“Son una parte esencial del corazón docente de la UNAM”

Es una vasta red que alcanza a más de 70 mil estudiantes, apoyados por cerca de 10 mil profesores

Foto: Benjamín Chaires.

El rector Leonardo Lomelí Vanegas llamó a los profesores del Sistema Incorporado de la UNAM a seguir trabajando juntos para elevar los estándares de esta casa de estudios, motivar a los estudiantes a alcanzar sus metas y construir un futuro más pacífico, incluyente, justo y equitativo en favor de México y del mundo.

Al presidir la ceremonia de entrega de reconocimientos a 267 profesoras y profesores de ese Sistema –quienes llevan entre 15 y 45 años de labor educativa–, Lomelí Vanegas destacó la entrega y dedicación de ese cuerpo académico, y añadió que la Universidad Nacional, cuna de una rica tradición de excelencia, se ha fortalecido con su invaluable trabajo. “Son una parte esencial del corazón docente de la UNAM”.

En la Sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario, Lomelí Vanegas recordó que desde la década de 1930 ese Sistema ha sido un referente en la expansión y consolidación de nuestra misión educativa, que ha permitido ampliar el universo de estudiantes mediante un tejido de instituciones que comparten nuestros principios, valores y, sobre todo, el compromiso con la pluralidad, el pensamiento libre, el rigor y la integridad académicos.

El Sistema Incorporado de la UNAM “es una vasta red que alcanza a más de 70,000 estudiantes, apoyados por cerca de 10,000 docentes”, explicó el Rector y detalló que actualmente representan casi 500 planes de estudio en cuatro niveles educativos, los cuales operan en 299 instituciones, establecidas en 27 entidades federativas del país y una en Ecuador.

Acompañado por la secretaria general, Patricia Dolores Dávila Aranda, Leonardo Lomelí sostuvo que en la Universidad de la nación “entendemos la enseñanza como un proceso colectivo, perfectible, dinámico y en constante evolución”.

Hoy en día, prosiguió, se enfrentan numerosos retos: desde la integración de nuevas tecnologías en las aulas hasta la necesidad de adaptar pedagogías actuales a las diversas realidades, contextos y necesidades socioemocionales de los estudiantes. Resaltó también la capacidad de las y los maestros para innovar y adaptarse, renovando constantemente su compromiso ético y su pasión por la enseñanza.

Los desafíos del siglo XXI

La titular de la Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios (DGIRE), Manola Giral de Lozano, coincidió con el Rector en que el mundo ha cambiado e impactado en la educación y en la docencia: en los salones de clase se exige el manejo de nuevas tecnologías, los jalones de orejas a los jóvenes inquietos hoy tienen repercusiones legales, y los alumnos en sus celulares guardan más información que la que alberga la Biblioteca Central, la cual deben aprender a seleccionar y utilizar.

“Las maestras y maestros se enfrentan al futuro de la educación y por eso merecen un reconocimiento especial, por su valentía, su capacidad de adaptación y su pasión por inspirar a las nuevas generaciones. Su labor va más allá de impartir conocimiento, están moldeando mentes y corazones para un mundo en constante evolución. Su compromiso con la excelencia educativa y su visión para preparar a los estudiantes para los desafíos del siglo XXI son verdaderamente admirables.”

Reconoció su liderazgo y dijo que tendrán que seguirse adaptando a los avances tecnológicos, integrar de manera efectiva la educación a distancia, promover la equidad educativa, además de fomentar en sus alumnos habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la alfabetización digital.

En representación de los galardonados, la profesora Luz María García Bello, del Colegio Tepeyac, con 35 años frente a grupo, agradeció el reconocimiento y expuso que durante la pandemia experimentó que la docencia, tal y como la conocía, ya no era igual.

Estresada y con miedo tuvo que aprender nuevas formas para impartir clases, a través de una pantalla; innovar y establecer nuevas estrategias de enseñanza. También comprendió que las adversidades son parte del proceso formativo y la responsabilidad de los educadores es seguir brindando apoyo y motivación.

“Nuestra posición como docentes puede ser el parteaguas para la formación de una nueva generación de seres humanos; es importante dejar una semilla en cada alumno, para que en el futuro contribuyan a mejorar esta sociedad”, manifestó García Bello.

En la ceremonia estuvieron el subdirector de Incorporación de la DGIRE, Alejandro Ruiz Ocampo; autoridades universitarias y de las instituciones del Sistema Incorporado de la UNAM, así como familiares y amigos de los galardonados.

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