Con la jornada Intersecciones: más de medio siglo al encuentro de mundos, culturas y perspectivas académicas, la UNAM –por medio de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT) y la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL)– celebró el cumpleaños 85 del académico Dietrich Rall.
En el encuentro, María del Carmen Contijoch Escontria, directora de la ENALLT, señaló que Rall es una figura entrañable; es un académico que ha dejado una huella imborrable en la UNAM y, en particular, en la FFyL, así como en el entonces Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE, hoy ENALLT), tanto en licenciatura como en maestría y doctorado.
La jornada, detalló en la inauguración, está dedicada a recorrer experiencias, memorias y recuerdos personales y académicos “que él nos deja y que gozaremos en este día”.
Pero también se trataron temas académicos, como la interculturalidad y la literatura, en esta celebración “que se organiza con mucho cariño” para el homenajeado, presente en el Auditorio Rosario Castellanos de la ENALLT.
Alberto Vital Díaz, director del Centro de Enseñanza para Extranjeros, mencionó que el académico alemán usa dos nombres para ponerlos al frente de sus libros, lo cual parecería ser una expresión de una personalidad formal, Dietrich, o cercana y familiar, Dieter.
Vital recordó que el primer libro de Rall publicado en la UNAM fue La literatura española a la luz de la crítica francesa 1898-1928. Es un texto muy esforzado, serio; un primer acercamiento a la teoría de la recepción, “aún sin tener todos sus elementos, pero ya anunciándola”.
Los diálogos entre Dietrich y Dieter, México y Alemania, Europa y América, entre la lengua alemana y la española incluso se leen en alguno de sus libros, refirió.
Para el también escritor, Dietrich Rall tiene varias dimensiones: la primera es la de profesor, porque ha sido docente de alemán, pero igual de literatura y lingüística, siempre uniendo una y otra.
Su siguiente dimensión es la de investigador destacado, con la teoría de la recepción, y muchos otros temas, a la cual se suma una más, la de difusor.
Una dimensión más es la de funcionario universitario, y como tal fue muy importante para la maestría en Lingüística aplicada que hoy felizmente cuenta con una licenciatura.
A esas facetas se suma una quinta, la de editor y antologador, que difunde ediciones y antologías; y una sexta, la de traductor.