Entrega del Premio Profopi

La UNAM, institución de educación superior con más patentes

El primer lugar del certamen correspondió a la producción de una proteína de alto valor nutritivo para humanos

Sofía Mendoza y Gabriel del Río. Foto: Benjamín Chaires.
Desde hace dos años y medio la UNAM ocupa el primer lugar en el listado de patentes concedidas a instituciones de educación superior por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), con casi 130, afirmó el rector Enrique Graue Wiechers.

En su mensaje –al que le dio lectura el secretario general de la Universidad Nacional, Leonardo Lomelí Vanegas, en la ceremonia de premiación de la décima edición del Programa para el Fomento al Patentamiento y la Innovación (Profopi)–, Graue Wiechers señaló: “No obstante la pandemia, la cultura del patentamiento tampoco se detuvo, y muestra de ello es que en esta edición participaron 20 proyectos de 10 entidades universitarias, que presentaron registros de solicitud de patente en 2021 ante el IMPI”.

En el Auditorio de la Torre de Rectoría añadió que el Profopi reconoce los méritos técnicos de las innovaciones con interés para la industria, con productos útiles que puedan beneficiar el desarrollo económico de la nación.

“Esta es una de las funciones de nuestra Universidad: el fomento a la cultura de la protección de los desarrollos científicos, producto de la generación de nuevos conocimientos y su aplicación directa a las necesidades de una nación que queremos pujante, independiente y fortalecida.”

Acompañado por el secretario administrativo de la UNAM, Luis Álvarez Icaza Longoria, Lomelí Vanegas continuó con la lectura del mensaje del rector Graue, quien agregó que los desarrollos premiados son prueba del rigor académico, la creatividad y la tenacidad individual y colectiva que distingue a los universitarios.

“Enhorabuena a los ganadores y muchísimas felicidades a quienes sometieron proyectos y patentes, por dar continuidad a la indispensable relación entre la innovación y su posible aplicación.”

Desarrollos ganadores

En el acto se presentó un video de los desarrollos ganadores. El primer lugar correspondió a Gabriel del Río Guerra y Sofía Natalí Mendoza Cabrera por la producción de una proteína de alto valor nutritivo para humanos. Su composición de aminoácidos esenciales es tres veces mayor a la requerida por las personas. Dicha proteína fue obtenida utilizando un método computacional y algoritmo propio que permitió seleccionar una entre casi 100 millones de secuencias de proteínas.

El segundo sitio fue para Octavio Manero Brito por un microencapsulado de bacterias usado en actividades metalúrgicas. En él se utilizan las bacterias Acidithiobacillus thiooxidans, que pueden digerir minerales que contengan compuestos de azufre y zinc, pues mediante este procedimiento se evita la lisis celular.

El presidente de la Comisión de Innovación Empresarial de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Fernando Sánchez Argomedo, destacó que el Profopi premia el conocimiento que debe ser aprovechado por la industria y las empresas para llevarlo al mercado y darle mayor valor económico y social.

El coordinador de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNAM, Jorge Vázquez Ramos, expuso que a 10 años de la creación del Profopi la cultura del patentamiento y la innovación es parte importante del desarrollo de la investigación en la Universidad Nacional, y se busca que las tecnologías por evaluar sean las que muestren la maduración suficiente para ser atractivas y transferirse al sector productivo.

Ante la virtual inexistencia de apoyos públicos para la maduración de las invenciones –que en promedio alcanzan niveles de dos o tres en una métrica de nueve– se deben redoblar esfuerzos, a fin de que los desarrollos universitarios se prueben en ambientes reales en la industria o en estudios relevantes realizados en pacientes.

Gabriel del Río Guerra, investigador del Instituto de Fisiología Celular, agradeció los apoyos que diversas instancias de la UNAM le han brindado para llevar a cabo sus estudios con plena libertad, y que tienen el objetivo de contribuir con soluciones a los problemas de la sociedad.

También la ayuda para lograr el patentamiento de su desarrollo, así como el respaldo de inversionistas que creen en ideas que aún no son un producto, pero tienen el potencial para crear un nuevo mercado y contribuir al crecimiento de la economía.

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