La pandemia ha afectado a todas las personas alrededor del globo, pero el impacto ha sido mayor en los grupos en condiciones de vulnerabilidad, como las personas migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados. El impacto es diferenciado dependiendo del grupo humano al cual se refiere, dado que hay personas con mayor fragilidad, por ejemplo: mujeres, niños, niñas, adolescentes, migrantes con alguna discapacidad, personas LGBT y migrantes indígenas.
La Covid 19 obligó a cerrar la mayor parte de los sistemas migratorios y sus procedimientos de asilo. De acuerdo con Elisa Ortega Velázquez, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), “esto no se impuso ni con los ataques terroristas de 2001 o la gran crisis migratoria de 2015-2016. Fueron pocos los países que, en esta pandemia, continuaron con sus procedimientos de asilo o procedimientos migratorios”.
Lo anterior afectó a las personas migrantes, a los refugiados y a los solicitantes de asilo. Se debe recordar que muchos quedaron varados en los países de los que querían huir. Elisa Ortega dijo que Estados Unidos empezó con procedimientos sumarios de deportación, ayudados por países como México. “Muchos regresaron al lugar del cual habían huido. Esto se realizó sin seguir protocolos sanitarios y diseminando el COVID. Los regresaron a países con sistemas sanitarios quebrados y esto generó un círculo vicioso”.
El COVID ha afectado de diferente manera a los adultos, a los adultos mayores o a personas con comorbilidades (es decir, que sufren dos o más trastornos), pero para las niñas y niños migrantes, los impactos socioeconómicos son graves. “Aumenta todo tipo de violencia, el trabajo infantil y la deserción escolar. El acceso a la educación hoy es casi impensable para estas poblaciones, porque la educación se lleva de manera virtual. Si estas poblaciones antes estaban marginadas, ahora la brecha se hace mayor”, advirtió la investigadora del IIJ.
Recordó que desde hace más de 30 años, México ha sido un brazo más de la política migratoria y de asilo de Estados Unidos. “A partir de 2020, con la pandemia, el país se alineó y cerró las fronteras, no sólo con Estados Unidos sino de manera general; también suspendió los procedimientos de migración y asilo”.
“Lo que pasa allá impacta acá de manera relevante. En el caso de Estados Unidos, el cierre de los procedimientos de asilo en su frontera sur fue dado por temas de corte racial y clasista, porque sólo se aplicaron a migrantes irregulares, solicitantes de asilo y niños migrantes no acompañados que llegaran por vía terrestre por la frontera sur de Estados Unidos. El argumento fue que se trataba de un asunto de seguridad Nacional, que podrían ser portadoras del virus y traer un riesgo para su nación.”
“Los migrantes y solicitantes de asilo comenzaron a ser vistos como riesgos biológicos. México se alineó con esa política y facilitó los procedimientos de deportación exprés. En el caso de niñas y niños comenzó a colaborar con Estados Unidos para deportar a quienes no estaban acompañados, incluso los enviaron a países de los cuales no son nacionales, sin hacer revisiones básicas, de verificar que hubiera alguien que recibiera a estos niños no acompañados. Se les regresó a la boca del lobo. Los niños venían huyendo de peligro, de la amenaza contra su vida, contra su seguridad, y se les volvió justo a estos lugares.”
En el contexto actual, habrá nuevos migrantes con mayor vulnerabilidad. Sobre todo, una migración de retorno. También aumentará el trabajo de lo que se denomina nómadas digitales. Ahora será una fuerza laboral más precarizada y masificada, porque habrá muchos trabajadores digitales que ocuparán ciudades.
De acuerdo con Ariadna Estévez, investigadora del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), a raíz de la pandemia han muerto muchas personas que estaban haciendo trabajos manuales de cuello azul, es decir, aquellos que trabajan en fábricas y talleres. Pero ahora será el momento de regularizar a esta gente que podrá llenar la pérdida de fuerza laboral. Sin embargo, esto obedece a un contexto más que a buenas voluntades. “Lo estamos viendo en Estados Unidos, pero también en Italia. Se podría pensar que son oportunidades que surgieron con la pandemia, pero hay un interés estructural que va más allá de esto. Veremos que estarán admitiendo y regularizando a los migrantes, pero en la medida de su conveniencia”.
Ariadna Estévez coordina junto con Elisa Ortega el Seminario de Estudios Críticos del Derecho y Migraciones. “El seminario lo iniciamos pensando en llenar un nicho de estudio que consideramos no se había abordado. Nos interesa presentar estudios sobre cómo el derecho ve las migraciones y cómo el derecho afecta las migraciones, partiendo de la idea de que tanto el derecho y la migración son fenómenos que están atravesados por clase, género, raza, etnia, nacionalidad, edad, orientación sexual, etcétera. Estamos interesadas en estos grupos vulnerables”.