Labor incesante durante la emergencia sanitaria
Multidisciplinario, el cuerpo de bomberos de la UNAM
Está especializado en la prevención, cobertura de urgencias y resguardo de archivos, además del combate a incendios
Por el emblemático tubo resbalan destreza y paciencia. Algunos de los 72 héroes universitarios se equipan, abordan la máquina y la torreta pinta de rojo la emergencia. Transcurren menos de 30 segundos y se dirigen a toda velocidad a lo inesperado, para lo cual poseen capacitación e incondicionalidad.
Es la Estación de Bomberos de la UNAM en el campus central de Ciudad Universitaria. Dicho espacio es la sede desde 1986 del denominado Departamento de Prevención y Combate de Siniestros, que data de 1973. Ahora cunde un silencio profundo ante el distanciamiento físico por la pandemia de SARS-CoV-2, pero aquí se desautoriza un pestañeo.
“El personal que compone esta corporación da servicio las 24 horas del día durante todo el año. Está capacitado para atender incendios, derrame de sustancias peligrosas, fugas de gas, cortos circuitos, accidentes automovilísticos, rescate de personas y animales, fugas de agua, incendios forestales, control de fauna nociva, además de ofrecer talleres y capacitación a la comunidad universitaria para saber qué hacer antes, durante y después de un incendio, y en el uso y manejo de extintores”, explicó el comandante Roberto Hernández Camarillo.
El llamado jefe vulcano informó que la UNAM cuenta con una plantilla de 72 bomberos, de la que emanan cuatro jefes de guardia, que conducen la capacitación, revisión de equipos contra incendio de todas las instalaciones de esta casa de estudios, así como el mantenimiento preventivo y correctivo de los hidrantes.
Igualmente, el Departamento de Prevención y Combate de Siniestros custodia el patrimonio de manera directa en diversos sitios, entre los que destacan el Archivo Histórico Cinematográfico y el Archivo General de la UNAM, así como el mantenimiento, cuidado y programa de estiaje de las hectáreas que integran la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.
“La mayoría piensa que sólo nos dedicamos a apagar incendios, pero el trabajo es amplio, largo, y muy extenso, hasta hemos rescatado gatitos”, sonrió José Luis González Bárcenas, jefe de guardia del H. Cuerpo de Bomberos UNAM.
Nueva normalidad
En un recorrido por las instalaciones ubicadas a un costado del Estadio Olímpico Universitario, González Bárcenas indicó que desde la agudización de la pandemia por la Covid-19, se efectúan guardias divididas en seis grupos de manera semanal, pero de producirse una emergencia mayúscula, todos los elementos deben estar.
“Extendimos las guardias porque el protocolo indica que no debe haber más de 10 personas en el inmueble. Esto no merma el trabajo que desempeñamos. Los servicios dependen de la época del año: en primavera son los incendios forestales y en tiempo de lluvias son inundaciones, aunque 95 por ciento de los siniestros son ocasionados por el ser humano.”
Detalló que cuentan con cuatro carros motobombas que logran una presión de 400 libras para impulsar el agua hasta para siete pisos de algún inmueble, así como con tres autotanques, que son las pipas que suministran el líquido, además de siete garzas (tomas) de llenado a lo largo de Ciudad Universitaria.
“Motobombas y autotanques salen a incendios de inmuebles, incluidos casas, fábricas, automóviles siniestrados, incendios forestales o derrames de sustancias, y las unidades ligeras (camionetas), las ocupamos para todo lo demás: árboles caídos, alguna persona atrapada, fugas y derrames.”
Como parte del glosario de los bomberos, el jefe de guardia indicó que en una motobomba van siete elementos: operador, maquinista, pitonero (va a la vanguardia de la manguera), ayudante de pitonero, electricista, llavero (acciona llaves de paso) y encargado del material.
Roberto Hernández Camarillo mencionó que ante esta emergencia sanitaria no se han dejado de atender las solicitudes de servicios, y se han reforzado la seguridad y protección personales.
“Nosotros trabajamos antes, no sólo después de las emergencias, sobre todo dentro del campus. Como bomberos laboramos también fuera, en las alcaldías de Coyoacán y Álvaro Obregón. Por el momento en CU, de enero a junio de 2020 hemos acudido a 12 connatos de incendios forestales”, anotó.
Hernández Camarillo reveló que se realizan las adecuaciones necesarias para la integración de mujeres bomberas. “Ya está el proyecto, se ha demorado debido a la pandemia, pero espero que sea a principios del próximo año cuando ya se encuentren como compañeras del grupo”.
“MANU sorebmob”
Parecería una leyenda mal escrita, pero es la alerta visual vial que se lee adecuadamente por el retrovisor de quien escucha una torreta sobre las calles. Así está rotulada la Abuelita, que es la primera bomba enllantada de la Universidad Nacional, y data de 1963, cuando ni siquiera se había formalizado el departamento de bomberos.
Al cuidado también de los bomberos Andrés González y Norman Juárez, que cumplen 15 años de labor, la Abuelita es un camión American LaFrance, y se encuentra listo; en sus costados se lee “C1”, lo que quiere decir Ciclón 1, es decir, la precursora. “Sí la podemos sacar y funciona de todo a todo, es la primera bomba que se tuvo en la Universidad, y se mantiene en las mejores condiciones posibles”, dijo González Bárcenas.
Acciones
Roberto Hernández Camarillo era un joven mozo que arribó al H. Cuerpo de Bomberos en 1983. Aún invierte su sonrisa cuando habla del sismo de 1985, que lo aleccionó para densificar la importancia de la preparación y la multidisciplina en el bombero universitario.
“Es cuando haces conciencia de prepararte aún más. En el sismo de 2017 estuvimos en el Colegio Rébsamen, donde ayudamos al rescate de los cuerpos de algunos pequeños. Y hace 17 meses auxiliamos en el incendio del edificio de la Comisión Nacional del Agua”, relató.