Nosotrxs nos movemos como el viento

No es miedo a la jaula, es puro amor al viento…

¿Te has dado cuenta que con sólo mover tus manos o tu rostro de un lado al otro emanas viento? Nosotrxs somos así, porque el aire todo lo mueve, todo lo transforma y todo lo abraza en su amplio vuelo, hasta las penas más profundas. No importa si nuestro andar es a paso lento como el caracol que siembra el ritmo propio para caminar desde su fragilidad, o si nuestras huellas son de poderosas gacelas que hacen suyo al bosque entero en su fortuita carrera. Nosotrxs somos movimiento y transformación a contracorriente. Existencias de viento que en cada paso que damos por los rincones de este planeta tiramos semillas de fortaleza, amor y esperanza. Es así como hemos hecho historia; desde nuestro grito incansable de justicia, memoria y existencia que florece. Estamos vivas y estamos aquí. Nosotrxs, ellxs, lxs otrxs, lxs nuestrxs, tú. Todxs.

Muchxs han sido las victorias que hemos alcanzado juntas en este contexto de la violencia de género y el olvido y éstas son el resultado de cada paso que damos día con día desde nuestra fuerza interior, porque nuestra respiración que también es aire vivo, es ese testimonio de que cada cosa que creamos, escribimos, sentimos y pensamos las mujeres es histórico e irrepetible. Somos como las serpientes que tiran la piel muerta para que se convierta en fuente de energía para otrxs, así nos cuidamos quienes nos escapamos tiernamente de lo que parecía ser sólo un camino.

Cuando era pequeña, mi padre me regaló un balón de futbol. Aún recuerdo sus deseos imparables porque yo me convirtiera en uno de los grandes futbolistas masculinos que aparecían en la televisión. Su voz, siempre estaba cerca de mí: “Chuta la pelota”, “con más ímpetu”, “¡así!, quiero que seas un gran jugador”. Mi rostro siempre estaba dirigido hacia abajo y mi cuerpo se hacía débil con la presencia del balón, porque mis deseos eran otros y porque dentro de mí, otro universo se estaba formando aún sin poder ser nombrado: mi feminidad interior, mi fuerza femenina, mi yo mujer. Recuerdo que una tarde después de muchos intentos fallidos y lágrimas derramadas le dije a mi papá: “Ya estoy jugando con la pelota papi”, y él con gran entusiasmo gritó: “Lo sabía, seguro eres todo un as del balón”. Cuando él entró a mi recámara se dio cuenta que la pelota de futbol tenía pintados unos ojitos, una boquita rosa y una flor y que estaba a un lado de mi oso favorito de peluche en un juego de té. Así es. Tenía que hacer mío ese objeto tan doloroso. Lo invité a mi universo femenino y lo resignifiqué desde mi fuerza y amor propio porque otros mundos son posibles y el miedo hay que transformarlo en libertad.

Como jugadora de futbol mexicana y estudiante universitaria con experiencia de vida trans* del equipo Leonas Team liga 1, me llena de orgullo compartir esta historia con mis compañerxs lectorxs y deportistas universitarixs en un mes tan importante para nosotras, junio, porque ser deportista es resistir; es reclamar con movimiento colectivo los espacios que nos dijeron que no eran para nosotras y aparecer; hacer equipo, cuidarnos y jugar con todo el amor, fuerza y valentía en cada partido que más que una competencia es un encuentro de cuerpas diversas, universos compartidos y diferencias que son fortalezas, mujeres que aman, desean, crean y luchan todos los días por gritarle al mundo que estamos VIVXS y no permitiremos que unx más de lxs nuestrxs sea olvidada.

Por el mes del orgullo, la lucha y la remembranza lleno de deportes para TODXS, movimiento, amor, memoria y un fuerte grito de JUSTICIA y TERNURA RADICAL.

(Lia García (La Novia Sirena))

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