En el Museo del Chopo
La vestimenta como relato de la desaparición forzada
La artista Sabina Aldana exhibe la instalación escénica Indumentarias para no desaparecer
La instalación escénica performática Indumentarias para no desaparecer dialoga entre lo real y lo ficcional para resistir la desaparición en México. Es un dispositivo compuesto por cinco piezas “donde el vestuario/indumentaria es el epicentro y detonador del discurso”.
El concepto, dirección, diseño y realización es de la vestuarista y artista colombiano-mexicana Sabina Aldana. Los sitios para conocer este trabajo son el Espacio Underground, el Foro del Dinosaurio, el Patio de Maniobras y la Galería Alternativa del Museo Universitario del Chopo, desde hoy y hasta el 21 de agosto.
El proyecto inició con una investigación dirigida durante 2018 y 2019 por la escritora e investigadora Ileana Diéguez, y la directora de escena Laura Uribe. Aldana fue invitada a acompañar a personas con familiares desaparecidos que han emprendido una ardua búsqueda con sus propios medios, experiencia que la llevó a replantear su trabajo como creadora.
“Fuimos a la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas”, dice en entrevista. “Mi experiencia fue en Huitzuco, Guerrero, lo que cambió profundamente mi vida. A partir de eso modifiqué sustancialmente mis operaciones como vestuarista, diseñadora y artista. Me pareció inverosímil que ellos mismos se hayan visto en la necesidad de investigar y desarrollar sus propias tecnologías para encontrar a sus familiares. Ya incorporada a las actividades de la brigada, debo confesarlo, me sentí un poco inútil, tenía que cavar con una pala y no sabía cómo hacerlo”.
Recorrido sonoro
Es esta experiencia la que la llevó a crear una instalación escénica donde se hiciera un recorrido sonoro a través de las indumentarias de los desaparecidos. Para tal fin, construyó cinco prototipos. El primero invita al espectador-usuario a generar un archivo de identificación “a partir de la intervención de su propia indumentaria, también la de su cuerpo con una señal inscrita en la piel, así como la elaboración de un expediente descriptivo, con el propósito de ser reconocido por sus familiares en caso de ser desaparecido”.
El segundo lo creó a partir de “la recopilación y la configuración de referentes de la realidad; indumentarias y elementos que usan los familiares de personas desaparecidas buscadoras de fosas en distintas zonas del país”.
Un tercero está diseñado para tener mayor impacto y presencia en una manifestación pública sobre el problema. “Lo constituye una serie de indumentarias que permiten dar mayor visibilidad mediática para llamar la atención de las autoridades”.
Los dos últimos acogen indumentarias que son “memorias que quedaron suspendidas en el tiempo, prendas que esperan volver a ser habitadas”.
Con estas piezas, según nos dice, “abre una provocación con elementos ficcionales, documentales y funcionales para crear nuevos imaginarios”.
En Indumentarias para no desaparecer los objetos son archivos y están expuestos con un registro sonoro, que es el testimonio de los familiares. En todos estos materiales hay una especie de “prótesis política”, lo que significa poner elementos sobre un cuerpo que pueden interpretarse de diversas maneras dependiendo del cuerpo que los use.
Aldana, quien define el vestuario como “un vehículo para asumir el afuera, el intermedio entre cuerpo y espacio, una interfaz para conectar un universo con otro, lo íntimo y lo público, el espacio privado y el social”, nos plantea en esta oportunidad una reflexión sobre el tema de la seguridad en el país en un contexto de emergencia.
Nos dice que “la ropa funciona como un portador de signos que genera pensamiento y reflexión en torno al fenómeno de la desaparición”, y muestra su interés por establecer “un diálogo con la creación de vestuario entendido como un archivo vivo, un documento que resguarda datos de la humanidad de cada individuo”.
La creadora pretende que la gente que no conoce a fondo el fenómeno de la desaparición se sensibilice acerca de éste y no se conforme con las cifras. “Hay que estar más próximos a los familiares y al cuerpo como formas de resistencia en estos contextos de violencia”. Nos invita a que “seamos valientes al enfrentar el lado siniestro que nos compete como ciudadanos y sociedad, lo mismo que a pensar cómo evitar que sigan las desapariciones forzadas”.
Su instalación escénica performática, además de reunir material de archivo, testimonios, objetos y prendas atravesadas por la desaparición, integra activaciones performáticas en las que se promueve la interacción con las piezas a través de tres mediadoras que hacen el recorrido junto con los visitantes.
Cofundadora de la compañía L.A.S. (Laboratorio de Artistas Sostenibles), junto con Laura Uribe, al final de la conversación invitó a experimentar cómo es que indumentarias ficcionales nos relatan lo que el cuerpo humano puede necesitar para sobrevivir.
Entre las actividades paralelas programadas incluye un conversatorio con familiares de desaparecidos y especialistas el jueves 11 de agosto a las 17 horas en la Cafetería del Museo del Chopo.