Poesía en Voz Alta invita a reflexionar sobre la ritualidad y la intuición

La constante es el entendido de que la voz y la palabra son fenómenos que involucran al cuerpo entero, y que el sonido emitido por la boca pasa por muchas performatividades corporales y de gestualidad, donde el sentido de memoria tiene cabida y la palabra, como ejecución de esa voz, se expande en su quehacer y en su modo de pensarse.

En la edición 25 del Festival de Poesía en Voz Alta (PVA), a realizarse del 8 al 10 de septiembre bajo el título Constelaciones: voz, cuerpo y palabra, se llevará a cabo un abordaje más ritual, y para que esto ocurra se extienden las aportaciones de los artistas participantes, no sólo de los que provienen del campo poético, sino también de otros familiarizados con el performance, las instalaciones sonoras y las partituras coreográficas.

Durante la gestión de Cinthya García Leyva como directora de Casa del Lago UNAM propuso una línea curatorial relativamente continua en las cuatro ediciones del PVA que le ha correspondido organizar.

Son cruces disciplinares en los que convergen, por ejemplo, el dueto de Indonesia Raja Kirik; la clarinetista y saxofonista de jazz Matama Roberts, nacida en Estados Unidos; la cantante mexicana Bárbara Lázara; y el artista sonoro francés Félix Blume.

Año con año, el Festival ha conformado su propia audiencia, y acercado a nuevos públicos para que conozcan y disfruten de otro tipo de propuestas estéticas. En esta ocasión, la curaduría de García Leyva y Macarena Hernández tuvo que mapear de inicio muy diversas opciones para integrarlas al programa definitivo, explicó en entrevista la directora.

Optaron por lo novedoso y lo pertinente. Trabajaron durante 10 largos meses, investigaron, contactaron a los artistas y conocieron sus ejecuciones, muchas de ellas experimentales y que tienen que ver con las poéticas del goce. Se movieron con soltura en el ámbito de la expansión disciplinar, y eligieron varias con un componente altamente lúdico.

Bosque de Chapultepec

Tres días de conciertos, performances, proyecciones, instalaciones y otras actividades gratuitas. PVA tendrá lugar en pleno bosque de Chapultepec, un espacio para que distintos públicos se integren y sean testigos de la improvisación y lo inesperado, como también de lo muy estructurado y planeado, a la vez que acompañen con interés la renovación de narrativas como la que presenta Bartolina Xixa, nombre del personaje del artista drag andino Maxi Mamani, quien así rinde homenaje a la lideresa boliviana Bartolina Sisa, torturada por la Inquisición y fallecida en 1782.

García Leyva anunció que PVA 2023 contará con momentos especiales de la historia de la Bienal Internacional de Radio, donde se han presentado muchísimas de las poéticas expandidas de ese medio de comunicación, con una curaduría de la Fonoteca Nacional.

El Festival, dijo, invita a reflexionar sobre la ritualidad y la intuición, dos ejes cruciales. “Vamos a pasar por el reclamo político, la relectura de archivos, la relación entre oralidad y escritura y el tránsito de lo sonoro a lo olfativo. Pasaremos también por los distintos órganos del cuerpo, viviendo esa palabra en alto. Dichas reflexiones tendrán que ver con la posibilidad de hacer puentes continuos, de lo que el cuerpo quiere enunciar en muchos niveles”.

“El público que asista a PVA quizá se incline por apuestas más de vanguardia –comentó–, pero también habrá a quienes les llamen más la atención las rarezas, y otros que se sentirán complacidos con el pequeño programa que se dedicará a Pauline Oliveros, figura central y pionera de la música electrónica del siglo XX, promotora de lo que hoy se entiende como escucha profunda. Estrenaremos un documental sobre su obra y se presentará una performance telemática con parte de su grupo de trabajo y la inclusión de músicos mexicanos.”

El Festival cerrará con el recital del grupo Afrojarocho de Patricio Hidalgo. Tres horas de fandango que provocarán una relación intrínseca entre palabra y movimiento. Baile colectivo en el que habrá mucho de ritualidad.

PVA ha experimentado en los últimos años muchos cambios en su conceptualización y constelación de propuestas artísticas. Aun así, la idea de conservar el nombre original del Festival complace a la titular de Casa del Lago, y le sigue pareciendo útil que permanezca como tal, sobre todo por el significado histórico que éste ya tiene.

Poesía en Voz Alta sigue apostando por la experimentación y por el lado de la ejecución, y siempre atendiendo el archivo, memoria propia de un Festival que se renueva e intensifica cada año para el goce de públicos heterogéneos.