La producción editorial, rostro de las entidades

Los títulos publicados muestran su potencia y qué tipo de investigación se produce: Miguel Armando López Leyva

Foto: Víctor Hugo Sánchez.
Con conferencias magistrales, presentaciones de libros, talleres, charlas de café, exposiciones y venta de artesanías y productos regionales se llevó a cabo, del 22 al 24 de mayo, la XVI Feria del Libro Antropológico, que en esta ocasión tuvo a Jalisco como estado invitado.

En el Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA), el coordinador de Humanidades, Miguel Armando López Leyva, resaltó que ese Subsistema tiene una potente producción bibliográfica. “Los libros son uno de los rostros de nuestras entidades, que nos hablan de qué tipo de investigación se produce”.

En ferias como esta, “difundir la noción de lo que hacemos a partir de nuestras publicaciones, de nuestros libros, es lo más importante que podemos hacer, porque es mostrar la potencia que tiene cada entidad, y desde luego la del IIA es extraordinaria en términos de su producción editorial, a lo que se agrega lo que hacen otras instancias universitarias”.

De ese modo, dijo, “damos la bienvenida a las entidades académicas del Subsistema y a las casas editoras relacionadas con las ciencias sociales y las humanidades. Espero que la variedad de su producción editorial, junto con la del estado de Jalisco, nos permita ampliar nuestros horizontes con disciplinas que quizá no sean las nuestras, pero que nos pueden aportar mucho en términos de conocimiento de estas áreas”.

López Leyva añadió que “todos disfrutamos en la vida diaria del placer de la lectura y el instrumento básico para ello es el libro, a pesar de los cambios en los formatos, ya que ahora no sólo tenemos libros impresos, sino también digitales”.

Además destacó la relevancia de hacer invitaciones a las entidades de la República, porque es una manera de conocer, a través de sus libros, lo que hacen y lo que producen, así como el marco general de su cultura.

Ana Bella Pérez Castro, directora del IIA, agradeció la presencia de diferentes sellos. “Es un honor poder contar con esta producción de las entidades de la UNAM, y con las obras de otras editoriales que siempre nos acompañan”.

Asimismo, se refirió a los artesanos y a quienes traen sus delicias culinarias. Esta Feria, consideró, “es un agasajo para los sentidos”.

Hubo pláticas y talleres, algunos de ellos dirigidos a las infancias, que “se convierten en una forma de transmitir a los pequeños lo que se hace y la importancia de la antropología física y social, o la lingüística”.

En el patio central del IIA, la directora reconoció al personal del Instituto a su cargo, que hizo posible la realización de una nueva edición de la Feria.

El cañón de Bolaños

Abel Salgado Peña, jefe de la Unidad de Enlace Federal y Asuntos Internacionales del Gobierno de Jalisco, aseguró: “Significa una distinción ser invitado de honor en esta edición, en la que particularmente nos vamos a centrar en el cañón de Bolaños, ubicado en la zona norte del estado y que ha sido motivo de una investigación muy acuciosa, de más de 40 años, de María Teresa Cabrero García, académica del IIA”.

Ella, a través de su trabajo, ha hecho visible lo que representan, en términos de historia, los asentamientos de los pueblos originarios en esa zona de Jalisco, la cual colinda con Zacatecas. “A partir de lo que podamos conocer en las diferentes presentaciones y ponencias, reconoceremos y entenderemos mejor al estado”, opinó.

Al término de la inauguración, en el Salón Alfredo López Austin del Instituto, se inauguró la exposición El proyecto arqueológico en el cañón de Bolaños, trabajo emblemático del IIA, que ha realizado María Teresa Cabrero durante cuatro décadas.

En la muestra se relata que un resultado de ese proyecto fue el descubrimiento de una cultura prehispánica hasta entonces desconocida, que se extendió a lo largo del cañón al inicio de nuestra era.

La investigación ha permitido conocer la dinámica sociocultural y las interacciones de esta cultura con otras mesoamericanas y del norte de México mediante una ruta comercial establecida a lo largo del cañón.

Se descubrieron tres tumbas de tiro (cavadas) selladas y entierros directos, así como figurillas únicas en toda la región mesoamericana.

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