México, muy importante en mi formación: Luis García Montero

“La poesía es como encender una luz y mirarse al espejo…”

El poeta, invitado especial en la Filuni, ha participado en diversas actividades defendiendo el valor de la literatura

Foto: Libros UNAM.

En días pasados, el poeta Luis García Montero, ganador del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, que otorgan la UNAM y la Secretaría de Cultura del gobierno de México, aceptó el galardón en el Palacio de Bellas Artes, defendiendo, como ha hecho en otras ocasiones, el valor de la poesía en el mundo actual.

“Le debo a la poesía el deseo de preguntarme sobre mí mismo, la posibilidad de comprender las relaciones de mi yo con el nosotros de una comunidad y la necesidad de calma, la alianza de un tiempo mío, para hacerme dueño de lo que oigo y de lo que digo”.

Podríamos decir que este tipo de declaraciones marcaron desde un inicio el tenor de lo que habría de ser esta vez su estancia en México, ya que también ha sido uno de los invitados especiales de Cultura UNAM en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, donde ha participado en diversas actividades defendiendo el valor de la palabra y de la literatura.

Más allá de la docencia, de ser director del Instituto Cervantes, entre otras áreas de interés, Luis García Montero ha trabajado, desde la poesía y el ensayo, en una larga carrera literaria alrededor de importantes preocupaciones del mundo contemporáneo, las cuales refrenda.

“Cuando pienso en la palabra ‘hoy’ pienso en el mundo, pienso en mí, pienso en la historia y me gusta unir los orígenes de mi vocación con la realidad en la que estamos viviendo. Sigo teniendo fe en la poesía, en la necesidad de ésta”, expresa.

“La poesía es como decidir encender una luz y mirarse al espejo, y vivimos en un mundo en el que hace mucha falta que la gente se mire al espejo para hacerse dueña de su propia conciencia, porque hay tanta desinformación, tanto bulo navegando por las redes sociales que te descuidas y repites lo que flota en el ambiente, y no es lo que sientes ni tiene que ver con la verdad. Y la poesía, además, es una manera de pedir calma. La calma significa saber que hay herencias que recibimos del pasado y que la experiencia humana es una herencia que no se debe olvidar en nombre de las nuevas sorpresas de los mercados”.

A pesar de esta profesión de fe, García Montero nos revela el abordaje dual con el que ataca hoy mismo ambos géneros. “Confieso que estoy divagando un poquito porque el último libro, Un año y tres meses, lo escribí con la muerte de mi mujer, la escritora Almudena Grandes, y fue un libro en el que le preguntaba a la poesía sobre mi vocación y eso me marcó. Estoy escribiendo algunos poemas pero sin tener una idea clara del libro. Me interesa ver cómo nuestra vida cotidiana se relaciona con la historia: de qué manera nos sentamos a comer en nuestra cocina, encendemos las noticias en la televisión y vemos que está habiendo un genocidio en una parte del mundo”, menciona.

“En el ensayo estoy trabajando sobre cosas hechas. Releo un libro que publiqué hace 30 años, El realismo singular, en el que yo reivindicaba el realismo, pero desde la singularidad de alguien que a partir de su conciencia intenta mirar la realidad. Y es que precisamente estoy viendo de qué manera el poeta profesor que yo era en los años 80 y a principios de los 90 buscaba una tradición. Intentaba conectar con la poesía de mis maestros, de Federico García Lorca, el poeta de mi ciudad, o de Rafael Alberti, el poeta exiliado, o de los poetas latinoamericanos que iba conociendo, desde César Vallejo hasta José Emilio Pacheco, de Rubén Bonifaz Nuño a Pablo Neruda. De qué manera le preguntaba a la poesía cosas que sirvieran para encontrar mi propia vocación, mi propio mundo, mi propia manera de sentir. Estoy viendo de qué forma ahora presento esos ensayos escritos en los años 90 como el camino de búsqueda de un joven poeta profesor que quería apostar por la poesía”.

La estancia en nuestro país le hace recordar a García Montero que México ha sido muy importante en su formación. En particular los “libros de Rubén Bonifaz Nuño, José Emilio Pacheco, Octavio Paz o Carlos Fuentes”, sobre el cual, y todavía a propósito de la recepción del premio, dice: “Me identifico con Fuentes a la hora de leer sus ensayos sobre el territorio de La Mancha. Entienden muy bien lo que significaron Cervantes y El Quijote… en América, pero también hablan de las relaciones entre España y México. Siempre digo, cuando me preguntan, que las relaciones entre España y México son conflictivas como son conflictivas las relaciones de España con España y de México con México, y es que vivimos en una atmósfera que nos ha hecho hermanos”, concluye.

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