En la música clásica estamos acostumbrados a ver a mujeres solistas, sobre todo en instrumentos. Donde está el problema es en estos puestos normalmente asociados con una norma masculina, que es la dirección de orquesta. Todavía hoy hay quien se sorprende de ver a una mujer tocando la trompeta, el trombón o la tuba, señala Maby Muñoz Hénonin, profesora de la Facultad de Música.
Hasta hoy, acota en entrevista con Gaceta UNAM, “ninguna orquesta del mainstream ha tenido una directora titular. Si pensamos en las grandes orquestas europeas o de Estados Unidos ninguna ha tenido una directora titular”.
La maestra en Musicología recuerda lo que decía con humor Marin Alsop, directora de la Orquesta de Baltimore (Estados Unidos) hasta septiembre de 2021: hay 10 orquestas mayores en Estados Unidos, yo soy la directora de la décima. “Con su salida la estadística se cayó, ahora en Estados Unidos no hay ninguna directora titular. Y ella es una de las directoras más visibles a nivel global”.
Desde su punto de vista, la música “es el lugar donde las puertas han estado más cerradas para las mujeres históricamente, incluso hoy, en la escena de la música clásica. Las mujeres en siglos anteriores tenían acceso a la educación musical, a las prácticas musicales instrumentales, incluso de composición, pero en el ámbito privado. No se esperaba que ellas fueran músicas profesionales, que ejercieran en ámbitos públicos. La música que hacían era para el entretenimiento, para fines didácticos. Hay un universo ahí que podemos estudiar pero que no tiene que ver con el hacer música públicamente en la escena profesional. Esto fue cambiando en la historia, a partir del siglo XIX las mujeres comenzaron a profesionalizarse, salir a la escena de la música profesional, de consumo, en el canto mucho antes”.
Precisa que las mujeres se incorporaron al tema de las orquestas, primero en casos puntuales, sobre todo en el arpa, que es un instrumento asociado a lo femenino históricamente. Hubo muchas batallas: “En Estados Unidos durante las guerras las mujeres se incorporaron a las orquestas, pero acabando los conflictos las sacaron de sus puestos y los hombres volvieron a tomar sus sitios, entonces las mujeres fundaron orquestas de mujeres, un fenómeno importante para entender todo esto. Las mujeres tocaban todos los instrumentos, sí podían dirigir orquesta pero sólo si era una orquesta de mujeres, si era un ámbito cien por ciento femenino todo era posible”.
Añade que en ese ámbito las directoras encajaban bien, “ahí es donde empezaron a ser profesionalmente directoras de orquesta, sin embargo, las orquestas profesionales o las grandes orquestas seguían siendo de varones. Empezó a haber esta lucha porque fueran orquestas mixtas. Las mujeres decían: que nos juzguen por nuestro trabajo, nuestra calidad musical y no por nuestro sexo. Se fueron incorporando poco a poco”.
Hoy nos resulta normal que las orquestas sean mixtas, indica, sin embargo, “no nos resulta del todo normal que una mujer esté en el podio dirigiendo. Hay mucha gente que consume música clásica a la que todavía le sorprende. Pero sigue siendo un lugar problemático y de difícil acceso. Esto tiene muchas explicaciones: una es que se puede pensar en la orquesta como una estructura más o menos piramidal. Estos puestos normalmente han sido más difíciles para las mujeres por el sistema patriarcal en el que vivimos. Entre más alto sea el puesto, más difícil es el acceso a las mujeres y es el caso de la dirección de orquesta”.
Agregó que se abre la puerta a las mujeres a la dirección de una orquesta “como algo llamativo, excepcional, raro, pero pasa la novedad y se terminó. No es un puesto, no es un lugar que se te vaya a dar y si lo pensamos en México, por ejemplo, lo mismo ha pasado. Tenemos muchas directoras de orquesta, sobre todo jóvenes. Hemos tenido mujeres que se han subido al podio una vez, dos veces a dirigir su propia obra, a presentar algo por alguna situación excepcional y después salen. Lo que les permitió estar frente al podio fue una condición excepcional que era su obra, que era su orquesta”. Ejemplifica con el caso de Sofía Cancino, una compositora mexicana que subió al podio.
El primer nombre que nos suena a muchos, detalla, es el de Gabriela Díaz Alatriste, “ella fue la primera mujer titular de una orquesta en México, ¡en 2009! Eso pasó por primera vez en la historia del país en 2009, estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional. Estos datos sirven para medir cómo está la situación. Es una mujer que la comunidad musical le reconoce sus habilidades de dirección, su solvencia, y aún así la mayor parte de su vida ha sido una directora visitante”.
La profesión de dirección de orquesta tiene una parte itinerante, explica, “casi cualquier director tiene que ir, visitar otros países, pero la titularidad en este caso creo que es importante para hablar de la situación de las mujeres. Si hablamos de titularidad en México sólo ha habido tres mujeres: después de Gabriela Díaz están Alondra de la Parra y Natalia Riazanova.
Maby Muñoz participará el 10 de marzo en las Jornadas de mujeres en la música. Prácticas musicales: las mujeres y la dirección de orquesta en México, como parte de la Cátedra Eduardo Mata.