Hasta el 10 de marzo de 2024
Lourdes Grobet, una creadora sin miedo
Retrospectiva de la fotógrafa mexicana en Casa del Lago
“Estas fotos están hechas con las patas”. La frase es de Lourdes Grobet. No es una crítica, sin embargo. Así tituló la fotógrafa mexicana, fallecida en 2022, una serie tan provocativa como sorprendente: se colgó la cámara a la altura de la rodilla y se puso a caminar. Y desde allí, sin poner nunca el ojo en el visor, por intuición pura disparaba el obturador.
A ojo –valga la expresión–, nadie podría adivinar la metodología azarosa que empleó para producir este conjunto de obras, de 1992, que muestran imágenes de calle de uno de sus viajes, impresas en blanco y negro sobre un material transparente. Pero hay en la perspectiva algo distinto, quizá dislocado, que en la exposición Lourdes Grobet: Crear sin miedo se pone en juego al desplegar las piezas en una instalación colgante, como suspendidas en el aire, en Casa del Lago.
“Nunca pudo ver cuál era resultado hasta que regresó a México, en el viaje no tenía un cuarto oscuro para revelar, y le dio un gusto enorme ver que habían sido buenas fotos”, comenta el artista Víctor Muñoz. “Pero sostenía que no eran fotos ciegas, porque habían sido vistas por el ojo de la cámara”, añade el también curador de la muestra, inaugurada en el marco del Festival Cultura UNAM, y que exhibe, hasta el 10 de marzo de 2024, más de cien piezas del acervo de la artista y de su archivo personal.
Algunos artículos del archivo de Grobet nunca antes fueron abiertos al público, aseguró Beruz Herrero, cocurador de la muestra. Incluso hubo sorpresas, añadió Javier Pérez Grobet, hijo de la artista. “Fue muy chistoso, divertido y emocionante porque descubrimos muchas cosas de mi mamá que no sabíamos, nunca nos las contó”, confesó durante el acto inaugural, provocando la risa de quienes asistieron a la apertura.
Debajo de las piezas suspendidas de aquella instalación, los pies del que mira se plantan, quizá grosera pero necesariamente, sobre otra de sus obras, que recupera, como una suerte de mapa, cierto recorrido que la artista realizaba de forma cotidiana. La ruta está marcada con imágenes en blanco y negro sobre las que el espectador se ve obligado, a su vez, a caminar.
“Fue muy adelantada a su tiempo”, considera Muñoz. “Pero no por querer ser vanguardista, sino por ser crítica”. A Grobet le molestaba el establishment. No es que buscara incomodar, es que se sentía incómoda con las estructuras rígidas y las formas tradicionales de hacer y de ver.
La muestra estará acompañada por un programa de actividades y que puede consultarse en la página de Casa del Lago.