a muchos escritores jóvenes a trabajar allí”, agregó.
Añadió que García Terrés fue maestro de mucha gente joven, los invitó a trabajar al FCE, muchos de ellos alrededor de la Gaceta. “Así que también fue formador de editores, maestro de ellos”.
¿Qué tan importante era su papel como editor? Joaquín Díez-Canedo narró: “Una de las cosas que hizo García Terrés fue aumentar de manera importante las novedades en el FCE. Ya había repuntado en los últimos años de José Luis Martínez, pero con él se consolidó, se duplicó la publicación de libros nuevos. Durante su gestión se publicó a mucha gente joven en los Cuadernos de La Gaceta y en Letras Mexicanas. Muchos primeros libros que hoy son muy importantes están allí”.
García Terrés editó además la colección La Ciencia desde México, “una publicación que ha sido muy importante y es única en la nación, aunque hay otros esfuerzos, sobre todo desde la Universidad”.
La necesidad de revisitarle
Anel Pérez, directora del CEPE, señala que “mirar al pasado es siempre un asomo desde el presente que nos obliga a repensar la mirada al futuro. Por eso es importante la memoria histórica como punto de partida a la pregunta por el hoy y por el mañana. Hace unos años, el CEPE, a través de su coordinación de cultura, propuso un ciclo dedicado a revisar los centenarios del nacimiento de pensadores de esa llamada Generación de Medio Siglo. Desde entonces y hasta ahora se ha hecho un recorrido por filósofos y creadores que han hecho aportes a nuestra cultura. Tal es el caso de Jorge López Páez, Rubén Bonifaz Nuño, Ricardo Garibay y Sergio Magaña”.
Este año, explica la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, “toca el turno de hacer un homenaje a Jaime García Terrés. Es un hombre que planteó las preguntas de por qué y para qué es importante la difusión de la cultura desde un espacio libre y autónomo como la Universidad. Al tiempo en que hay una mirada al creador, al escritor, poeta y ensayista García Terrés, hay también la necesidad de revisitarle y permitirnos vernos en el espejo de sus preguntas fundamentales sobre el quehacer de eso que llamamos la difusión de la cultura. ¿Qué es la cultura, por qué difundirla, cómo, desde dónde, para qué? Esas son algunas de las preguntas de este gestor que nos obliga a mirar la contemporaneidad de esta acción prevista por la UNAM”.
Es tan interesante como necesario revisar su paso por la Revista de la Universidad de México, acotó, “por su liderazgo al frente de Difusión Cultural de la UNAM, la puesta en marcha de Casa de Lago, desde donde replanteó interesantes ideas escénicas, como el proyecto de Poesía en Voz Alta; su gestión para generar los famosos cine clubes, su incansable labor para miradas de vanguardia en las exposiciones de artes visuales; su papel fundacional en el Canal 11 del Politécnico. Pero también es apasionante dejarse llevar por su trayectoria como escritor y periodista literario. Un personaje central en la historia de nuestra propia Universidad, pero contemporáneo en las miradas para la gestión y la difusión de la cultura”.
Este ciclo continuará el 2025 con la enorme Rosario Castellanos, seguido de una larga lista de grandes pensadores y pensadoras, concluyó Anel Pérez.