Las oportunidades de salud de los grupos sociales, dispares

Hay sectores con mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades, dadas sus condiciones de desigualdad y pobreza: Yedith Betzabé Guillén, de Investigaciones Económicas

Utilizando diversas teorías y herramientas de su disciplina, expertos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM buscan la mejor gestión de los recursos, un original abordaje en el análisis de diferentes enfermedades y una adecuada toma de decisiones para el sector salud.

De ello dieron ejemplo dos investigadores durante el Segundo Seminario de la Unidad de Economía de la Salud del IIEc, quienes analizaron problemas como la desnutrición y la obesidad, además de las posibilidades de la ciencia, la tecnología y la innovación de coadyuvar en los diagnósticos y tratamientos para hacer más eficiente al sector sanitario.

La economía de la salud tiene como objeto de estudio el consumo y cuidado de ésta (vista como bien económico), por medio de las técnicas, conceptos y herramientas de la economía. Entre otras cosas, esta disciplina investiga la eficacia, valor y comportamiento de los tratamientos y políticas de salud.

Esta rama económica pretende el uso óptimo de los recursos para la atención de las enfermedades y la promoción de la salud. Su tarea consiste en estimar la eficiencia de la organización de los servicios de salud y sugerir maneras de mejorarla.

Durante su presentación en el seminario, Yedith Betzabé Guillén Fernández, investigadora del IIEc, dijo que los determinantes sociales de la salud influyen en la población: a nivel macro son los sistemas de salud de los países, que implican diversos tipos de política pública; mientras a nivel micro se consideran los socioeconómicos y biológicos de las personas.

En un evento híbrido realizado desde la sala de videoconferencias del IIEc, la especialista presentó un estudio basado en un modelo de ecuaciones estructurales llamadas de análisis de clases latentes, con las que se busca explicar temas como la pobreza infantil multidimensional, relacionada directamente con la desnutrición y la obesidad, dos aspectos extremos de la inadecuada alimentación.

Durante su exposición, en la que fungió como moderadora Patricia Elena Clark Peralta, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, Guillén Fernández explicó que los determinantes sociales de la salud permiten comprender que hay grupos específicos de población con mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades, dadas sus condiciones de desigualdad, pobreza o socioeconómicas.

Añadió que también existen grandes disparidades entre las poblaciones, dadas sus diferencias sociales y su composición étnica, entre otros factores. “Los determinantes básicos –como alimentación, seguridad social y salud– deben ser asequibles de manera eficaz, integrada y con capacidad de respuesta”, señaló.

La experta detalló que el modelo de desarrollo humano sostenible de la Organización Mundial de la Salud considera dos categorías de factores: los determinantes estructurales, que abarcan género, ingresos, educación, ocupación, clase social y etnia; y los intermedios, que incluyen factores ambientales, psicosociales y conductuales. “Ambos configuran las oportunidades de salud de los grupos sociales”, apuntó.

Ciencia, tecnología e innovación

José Miguel Natera Marín, investigador del IIEc, presentó una ponencia sobre la importancia de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) en la economía de la salud.

Consideró que los procesos CTI mejoran la calidad de vida y abordan las enfermedades prevalentes y emergentes, asunto importante en un país como México, donde hay muchos casos de enfermedades crónicas y se necesita modernizar el sistema de salud.

El especialista resaltó la importancia de fortalecer la coordinación de diversas instituciones del sector para crear sinergias entre entidades sanitarias y educativas, con el fin de promover proyectos conjuntos de investigación.

También sugirió la implementación de tecnologías avanzadas en el sector salud, como software y hardware avanzados para diagnóstico y tratamiento, aplicaciones móviles que hagan seguimiento y control de pacientes, e integración de plataformas digitales para la gestión de la salud.

Recomendó realizar consultas virtuales que reduzcan tiempo de desplazamiento a hospitales por parte de los pacientes, así como la implantación de la telemedicina en zonas rurales, con el propósito de que los más desfavorecidos tengan acceso a medicina de primer nivel.

“Es deseable el uso de robots en cirugías mínimamente invasivas y para el seguimiento de pacientes, herramientas que también ayudarán a mejorar la precisión y eficacia en los procesos médicos”, finalizó.

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