Viveros y jardines polinizadores en CCH Sur y Oriente

Las áreas verdes disminuyen la contaminación y generan comunidad

La propagación de plantas es importante porque permite la conservación de las especies endémicas y en peligro de extinción

Fotos: Eric Noxpanco y Erik Hubbard.
El cambio climático y la degradación ambiental son una amenaza para la humanidad, por lo que en 2022 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que todas las personas del mundo tienen derecho a un medio ambiente saludable.

Para que esto sea posible es de suma importancia que se trabaje en mejorar las condiciones ambientales y, precisamente, han sido los jóvenes del CCH quienes, preocupados por su futuro y el de las generaciones que vienen, han emprendido acciones en favor del medio ambiente.

“Desde que eres pequeño te hablan de la importancia de cuidar el planeta y te explican cómo lo hemos perjudicado. Por eso, como estudiantes, aprender a cuidar una planta o crear un área verde es bueno para el ambiente”, comenta Lilith Aurora Sánchez Garduño, estudiante del cuarto semestre del CCH Oriente.

El cambio del uso de suelo, la contaminación y la expansión de las urbes han generado consecuencias negativas en los ecosistemas, que ponen en peligro la diversidad de la flora. En el CCH Oriente hay dos viveros en los que crecen plantas que posteriormente se colocan en las jardineras del plantel.

Quienes cursan la carrera técnica Propagación de Plantas y Diseño de Áreas Verdes aplican sus conocimientos en un vivero. Tal es el caso de Sayuri Valeria Otero García, estudiante del sexto semestre. Ella considera que la relevancia de su trabajo es que “crean más espacios verdes para disminuir la contaminación; además, se genera comunidad, pues convivimos más”.

La propagación de plantas es importante porque permite la conservación de las especies endémicas y en peligro de extinción. En el vivero hay suculentas, diversos tipos de agave (para pulque, fibra o mezcal), cactus y gladiolas, entre otras plantas.

“Me parece que la educación ambiental tiene el carácter formativo, es decir, termina por ser parte de tu vida. Estoy segura de que las personas que egresan y trabajan con nosotros nunca van a ver con indiferencia algún problema de corte ambiental”, comenta la profesora Julieta Sierra Mondragón.

Debido a la escasez de agua en la alcaldía Iztapalapa, y por tanto en el plantel, han tomado acciones para reutilizar el agua de lluvia y de uno de los sanitarios de hombres.

El sistema de captación de lluvia está diseñado con un techo que permite que el agua llegué a canaletas y de ahí se dirija a un tlaloque en el que se separa el agua de los primeros minutos de lluvia, que es más ácida, de la que cae posteriormente. El agua se almacena en una cisterna con capacidad de 110 mil litros, y que después es utilizada para regar plantas y áreas verdes del plantel.

También cuentan con un humedal artificial que comienza en uno de los sanitarios de hombres; el agua utilizada en los mingitorios y lavabos llega a dos tanques –un sedimentador y un homogenizador– y en ellos se realiza un primer tratamiento.

Posteriormente, el agua pasa al humedal artificial, donde los microorganismos se adhieren a la grava y las plantas (como el papiro, carrizo y cola de caballo, que se alimentan de los nutrientes de ese líquido) para descontaminarla.

Finalmente, el agua llega a un tanque en el que se desinfecta, para luego ser almacenada y utilizada en el vivero y la jardinería. “Es un proyecto muy importante, responsable y adecuado. Se puede reutilizar el agua y se evita consumir más de la necesaria”, comenta Ana Karen Pimentel Martinez, estudiante que participa en uno de los viveros y en el humedal.

Abono orgánico

Para que las plantas puedan nutrirse necesitan abono; por ello se han dado a la tarea de juntar la basura orgánica de las cafeterías y darle un uso en beneficio de la naturaleza. Con esos residuos elaboran composta y lombricomposta.

Sofia Michelle Quiroz Heredia, del cuarto semestre, explica que al percatarse de que los árboles y las áreas verdes de la escuela estaban secos, decidieron elaborar este abono orgánico. “Ayuda a nutrir las plantas, permitiendo que éstas y los frutos tengan mejor calidad y por lo tanto el oxígeno también”.

A su vez, Karen Monserrat Meléndez Martínez, que cursa el sexto semestre, plantea que este tipo de composta es de las formas más fáciles y beneficiosas de hacer que los desechos orgánicos no sean basura y, a largo plazo, produzcan degradación ambiental. “Si los jóvenes no retomamos problemáticas ambientales y no ponemos en práctica las soluciones que proponemos, no avanzaremos”, enfatiza.

Otros estudiantes también elaboran lombricomposta. A la composta le agregan lombrices para que los desechos orgánicos se descompongan más rápido. De esta forma no se utilizan fertilizantes artificiales, lo que evita agregar químicos a la tierra para su sobreexplotación.

Parakata

En el CCH Sur, el alumnado se ha sumado a la creación de un jardín de polinizadores al que nombraron Parakata. “Buscamos crear un espacio seguro para estos animales, en donde puedan conseguir su alimento y refugiarse”, explica Erika Brambila Castilla, estudiante del sexto semestre.

Ante la reducción de polinizadores, esta comunidad sembró un jardín en el que, además, se agregó un hotel de insectos, para que tengan un lugar donde pasar la noche o invernar.

“Los ciclos vitales de las plantas dependen de los polinizadores”, argumenta Nohemi Claudia Saavedra Rojas, secretaria técnica del Sistema de Laboratorios para el Desarrollo y la Innovación (SILADIN) del CCH Sur.

Este espacio –al que llegan polinizadores como abejas, avispas, moscas y colibríes– estaba pensado a pequeña escala; sin embargo, se expandió gracias a las aportaciones de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUs).

Huerto sustentable, alimentación sana

A la par del jardín, se desarrolló un huerto llamado Mayahuel. “Sembramos rábanos, lechugas, calabazas, cebollas, amarantos, plantas medicinales, entre muchas otras”, expone Ismael Rodríguez López, quien cursa el segundo semestre.

Para este proyecto, los estudiantes han elaborado biofertilizantes y bioinsecticidas, y así no utilizan los componentes que se venden en los mercados y que pueden ser dañinos para los huertos. Además, han aprendido a realizar proyectos sustentables en su plantel y replicarlos en sus hogares.

Para ellos ha sido gratificante poder cosechar y alimentarse de forma sana con lo que cultivan. Se han organizado talleres para enseñarles cómo pueden elaborar comidas y aprovechar los alimentos que su huerto les proporciona.

Por otro lado, recientemente llevaron a cabo una jornada de limpieza en la que recogieron alrededor de 1,043 kilogramos de basura, mucha de ella PET, unicel, vidrio y metal.

Italia Contreras Ochoa, del sexto semestre, comenta que “esta actividad busca concientizar a los alumnos sobre la cantidad de basura que generamos, pero también sobre lo que estamos consumiendo. Con esto buscamos mantener limpio el plantel y reutilizar lo que se puede”.

En esta jornada de limpieza participaron 960 estudiantes, 28 profesores y 45 integrantes del cuerpo directivo. Por ello se tiene planeado hacer esta actividad con periodicidad, “para mantener el espacio limpio y crear un ambiente armonioso con nuestro medio ambiente”, agrega Italia.

La directora del CCH Sur, Susana Lira de Garay, afirma que “los jóvenes han asumido una postura responsable ante el cuidado del ambiente. Al involucrarse más en las problemáticas nacionales y mundiales toman conciencia de lo que hay que hacer para mejorar nuestro entorno”.

Del mismo modo, María Patricia García Pavón, directora del CCH Oriente, reconoce las capacidades y esfuerzos del alumnado. “Tienen la fuerza, el entusiasmo, las ganas, pero sobre todo la creatividad para impulsar nuevas acciones y mejorar las que ya existen para reducir el impacto ambiental”.

Aunque es la juventud del CCH la que ha participado y propuesto proyectos en favor del medio ambiente, ha sido fundamental el fomento, apoyo y acompañamiento de los profesores, el SILADIN y la CoUs en cada una de estas acciones de sustentabilidad.

“La escuela es su segunda casa, por lo que tiene que ser agradable para que los alumnos desarrollen sus actividades y muestren su potencial académico”, asevera la profesora Julieta.

“Los invitaría a que a partir de estas pequeñas acciones, primero en casa y sumándose a proyectos más estructurados en sus escuelas, mejoremos nuestra relación con el ambiente,”, concluye la maestra Claudia.

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