Son espacios de pensamiento comunitario y sanación

Las redes académicas, necesarias para avanzar con la agenda feminista

La Red Feminismo(s) contribuye a discutir acerca de la producción de conocimientos y el papel que tienen las mujeres –con todas sus diversidades– en el ámbito de la investigación académica

La Red Feminismo(s), Cultura y Poder. Diálogos desde el Sur –conformada por feministas latinoamericanas, académicas y activistas– reivindica su propia metáfora como una metodología que atrapa, contiene y sostiene, a la par que construye otros entramados epistemológicos y activistas.

La Red contribuye a la discusión sobre la producción de conocimientos y el papel que cumplen las mujeres en todas sus diversidades en la investigación académica.

Desde este lugar de enunciación, la doctora Lucía Núñez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM e integrante de la Red, relató que ésta fue conformada en el año 2018 por algunas académicas feministas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM); la Universidad Autónoma de Baja California; la Universidad de Córdoba, Argentina; el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey-Ciudad de México; la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-México; de universidades de Estados Unidos; del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica y, por supuesto, de la UNAM.

Cuenta con el respaldo institucional y un convenio signado por sus integrantes y bajo resguardo de la UAM-Xochimilco.

La importancia de sanar

En el pasado XXX Coloquio Internacional de Estudios de Género, realizado por esta casa de estudios, algunas de las intelectuales de la Red, convocadas por el CIEG, participaron en el Grupo de trabajo II. “Tejiendo con la fuerza del vendaval. Diálogos entre cultura y poder desde los feminismos del Sur Global”, que se realizó en la Casa Rafael Galván de la UAM.

Presentaron una memoria colectiva que germinó con la intención de contrarrestar la violencia en la academia occidental, sin que esto signifique abandonarla, sino sanar(la).

Al respecto, la doctora Lucía Núñez, del CIEG, dijo que la Red nació de la inconformidad y la incomodidad que las académicas feministas e investigadoras han padecido en las instituciones universitarias que se distinguen por ser verticales, androcéntricas y patriarcales, y sin espacios de escucha de las disidencias.

Estas instituciones generan conocimiento, pero a partir de prácticas patriarcales y coloniales. Ha costado mucho trabajo que se tomen en cuenta las teorías feministas, y ni qué decir de las teorías feministas descoloniales.

Al respecto, la Red Feminismo(s), Cultura y Poder. Diálogos desde el Sur surge de la necesidad de compartir experiencias y hacer catarsis entre amigas, colegas e investigadoras comprometidas con el decir y el hacer feministas. Sus integrantes intentan –desde la congruencia– la descolonización de la academia.

Lo personal es político

A decir de la doctora Lucía Núñez, las integrantes de la Red pensaron cómo podrían sanar las contradicciones, los enojos que experimentan las mujeres feministas académicas y activistas, y cómo honrar a las ancestras, quienes les abrieron camino para que hoy los estudios feministas puedan figurar en la academia.

De tal suerte que, para venerar su legado, las compañeras pusieron en marcha una especie de grupo de autoconciencia feminista con el fin de nombrar en voz alta los problemas y hacer con ellos teoría y política, porque “lo personal es político y común(itario)”. Lema de las feministas radicales de Estados Unidos que después fue llevado por las “otras” a la idea de lo común, en palabras de Angela Davis.

Para cerrar la entrevista, la doctora Lucía Núñez admitió que el camino de la Red no ha sido fácil, porque las relaciones de poder “nos atraviesan a todas, todes, todos”. En los ejercicios de autocrítica y conciencia, la creatividad funciona como herramienta de resistencia. Las redes académicas feministas son fundamentales como espacios de reflexión común y sanación, donde es posible hacer teoría feminista desde lo corporal, y el giro emotivo-afectivo y en discusión horizontal.

“La teoría feminista se hizo compartiendo nuestras incomodidades, dolores y reclamos ante un mundo masculino, clasista y racista; llorando, abrazándonos, y es momento de reconocer las diferencias y avanzar con ellas”, concluyó.

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