Exposición en la Biblioteca Nacional

Muestran joyas bibliográficas de la literatura italiana

Fue realizada en colaboración con el Instituto Italiano de Cultura, el cual prestó cinco de sus impresos más antiguos

Foto: Francisco Parra.

En el marco de los 150 años de relaciones México-Italia y de la Semana de la Lengua Italiana en el Mundo, cuyo tema este año es el libro, la Biblioteca Nacional de México (BNM), en colaboración con el Instituto Italiano de Cultura, inauguró la exposición Ecos de Italia: libros del Renacimiento italiano en la Biblioteca Nacional de México.

La exhibición presenta la riqueza de los libros en lengua italiana conservados en el Fondo de Origen de la BNM. Esos impresos, que en su mayoría pertenecieron a bibliotecas novohispanas, muestran la circulación de la literatura y cultura italiana desde el Renacimiento y durante la Edad Moderna entre lectores novohispanos y de otras épocas.

Muchas de esas ediciones conservan rastros de sus propietarios, tales como anotaciones, líneas censuradas y otros aspectos materiales; además ofrecen un interesante panorama sobre la recepción de autores e impresos del Renacimiento italiano.

En la ceremonia inaugural, en el Vestíbulo del Fondo Reservado de la BNM, la directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, María Andrea Giovine Yáñez, señaló que la exposición incluye cinco libros que el Instituto Italiano de Cultura de Ciudad de México prestó de sus joyas bibliográficas más antiguas impresas en el siglo XVI (entre ellas sobresalen autores como Maquiavelo, Petrarca y el historiador florentino Guicciardini).

Los textos que forman parte de la muestra han sido fundamentales para el desarrollo de la cultura occidental. “No imaginamos la historia de la literatura sin Cervantes o Sor Juana, pero tampoco sin Dante, Petrarca o Maquiavelo”.

Esta selección busca establecer, desde el ámbito bibliográfico, conexiones profundas del impacto cultural que el Renacimiento italiano y su producción intelectual han tenido en la circulación del conocimiento.

Se exhiben 27 libros del Fondo Reservado de la BNM. El texto más antiguo es Triumphi (Triunfos), de Petrarca, incunable veneciano de 1492; y cronológicamente el más actual, el famoso libro de emblemas, Iconología, de Cesare Ripa, impreso en Padua, en 1625.

Asistió Gianni Vinciguerra, director del Instituto Italiano de Cultura, junto con la agregada cultural, Ilaria Giacomi. Ambos leyeron algunos versos del canto quinto del Infierno de Dante, cuyos manuscritos autógrafos se perdieron.

Resaltó Vinciguerra que, en su época, Dante fue un poeta afamado. Sin embargo, “su vida errabunda, su exilio, su vagar entre el centro y el norte de Italia provocaron la dispersión de sus manuscritos autógrafos, aunque eran muy cotizados debido a su éxito como poeta en vida. De todas maneras, sus autógrafos se perdieron en un lapso de tiempo muy breve después de su muerte”.

Por ello, “en ninguna biblioteca del mundo podemos contar con una hoja autógrafa del autor de la Divina comedia, la cual conocemos gracias a la actividad de numerosos amanuenses que se entusiasmaron y la fueron copiando a lo largo de los siglos, hasta que por fortuna llegó la imprenta, una gran invención que permitió que las obras literarias pudieran difundirse rápidamente y consolidarse para no perderlas”.

Refirió que Petrarca, en cambio, fue precavido. “Él sí mantuvo una vida relativamente tranquila, administró sus bienes con gran cuidado, tanto que hoy sabemos que en Arquà, Italia, aún se conserva su casa, así como su biblioteca, “porque antes de morir el poeta, filósofo y filólogo italiano decidió donarla”.

Mencionó que Petrarca “inventó el concepto de biblioteca como unidad intelectual”, y hoy las bibliotecas no sólo constituyen el corazón de las universidades, sino también el granero de la identidad de un país.

La muestra está dividida en cuatro núcleos temáticos: “Petrarca, precursor del humanismo”, que incluye a autores de obras de gran belleza y relevancia como Ariosto, Boccaccio, Ficino, Ripa, Tartaglia o Tasso; “Traducción al italiano de crónicas de Indias e intercambios con América”; “Joyas del Instituto Italiano de Cultura”, y “Rastros de lectores”, que contiene obras italianas con marcas de censura y de propiedad, entre las que destaca, por su rareza, una obra de Giovanni Boccaccio impresa en Berna en 1539, con un expurgo de censura a un grabado de la controvertida figura de la papisa Juana.

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