Desde la academia deben complementarse políticas públicas que impulsen el arte indígena, pues éste constituye una memoria colectiva, afirmó Rigoberta Menchú Tum, al anunciar que la UNAM desarrollará una línea de investigación inédita sobre el arte de los textiles mayas.
La Premio Nobel de la Paz 1992 resaltó la oportunidad para hacer estudios extraordinarios desde la visión de los pueblos originarios. Puntualizó que la línea de indagación será por medio de la Cátedra Extraordinaria Rigoberta Menchú Tum de la Coordinación de Humanidades y la Facultad de Artes y Diseño (FAD).
En compañía de Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades, y Gerardo García Luna Martínez, director de la FAD, la guatemalteca dijo que en los textiles hay una conexión entre el artista, su pasado, presente y futuro; por ejemplo, en los huipiles mayas hay saberes encriptados.
En visita a la FAD, la doctora Honoris Causa por la UNAM recordó que “uno de nuestros símbolos es el movimiento del tiempo, que se encuentra en cualquier huipil de Mesoamérica, con su tejido multicolor mezclado. También tenemos símbolos de la doble visión, donde hay un nexo entre el cosmos y la Tierra. Para nosotros, los mayas, la doble visión es ver lejos y cerca, es una filosofía de mirada”.
Estos conocimientos están planteados en los huipiles y otros textiles, y se analizarán en la cátedra desde una perspectiva indígena, vista desde la academia, insistió.
Alberto Vital Díaz recordó que dicha cátedra extraordinaria se instauró en 2014, y desde entonces ha tenido resultados con actividades como talleres, conferencias, cursos y diálogos con especialistas. “Desde el año pasado decidimos que este diálogo no sea solamente en Ciudad Universitaria, sino también en otros puntos del país, con varias entidades y temáticas. La cátedra tiene investigaciones en derechos humanos y literatura, y ahora ésta, sobre textiles”.
Por su parte, Gerardo García Luna Martínez comentó que al estar asentada en Xochimilco, la FAD puede observar el proceso de comunidad, marginalidad y transformación social en el que están confrontados los artistas y diseñadores, quienes deben tener en su quehacer una perspectiva siempre disruptiva.
Bellas artes indígenas
Para darle valor y testimonio a los textiles hay que ingresar a las bellas artes desde los pueblos indígenas, opinó Menchú, integrante del grupo maya quiché. “De no ser así, se hacen valoraciones superficiales y correríamos el riesgo de repetir lo mismo que se ha hecho desde hace 500 años”.
Consideró que la definición de las bellas artes no considera la esencia de los pueblos indígenas desde su entorno, contexto y forma de vida. Por eso invitó a ver los textiles desde las bellas artes indígenas, y no sólo desde las artesanías, en las que reside mucho de su valor limitado.
“Tenemos una oportunidad grandiosa. Vamos a encontrar un conjunto de saberes, conocimientos, consejos, enseñanzas y aprendizajes, a los que quizá no se les dio su lugar a lo largo del tiempo, y que han hecho posible la vida de los pueblos indígenas.”
Con este primer encuentro con la FAD, remarcó, inicia un proceso para indagar en la sabiduría de las abuelas, la transmisión oral y el lenguaje en los huipiles mayas.
En el Año Internacional de las Lenguas, celebró que la mayoría de las siete mil que hay en el planeta sean de origen indígena, pues éstas contienen no sólo un modo distinto de decir las cosas, sino además visiones particulares del mundo, de relacionarse con la naturaleza y con el cosmos.
“La perdurabilidad de los pueblos indígenas representa una matemática del tiempo. No existe un huipil si no tiene los hilos contados, y éstos hacen un conjunto de conocimientos que tienen una filosofía propia basada en una herencia milenaria”, resumió.