Aunque tenderá a una menor virulencia

No debemos bajar la guardia, el virus sigue circulando: Samuel Ponce de León

Finalmente hay un momento de descanso con relación a la emergencia, debido a que disminuyó el número de casos graves, afirmó

El fin de la emergencia sanitaria representa un momento de alivio y de respiro para la humanidad, pero eso no significa que la pandemia haya terminado, pues el virus SARS-CoV-2 aún sigue circulando alrededor del mundo, provocando enfermedad y fallecimientos, aunque en un número mucho más discreto que hace tres años, advirtió Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) y de la Comisión Universitaria para la Atención del COVID-19 de la UNAM.

El experto comentó que finalmente hay un momento de descanso con relación a la emergencia, debido a que disminuyó la cantidad de casos graves, a que hay menos necesidad de hospitalizaciones y a que se ha reducido el número de muertes en el ámbito global; no obstante, el virus persistirá y nosotros lo iremos tolerando mejor en la medida en que mejore globalmente nuestra capacidad inmunológica para resistir la infección por Covid-19.

“La inmunidad que hemos desarrollado implica aprender a convivir con el virus, el cual no va a desaparecer, seguirá transmitiéndose como ha sucedido con la influenza a lo largo de todos estos años. Esta convivencia persistirá, nuestra inmunidad mejorará y el virus tenderá a una menor virulencia”.

Lecciones

Dentro de las principales enseñanzas que se pueden rescatar después de más de tres años de pandemia, destaca el hecho de que, aun cuando evidentemente nadie estaba preparado para enfrentar un problema de salud tan complicado, se desatendieron y pasaron por alto varios avisos naturales sobre enfermedades que ya se venían presentando en los años recientes, comentó el investigador universitario.

Subrayó que ya se tenía la alerta con la influenza H1N1 e incluso existían señales preocupantes con el síndrome respiratorio agudo y grave causado por coronavirus; se contaba con una serie de experiencias a manera de avisos naturales que anticipaban que algo grave iba a ocurrir e incluso diversas instituciones habían llamado la atención sobre la posibilidad de que se presentara una pandemia y los riesgos de no estar preparados para enfrentarla.

“Otro doloroso aprendizaje sobre la marcha fue la insuficiente atención sanitaria en el mundo entero; en México, particularmente, teníamos, y aún tenemos, pobres y limitados recursos, e instalaciones e infraestructura insuficientes para una atención básica en condiciones de emergencia.”

Indicó que, a partir de esta experiencia, todo el sistema de salud tendría que ser reconstruido, renovado y reforzado, pero no sólo con parches, como se ha venido haciendo continuamente, sino también tratando de planear uno bueno que pueda ofrecer una mejor capacidad de asistencia médica a la población y, simultáneamente, una muy amplia capacidad para establecer programas de prevención mediante una mejor comunicación con la población.

Fallas

El especialista en temas epidemiológicos aseguró que en estos tres años la falla más importante en todos los niveles ha sido el no tener un conocimiento más amplio y desarrollado de lo que es la prevención y todo lo que significa construir y planear antes de que ocurran los problemas.

“Esto tiene que entenderlo la población en general, en términos de aceptar las recomendaciones de salud pública que hoy por hoy fueron fundamentales para limitar la transmisión. Desde la higiene personal, lo que se denominó etiqueta respiratoria y particularmente el uso del cubrebocas. Esta educación tiene que instalarse y ponerse en práctica continuamente para que la población no la asuma como algo nuevo cuando surjan problemas similares.”

Otra de las grandes fallas que se cometieron durante la pandemia, enfatizó, fue la terrible comunicación que se mantuvo con la ciudadanía, en la que situaciones polarizadas llevaban a la población a la incertidumbre y el temor, con muy pocas certezas, lo cual no puede volver a ocurrir y para ello es necesario prepararnos.

Por último señaló, resulta muy complicado saber cuándo va a ocurrir otra pandemia, pero es muy probable que sea más temprano que tarde porque las condiciones que permiten que se desarrollen estos fenómenos siguen ahí: el tamaño de la población, el aumento del comercio internacional y la invasión de los territorios donde viven en equilibrio una serie de virus, vectores y bacterias, y donde la estabilidad se rompe cuando entran en contacto con el ser humano.

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