Primer Congreso Internacional de la Psicología del Trabajo

El Primer Congreso Internacional de la Psicología del Trabajo, de la Salud Ocupacional y de las Organizaciones es un esfuerzo para crear un espacio de difusión, análisis, discusión y reflexión que facilite la interacción y vinculación entre personas profesionales, académicas, investigadoras y estudiantes, para contribuir al bienestar y calidad de vida en el trabajo.

Ese Congreso, que se realizó a la par del XVI Coloquio de Psicología Organizacional, en la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, es muy importante ya que congrega a especialistas de diferentes áreas de la psicología organizacional para compartir sus conocimientos, afirmó Sofía Rivera Aragón, secretaria general de la entidad.

Su extenso programa (realizado del 21 al 23 de octubre) incluye conceptos, abordajes, estrategias e instancias que permiten la formación, actualización y vigencia de las investigaciones que se han hecho en torno al tema.

Erika Sousa Colín, académica de la FP y organizadora del encuentro, refirió que en la Coordinación de Psicología Organizacional “nos encontramos muy felices de la respuesta de la comunidad estudiantil, de la cantidad de trabajos recibidos”.

Además, la transmisión es seguida por las facultades de Estudios Superiores Zaragoza e Iztacala, de la UNAM, en la Ciudad de México y el interior de la República, así como en Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador y Perú, y República Checa, por profesionistas, docentes e investigadores de esos países “con los que estamos colaborando y que van a presentar sus trabajos en este evento”, detalló.

Rehabilitación

En la conferencia magistral de apertura, Álvaro Rodríguez Santoyo, psicólogo especialista en la atención de casos de estrés postraumático en personal ocupacionalmente expuesto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), explicó la importancia de promover entornos laborales favorables.

Al hablar sobre la “Aplicación de la desensibilización sistemática y contracondicionamiento para la rehabilitación del paciente de estrés postraumático secundario a la exposición ante un acontecimiento traumático severo”, aclaró que en esa empresa se aplica una técnica clásica de psicoterapia cognitivo conductual que promueve la recuperación de la salud de los trabajadores que han sido afectados por la exposición a un acontecimiento traumático.

Recordó que esa empresa cuenta con más de 93 mil trabajadores activos en toda la nación; 71 mil de ellos están agremiados al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, “uno de los más sólidos en la historia del país”.

CFE está organizada en cuatro grandes procesos operativos: generación de energía, transmisión, distribución y suministro de servicios básicos. Su nivel de electrificación es de 98.95 por ciento de los habitantes, y la parte de generación está conformada por 158 centrales, incluyendo hidroeléctricas y termoeléctricas.

En todo el territorio nacional

Rodríguez Santoyo recalcó que detrás de la acción automática de encender un interruptor de luz, hay miles de trabajadores en todo el territorio, desempeñando su función. Cada uno es clave para lograr la secuencia de operaciones que hace posible que todos los días, casi el cien por ciento de los mexicanos tenga luz, y para que escuelas y hospitales funcionen, etcétera.

En centros de trabajo como la Hidroeléctrica Infiernillo “hicimos visitas frecuentes para estudiar el comportamiento de los trabajadores en diferentes marcos”. Ellos están expuestos todos los días a asaltos a mano armada, incendios en las instalaciones, explosiones, accidentes por atrapamiento en los diferentes equipos industriales, caídas, etcétera, es decir, a acontecimientos traumáticos severos (ATS).

Los ATS pueden ser altamente incapacitantes y derivar en otras sintomatologías, como cuadros ansioso-depresivos. Todo eso se puede evitar, afirmó.

La seguridad social, a través del IMSS o el ISSSTE, concentran su arsenal terapéutico en la farmacoterapia. En contraste, en CFE comenzamos un proyecto, que está en curso, consistente en preparar a los grupos de psicólogos que ya trabajan en la empresa, para entrenarlos en desensibilización sistemática, una técnica histórica de finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo pasado, pero que “nos está funcionando a una velocidad increíble”.

Para nuestros trabajadores no queremos benzodiacepinas que generan efectos “nada saludables”; para CFE es urgente no tener incapacitados a sus trabajadores de campo, a los que hacen posible “la luz”, y por ello “debemos rehabilitarlos lo antes posible”, concluyó.