En el mundo se estima que hay 50 millones de personas con alzhéimer y en México unas 800 mil presentan esta enfermedad neurodegenerativa, altamente incapacitante –pues ocasiona la pérdida gradual de las capacidades de memoria, juicio y razonamiento– y para la cual aún no hay cura.
Con motivo del Día Mundial del Alzhéimer, que se conmemorará el 21 de septiembre, especialistas de la UNAM advirtieron que en el país deben tomarse acciones para prevenir y/o retardar más casos de este padecimiento, debido a que se espera que en los próximos años aumenten, debido al envejecimiento de la población.
“Cada vez hay gente más longeva lo que aumenta la probabilidad de adquirir este padecimiento y, desgraciadamente, estará más vigente. Hay que prevenirlo y una forma es la exposición a retos cognitivos”, señaló el investigador emérito del Instituto de Fisiología Celular (IFC), Federico Bermúdez Rattoni.
Con él coincidió Clorinda Arias Álvarez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB), quien expuso que de no tomarse medidas, estaremos “ante una emergencia epidemiológica en los próximos años, pues la prevalencia de algún tipo de demencia a los 60 años es de cinco a 10 por ciento, pero a los 90 años se incrementa casi a 50 por ciento”.
Ambos especialistas explicaron que en naciones avanzadas se observa un estancamiento de los casos de alzhéimer y/o retrasos en su aparición, a partir de diagnósticos tempranos, promover que su población ejercite su cuerpo, active su cerebro y lleve un estilo de vida saludable.
“Exponer a la gente a resolver problemas cognitivos, como serían aprendizajes nuevos, por ejemplo, de idiomas, música, cualquier cosa que requiera de un esfuerzo cognitivo será muy importante para retrasar la aparición de la enfermedad. Además, hacer ejercicios mentales no tiene efectos colaterales”, comentó Bermúdez Rattoni, experto en neurobiología de la memoria.
Actualmente, prosiguió, se estudia la relación entre obesidad y alzhéimer, pues se sabe que la vida sedentaria, una alimentación inadecuada, la obesidad y el síndrome metabólico son factores que alteran el metabolismo general de la persona y también el cerebral.
Arias Álvarez, investigadora del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del IIB, aseveró que la mala salud cardiovascular, defectos en el riego sanguíneo, la hipertensión arterial, los infartos, la aterosclerosis y la diabetes son factores de riesgo para el alzhéimer, así como una vida social poco activa.
“Los ancianos que terminan solos tienen un mayor riesgo a la depresión y el aislamiento, lo que hace que el cerebro se vaya apagando, que las conexiones sinápticas entre los grupos neuronales empiecen a debilitarse”, dijo.
La científica insistió en que nuestro país tiene tareas en diferentes áreas: en la investigación básica para comprender cuáles son las causas de este padecimiento y sus mecanismos, además de ayudar tanto al desarrollo de fármacos como de estrategias de prevención. También deben elaborarse nuevas baterías diagnósticas, pues las que hoy se tienen son costosas, así como la formación de geriatras, neuropsicólogos y demás personal especializado que atiendan a los pacientes y les permitan mejorar su calidad de vida.
Familiar o esporádico
El alzhéimer se divide en dos tipos: el familiar, que es hereditario, y el esporádico o adquirido. El primero se manifiesta cerca de los 40 años y es muy poco frecuente, representa cerca de dos por ciento de los casos. En tanto, el segundo se presenta a partir de los 60 o 65 años y es el más común, indicó Arias Álvarez.
“Cuando se descubrió este mal, se encontró que había placas de acumulación de la proteína beta amiloide en el cerebro, ahora sabemos que esas acumulaciones quizá no sean el reflejo de la patología.”
“En estudios post mortem se han encontrado personas con estas placas, pero que a lo largo de su vida no tuvieron problemas de memoria ni ninguna degeneración. Al parecer, las placas son protectoras de ese péptido que anda circulando en el cerebro y tenemos que hallar la forma de detectarlas. Se ha tratado de encontrarlas en líquido cefalorraquídeo, pero requiere de técnicas costosas y complicadas”, comentó Bermúdez Rattoni.
Hasta el momento el tratamiento consiste en la administración de fármacos con los que se busca retrasar la aparición de la deficiencia cognitiva. Sin embargo, diversos estudios han revelado que la patología sigue avanzando independientemente del tratamiento que se lleve, agregó el universitario.
En algunos países como China e Inglaterra, apuntó la investigadora del IIB, hay estancias con personal especializado que ayuda a los pacientes a mantener su actividad cerebral con métodos estandarizados y que les permite mejorar su calidad de vida.
Investigaciones en marcha
Bermúdez Rattoni y su equipo estudian los mecanismos por los cuales el alzhéimer hace que se pierda la memoria de reconocimiento.Una característica de los pacientes con este mal es que pierden la memoria de reconocimiento, aquella que ayuda a discernir lo novedoso de lo familiar.
“Encontramos que en los estadios iniciales de la afección hay una disminución de la actividad dopaminérgica en la corteza y el hipocampo, los cuales se ven afectados por la acumulación de la beta amiloide y que además genera otras patologías como la fosforalización de otras proteínas y ocasiona una degeneración de las fibras”, explicó.
Al tener una disminución de dopamina hay una falta de reconocimiento de los estímulos novedosos versus los familiares, lo que hace que el paciente se confunda y pierda el reconocimiento de lugares y caras.
En tanto, la investigadora Arias Álvarez mencionó que en su laboratorio trabajan con modelos de neuronas que expresan algunos genes que hacen que se produzcan proteínas anormales en el cerebro. Asimismo están interesados en distinguir cuáles proteínas se expresan durante el envejecimiento y cuáles se exacerban para llegar al alzhéimer.
“Nos centramos en factores de envejecimiento cerebral y aquellos que llevan a un envejecimiento patológico. Nos interesa mucho cómo se comunican las neuronas y cómo la pierden. Estudiamos cómo algunas sinapsis se pierden en el envejecimiento natural y cómo en modelos que sometemos a consumo de dietas altas en grasas saturadas o en condiciones asociadas a la resistencia a insulina”, finalizó.
Los signos que tienen que llamar la atención para llevar a una persona a una valoración médica son los siguientes: que no reconozca caras familiares, que no sepa cómo regresar a su casa, que no encuentre su trabajo o vaya perdiendo vocabulario.