Musgos: pequeñas plantas, grandes servicios ecológicos
Conservarlos es una responsabilidad, sin demérito de tradiciones y costumbres
Los musgos, que por toneladas se saquean cada año de bosques para montar los tradicionales nacimientos por la Navidad, son pequeñas plantitas que ofrecen grandes servicios ecológicos, desconocidos por la mayoría de la gente.
Claudio Delgadillo Moya, especialista en briofitas de la UNAM, dijo que muchos musgos forman tapetes, hechos de tallos postrados y ramificados, que crecen sobre el suelo o el humus
Sus tallos, rodeados por hojas que en algunas especies se disponen en un solo plano como pequeñas palmas, “crecen muy lentamente”.
En la base de los tallos hay rizoides que, al parecer, no tienen la función de absorber agua como las raíces de otras plantas.
En los anteridios (órganos sexuales masculinos) se forman los anterozoides (espermatozoides) que fecundan a la oosfera (célula femenina). El embrión, producto de la fecundación, se fija al tallo y al madurar forma una cápsula llena de esporas, cada una de las cuales, cuando germinan, producen musgo nuevo.
Primeras plantas terrestres
Musgos, hepáticas y antocerotes forman el grupo llamado briofitas, las cuales se originaron hace unos 480 millones de años (su registro fósil es fragmentario).
Fueron —apunta el doctor Delgadillo Moya— las primeras plantas que invadieron el ambiente terrestre, ya que son un grupo relacionado con las plantas vasculares y con grupos de algas verdes como lo sugieren la composición química celular o de sus paredes, sus ciclos de vida y el tipo de órganos sexuales.
Hay varias familias de musgos, con especies que forman tapetes, como Brachytheciáceas, Hypnáceas, Sematophylláceas y Thuidiáceas.
Importancia ecológica
Los musgos retienen agua (varias veces el peso de su cuerpo) y al liberarla lentamente favorecen la infiltración de la lluvia, disminuyen la erosión del suelo y mantienen la humedad atmosférica.
Proporcionan —agrega el investigador de la UNAM— nitrógeno que se deposita sobre ellos y captan bióxido de carbono, fósforo y otros iones importantes para el crecimiento de otras plantas; son sitio de germinación de semillas y refugio de organismos pequeños.
Con frecuencia las briofitas acumulan sustancias que exceden las concentraciones en el ambiente; por ejemplo, metales pesados como plomo.
Algunos musgos toleran altos niveles de cadmio, cobre y zinc. Su presencia en sitios donde abundan esos metales (zonas mineras, por ejemplo) son indicadores de esa tolerancia.
Muchas especies que crecen en los árboles son sensibles a los contaminantes atmosféricos. Por eso se han usado como bioindicadores de la calidad del aire, especialmente en urbes (Ciudad de México, por caso) donde el bióxido de azufre, producto de la combustión de motores, causa la muerte de esas planas.
76 endémicas de México
La flora mexicana —dice el investigador encargado de la Colección de Briofitas del Herbario Nacional— incluye cuando menos 1000 especies de musgos, unas 600 de hepáticas y a menos 16 de antocerotes.
De esas 1000, 76 especies son endémicas, como Bruchia paricutinensis, Lindbergia ovata y Oreoweisia mexicana. Cuenta también con géneros exclusivos, como Curviramea, Cygniella, Elharveya, Hymenolomopsis y Nematocladia.
En México, sin embargo, las especies de musgo más conocidas pertenecen a los géneros Hypnum y Thuidium, cuyos tallos crecen tan lentamente, que tardan varios años en alcanzar el tamaño que permita su cosecha.
Su crecimiento, de entre uno y dos centímetros, depende de la estación de lluvias y de otros factores ambientales. Por eso solo crecen en sitios húmedos, frecuentemente en bosques templados.
Saqueo y afectación
Para los nacimientos, en México se utilizan Hypnum amabile y Thuidium delicatulum, que crecen en bosques de coníferas o en encinares de elevaciones intermedias.
Sin embargo, como se han depredado continuamente, ahora también se utilizan algunas especies de Campylopus y Leptodontium, señala Delgadillo Moya.
No hay un registro oficial de las dimensiones de la cosecha de musgos en la temporada navideña, pero un estudio realizado en Michoacán indicaba la obtención de unas 50 toneladas en un solo año.
Por el saqueo de musgo, “el suelo pierde nutrimentos, se erosiona por la lluvia y por el viento, los mantos freáticos no se recargan adecuadamente y los arroyos pierden su frescura”.
Además, las semillas de los árboles y de otras plantas pierden sustrato para la germinación y la fauna (animales pequeños), asociada con los musgos, desaparece.
En México, las montañas altas del centro del país han sido afectadas severamente. Hay reportes de lo que se vende en mercados de Oaxaca, pero tal vez en todas las localidades donde se pone un nacimiento, el musgo se utiliza como material importante.
Otros usos
El musgo no solo tiene uso en los tradicionales nacimientos de Navidad. En general, las briofitas tienen compuestos químicos prometedores en medicina como antitumorales, anticancerígenos, antifúngicos y antialérgicos.
En México, hay registros de usos medicinales de musgos desde la época de la Colonia para problemas cardíacos. El maestro Enrique Hernández Rodríguez (actualmente en un posgrado en Canadá) ha documentado el uso de una especie de musgo en la Sierra Juárez de Oaxaca, donde tiene significado cultural y religioso.
También se han empleado en techos, camastros y tumbas, así como en la manufactura de lechos, almohadas y gorros, e incluso en decoración.
Mayores beneficios
—¿Qué gana la Tierra y quienes la habitamos, si dejamos de comprar musgo para evitar el saqueo de este recurso vegetal?
Las briofitas nos proporcionan mayores beneficios permaneciendo en los sitios donde crecen de manera natural, aunque sus servicios sean poco obvios para el ciudadano común.
En los nacimientos sería razonable usar otros materiales que muestren con mayor claridad la vida y ambiente de los sitios bíblicos. La protección y conservación de recursos como las briofitas también es responsabilidad de los habitantes de un país, sin demérito de sus tradiciones y costumbres.
Ya en Japón y recientemente en otros países como EU, se cultivan musgos con fines ornamentales. En México, sin embargo, no son bien conocidas las técnicas de cultivo de briofitas, particularmente de musgos.
Etapa de inventarios
En México, dice el doctor Claudio Delgadillo Moya, lo primero a hacer es “investigar qué tenemos”. Y eso precisamente es lo que hace como investigador encargado de la Colección de Briofitas del Herbario Nacional de la UNAM.
Fundada en 1973, la Colección de Briofitas de la UNAM es la más importante del país. Resguarda 52 mil muestras; 30 mil de ellas colectadas en territorio nacional, que incluye muestras de 70 especies endémicas.
Cada ejemplar tiene una etiqueta con el nombre de la planta, el sitio donde se colectó, el nombre del colector, la fecha y el ambiente donde crecía
“Aunque apenas estamos en la etapa de los inventarios, ya se puede orientar a los estudiantes hacia áreas de investigación importantes, incluso para el uso práctico de nuestras especies”.
Con los datos de la colección se puede saber qué áreas son ricas en briofitas y en qué regiones del país no se han colectado. También se pueden hacer interpretaciones sobre el significado de la riqueza de especies de musgos o hepáticas, así como el sentido histórico, evolutivo y ecológico de las briofitas en una región.
No solo se trata de identificar especies de briofitas, sino también —considera Delgadillo Moya— determinar su importancia en las elevaciones del centro de México, en el Eje Neovolcánico, ya que históricamente los musgos permiten interpretar el efecto de eventos remotos, como las glaciaciones y la formación de montañas en la distribución de las plantas.
“Si protegemos a otras plantas también protegeremos a las briofitas y viceversa”, puntualiza.