Se han vuelto un fenómeno común en ciudades
Las islas de calor urbano tienen un fuerte impacto en la salud y la energía
La responsabilidad humana en este problema es clara, porque ha modificado el uso de suelo, lo que se convierte en un cambio climático local, destacaron especialistas universitarios
Las Islas de Calor Urbano (ICU) representan uno de los cambios más significativos inducidos por el ser humano en el clima de la Tierra. Tienen un profundo impacto en la vida de los residentes urbanos en cuanto a salud, confort y consumo de energía, que representan más de la mitad de la población mundial, así coincidieron especialistas.
Las ICU, explicó Karla Pereyra Castro, académica de la Universidad Veracruzana e integrante del grupo de investigación de Ernesto dos Santos Caetano Neto, del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, son un fenómeno común en el que las temperaturas de la superficie y el aire son más altas en las áreas urbanas que en las zonas rurales circundantes.
“Pueden formarse bajo una variedad de condiciones, incluso durante el día o la noche en ciudades pequeñas o grandes, en áreas suburbanas, en cualquier estación”, indicó.
Dicho fenómeno ha ido al alza, ejemplificó, debido a que en 1950 alrededor de 30 % de la población mundial vivía en ciudades, y para 2020 se había contabilizado casi el 80 %, y se espera que se incremente.
La intervención humana es clara, porque se ha modificado el uso de suelo, lo que se convierte en un cambio climático local. No obstante, la especialista expuso algunas iniciativas de planificación para reducir el calor urbano que han sido implementadas en países como Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur, las cuales tienen como objetivo mitigar los efectos de las ICU y del calentamiento global en áreas urbanas.
“Se trata de cuatro medidas: 1. reducción de las emisiones de contaminantes en áreas urbanas y gases invernadero global; 2. diseño arquitectónico con agua, enfriamiento por evaporación y nebulización; 3. adecuación de edificios e infraestructuras, aumento del albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la que incide sobre ésta), y de la ventilación; y 4. proveer refugios del calor”, refirió.
Al participar en el Seminario de Avances de Investigación (SAVI) 2024 en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de esta Universidad, Jorge Méndez Astudillo, del área de Economía matemática y modelos computacionales de dicho instituto, mencionó:
Argumentó que las variables ambientales y físicas definen la distribución especial de las ICU en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Informó que la variable que más se correlaciona es la cantidad de aerosoles, los cuales se diluyen con altitudes muy elevadas debido a la capa límite de la atmósfera.
Ante esto, consideró que el oeste y el norte de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) son las zonas más calientes, y las menores se encuentran al sur y al este.
“Como sabemos el verdor disminuye las ICU, y existe mayor cantidad de aerosoles donde hay más población; sin embargo, la zona verde es donde asciende la marginación, por lo que esta última y la privación económica tienen que ser atendidas en programas de mitigación de las ICU, es decir, estudiar las correlaciones entre verdor y marginación”, precisó.
Por último, Mónica Santillán Vera, del Posgrado en Ciencias de la Sostenibilidad de la UNAM, indicó que con esto se reitera la evidencia científica progresiva del cambio climático.
Existe, consideró, gran desigualdad de carbono entre niveles de ingresos: el decil (uno de los nueve valores que dividen, en diez partes iguales, un grupo de datos ordenados, en este caso socioeconómico) de más bajos ingresos emite el 2.7 % del total de las emisiones de CO2e; mientras que el decil de más altos ingresos, el 26.8 %.
“Se identifican tres necesidades como indicadores de las emisiones: transporte 39.9 %; energía para la vivienda 26.9 %; y alimentos 15.2 %. La participación del transporte es mayor cuando los hogares se ubican en deciles de más ingresos”, finalizó.