También se requiere fomentar la no discriminación

Laicidad, necesaria para garantizar derechos sexuales y reproductivos

La religión no ha desaparecido; al contrario, ha mutado y asumido nuevas maneras: Pauline Capdevielle, académica del IIJ

Debemos cambiar nuestro paradigma a fin de entender las relaciones entre el Estado, la Iglesia y la sociedad.
Para garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las personas, es necesario un umbral mínimo de laicidad; es decir, de distanciamiento entre Estado e Iglesia. Sin embargo, no es una varita mágica con la cual se garanticen esos derechos, se requiere comprender sus fallas a fin de poder encontrar estrategias más eficaces para esa defensa, señaló Pauline Capdevielle, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

Al presentar los avances de su trabajo ¿Es útil la laicidad para la defensa de los derechos sexuales y reproductivos en América Latina?, la jurista recalcó que como hipótesis de este paper, la laicidad no necesariamente basta para garantizar la no injerencia de las Iglesias en la esfera pública y en los derechos de las personas, incluso dicho principio podría resultar contraproducente en algunos escenarios.

Por lo tanto, debemos ir más allá del principio de laicidad relacionado en automático con los derechos sexuales reproductivos, y crear nuevas narrativas. Particularmente, “nos interesa impulsar los derechos al libre desarrollo de la personalidad y a la no discriminación”, prosiguió en el marco del Seminario Permanente Los problemas del Estado constitucional y democrático de derecho.

En sesión híbrida, la especialista en derechos humanos indicó que el primer paso de su proyecto de investigación es cuestionar la pertinencia del concepto de laicidad. En ese sentido, en México y Francia (país del que es originaria) no existe debate en torno a la idea de que necesariamente la laicidad sea una aliada e ingrediente necesario para defender los derechos sexuales y reproductivos de las personas; no obstante, “suena como un lugar común, pues es algo que se ha defendido tradicionalmente en los sectores laicos”.

“Lo que intento mostrar, como académica y en lo personal, es que la laicidad es un elemento importante, parte de las conquistas del pueblo mexicano hacia una mayor democracia y derechos humanos; pero también que existen algunas tensiones analíticas a nivel empírico, pues no necesariamente podemos asumir esta correlación como mecánica”, explicó.

En el paper “presento, en primer lugar, un panorama de la laicidad en América Latina para después abordar argumentos en el sentido de un fuerte vínculo entre ésta y derechos sexuales y reproductivos, y una tercera parte que muestra estos desencuentros, y por último defender en las conclusiones la idea de un uso estratégico de la laicidad”, detalló.

El principio de laicidad puede considerarse común al constitucionalismo latinoamericano, pero a la vez no tiene la misma resonancia en países como México, Uruguay o Cuba, donde existe esta tradición consolidada de laicidad, mientras que en muchas naciones que se asumen laicas a nivel constitucional es un fundamento endeble, comentó.

Asimismo, indicó, existen algunas paradojas a nivel latinoamericano. Por un lado, tenemos este proceso de laicización de las constituciones, pero a nivel empírico observamos el intento de las Iglesias por ganar terreno. “Hay líderes religiosos que tratan de secularizar su discurso para llegar al debate público e intentar frenar el avance de los derechos humanos”.

Recalcó que no necesariamente existe una fuerte correlación a nivel empírico entre laicidad y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos. Por ejemplo, en Honduras, hay menciones a la laicidad en su constitución; sin embargo, “el año pasado colocaron en ésta el principio de sacralidad para la vida humana, es decir, impedir el avance en el derecho al aborto”.

Un apartado más en su paper es la simbiótica entre laicidad y derechos sexuales y reproductivos, en el que la especialista trata de recordar los argumentos fuertes para seguir defendiendo este principio.

Mencionó que el sentido común “nos lleva a establecer esa defensa desde la laicidad, lo cierto es que en América Latina los actores religiosos con mayor visibilidad se pronuncian sistemáticamente contra esos derechos; pero también desde grupos pararreligiosos como Provida, Profamilia, Padres de Familia, etcétera, están contra la educación sexual, un tema de actualidad”.

“Hoy nos estamos dando cuenta de que la religión no ha desaparecido, al contrario, ha mutado y asumido nuevas maneras; ha reconfigurado la esfera pública y, por tanto, también debemos cambiar nuestro paradigma para entender estas relaciones entre el Estado, las religiones y la sociedad”, puntualizó.

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