Los libros representan una semilla de esperanza, conocimiento, progreso, educación y libertad para los individuos; son fundamentales en el ámbito educativo; tienen un papel esencial en la transmisión de información y en la formación de una base sólida de conocimientos, afirma la académica del Departamento de Desarrollo de Colecciones e Inventario de la Biblioteca Nacional de México (BNM) de la UNAM, Felícitas González Barranco.
Con motivo del Día Nacional del Libro, que se conmemora mañana 12 de noviembre, la especialista en Bibliotecología y Estudios de la Información recalca que la plataforma de nuestro proceso de aprendizaje son los libros y las bibliotecas y, por supuesto, las escuelas; todo ello es fundamental para el progreso de una nación.
La universitaria señala que en los últimos años se han implementado más ferias de libros, y éstas constituyen una oportunidad para acceder a los textos, aunque “hoy tenemos una gran competencia: internet. La web nos rebasa porque es más fácil usar un celular y buscar información, que acudir a una biblioteca”.
Para fomentar la lectura quizá sea necesario volver a efectuarla en voz alta con la población estudiantil, como se hacía anteriormente; una práctica que aumenta el nivel de comprensión, la motivación por leer e incrementa nuestro vocabulario. “Hoy hace falta esa cercanía con los lectores, la escuela sigue siendo rígida en el ejercicio de la lectura recreativa”
Se requiere crear un hábito lector –a partir de edades tempranas– mediante una lectura dirigida, comentada, lúdica, esto gusta a niñas y niños. Aunque también está relacionado el aspecto visual, hay que inducirlos, llevarlos de la mano, compartir con ellos y saberles explicar textos que son en ocasiones densos.
“Me encantaría que los grandes poetas de la Universidad Nacional participaran en espacios públicos, cotidianos y leyeran poesía en voz alta”. También sería interesante ver a los influencers leer algunos textos, compartirlos con sus seguidores, pues resulta imprescindible contagiar la emoción que se genera en la lectura.
Opina que aquellos intelectuales que han trascendido en la historia han sido ávidos lectores, han conformado su propia biblioteca, por su gusto a los libros, “por esa avidez de conocimiento que los llevó a innovar y transformarse”.
Las generaciones de hoy –enfatiza la universitaria– se forman en los textos impresos y digitales. Las nuevas tecnologías han hecho posible que jóvenes y adultos tengan acceso a las obras y a la información; sin embargo, el libro físico no será sustituido por los materiales digitales. “Hace 30 años se pensaba que desaparecería; por el contrario, sigue vivo y lo seguirá por siempre”.