La sonda solar Parker inició su viaje al Sol con la meta de aproximarse lo más posible, más que cualquier nave hasta ahora, a nuestra estrella. Se espera que este noviembre alcance la corona solar y que llegue al punto más cercano en 2025.
Luego de tres intentos fallidos, la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) logró el lanzamiento desde Cabo Cañaveral, Florida. La sonda analizará la atmósfera de la estrella de la que depende la vida en la Tierra.
“Estamos muy contentos. Es una misión importante que responderá preguntas que nos han intrigado por más de 60 años. Con los datos que se obtengan esperamos saber el porqué su atmósfera es tan caliente, uno de los cuestionamientos de la física solar aún sin respuesta”, afirmó Juan Américo González Esparza, investigador del Instituto de Geofísica (IGf).
El también jefe del Servicio de Clima Espacial del IGf y responsable del Laboratorio Nacional de Clima Espacial indicó que la superficie del astro rey tiene una temperatura de seis mil grados, por eso emite luz visible y en amarillo, principalmente.
“Pero su atmósfera, una capa más externa, está mucho más caliente y alcanza un millón de grados. Cómo se produce este calentamiento de la corona solar es algo que aún no tiene respuesta científica. Esto es relevante porque el Sol es nuestra estrella más cercana, y entender su física nos ayuda a comprender cómo es la de todas las estrellas”, explicó.
A una gran velocidad
La sonda solar Parker se convertirá en la nave más rápida construida por el ser humano: alcanzará casi los 700 mil kilómetros por hora. “Ha sido lanzada con uno de los cohetes más poderosos de la NASA, porque tenía que lograr una gran velocidad para acercarse al Sol”, detalló el doctor en Física.
González Esparza precisó que la misión se hace sobre la Tierra, que se desplaza a 30 kilómetros por segundo alrededor de la estrella. “Para lanzar algo hacia el Sol primero tenemos que cancelar esa velocidad tangencial, y es por eso que es tan difícil hacerlo”.
Para sacar un satélite al espacio, el cohete debe alcanzar una velocidad aproximada de 11 kilómetros por segundo, pero nuestro planeta gira alrededor del Sol a 30 kilómetros por segundo, así que se requiere de un aparato muy poderoso, que además acelere y logre la máxima velocidad posible saliendo de la Tierra.
Después, la sonda Parker se dirigirá a Venus y aprovechará la atracción de ese cuerpo celeste, que le dará un “jalón gravitacional” y la acelerará rumbo a nuestra estrella. “Dará vueltas alrededor de Venus y del Sol para tener mayor velocidad y poder acercarse cada vez más”.
En la yarda tres
Además de la velocidad, Parker batirá un segundo récord: será la nave con mayor aproximación al Sol, siete veces más que Helios 2, la que más se aventuró en el pasado. La sonda aprovechará la gravedad de Venus para frenarse hasta en siete ocasiones, y gracias a estas maniobras se colocará a sólo 6.16 millones de kilómetros de su objetivo, más o menos 16 veces la distancia que hay entre la Tierra y la Luna. En sus siete años de misión programados, que pueden prorrogarse, completará 24 órbitas en torno a la estrella.
Para saber qué tanto se acercará, la investigadora principal de la misión, Nicola Fox (compañera de González Esparza en el Imperial College de Londres), ejemplificó que si pensáramos en la distancia entre el Sol y la Tierra como un campo de futbol americano con cien yardas, la misión Parker se aproximará a la yarda tres: “estará muy cerca del Sol”, refirió González Esparza.
Es una misión importante que responderá preguntas que nos han intrigado por más de 60 años. Con los datos que se obtengan esperamos saber por qué su atmósfera es tan caliente, uno de los cuestionamientos de la física solar aún sin respuesta”
Características
La sonda está diseñada para soportar altas temperaturas, y una de las claves es un escudo térmico de 2.4 metros de diámetro y 14 centímetros de grosor, de una composición similar a las placas cerámicas de transbordadores espaciales, que frenará el viento solar y se calentará hasta los mil 400 grados Celsius, una temperatura mayor que la lava.
En esta misión, por primera vez en su historia la NASA honra a un científico vivo al designar su nombre a una nave espacial: Eugene Newman Parker, el padre del viento
solar, es un astrofísico de la Universidad de Chicago de 91 años de edad y pionero en 1958 al acuñar la teoría de los vientos supersónicos solares.
“Parker hizo un modelo que explicó que el Sol no iba a ser capaz de contener su atmósfera (muy caliente), y que ésta se empezaría a escapar formando un viento. Esto iba en contra de lo que los astrofísicos pensaban en aquel momento. Él demostró que la atmósfera de las estrellas se escapa como un viento con velocidades muy altas, y a esto le llamó viento solar”, finalizó González Esparza.