La primera misión de defensa planetaria del mundo impactó con éxito su objetivo el lunes pasado, en lo que fue el primer intento de la NASA de desviar un cuerpo celeste en el espacio exterior, mostrando una técnica viable para evitar que un asteroide o cometa se estrellen contra la Tierra.
En un tiempo todavía no determinado, la Agencia Espacial, informará si el impacto desvió la trayectoria del objeto.
José Franco, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, explica que “hay una vigilancia constante por parte de muchos países en el orbe, contra cualquier objeto que pueda venir del cielo y producir algún problema sobre la Tierra. Una de estas fuentes es la basura espacial, la hay pequeñita y otra mucho más grande. Se debe tener un buen seguimiento para garantizar que no vaya a golpear alguna zona habitada”.
“La otra parte de la vigilancia –señala José Franco– tiene que ver con los objetos con trayectorias que pueden pasar cerca de la Tierra. Por lo pronto no hay ninguna en el futuro cercano que pudiera representar un peligro; sin embargo, esta posibilidad existe y a futuro es importante tener claro cómo puede resolverse con suficientes meses de anticipación.”
En esencia, la Prueba de Redireccionamiento de Doble Asteroide (DART, por sus siglas en inglés) “representa un éxito sin precedentes para la defensa planetaria, pero también es una misión de unidad con un beneficio real para toda la humanidad”, dijo Bill Nelson, administrador de la NASA.
Golpe cinético
La misión DART apuntó a la pequeña luna del asteroide Dimorfo, un cuerpo relativamente pequeño de 160 metros de diámetro (según el medio español 20 minutos, del tamaño del Coliseo de Roma), y que orbita alrededor de un asteroide más grande de 780 metros llamado Dídimo. Ninguno de los asteroides representa una amenaza para la Tierra. El viaje de la nave duró 10 meses.
Esta misión confirmó que la NASA puede navegar con éxito una nave espacial para colisionar intencionalmente con un asteroide para desviarlo, una técnica conocida como impacto cinético.
El instrumento que usó la nave espacial, llamado cámara de reconocimiento del asteroide Dídimo para navegación óptica (DRACO, por sus siglas en inglés), junto con un sofisticado sistema de guía, navegación y control que funciona en conjunto con algoritmos de navegación autónoma en tiempo real, permitieron a DART identificar y distinguir entre los dos asteroides, apuntando al cuerpo más pequeño.
Estos sistemas guiaron la nave espacial en forma de caja, y con peso de 570 kilogramos a través de los últimos 90 mil kilómetros del espacio hacia Dimorfo, chocando intencionalmente contra él a aproximadamente 22 mil 530 kilómetros por hora para reducir ligeramente la velocidad orbital del asteroide.
José Franco informa que la misión se ideó desde hace más de 17 años. “Se seleccionó este asteroide que tiene otro cuerpo satélite que gira como una luna alrededor de él. Se eligió para hacer el experimento golpeando al cuerpo pequeño para cambiar la órbita. Entonces, se conoce la masa del satélite que fue lanzado, la velocidad con la que se arrojó y ahora se trabaja en saber cuál fue el cambio de curso. Esta estimación habrá que verificarla dentro de unas semanas para ver si efectivamente se cambió como se planeaba”.
“Esto nos va a permitir saber en caso de que hubiera un asteroide que viene dirigido hacia la Tierra, cuál debería ser la colisión que se le deba dar, a qué velocidad y con qué masa para que el cuerpo cambie su curso”, señala el astrónomo.
Sistema de prevención sin precedentes
Para el especialista, “el hecho de que hoy no tengamos algún asteroide a la vista no quiere decir que no vaya a existir. La Tierra, la Luna, todos los planetas siguen siendo bombardeados por asteroides y cometas que pegan en su superficie. Entonces, si bien el día de hoy es muy poco probable, no quiere decir que no sea probable en un futuro no muy lejano. Por ello, más vale prevenir que remediar. Es como decir que porque no ha habido un terremoto de grado nueve en Ciudad de México, nunca vaya a ocurrir, y entonces no nos preocupamos. Al contrario, de que puede existir, puede existir y por ello más vale estar prevenidos”.
“Se trata de una cuestión de seguridad que permite establecer qué tan buenos son los sistemas existentes para protegernos. La peor manera de verlo es como si fuera una perdida de dinero”, añade Franco.
“El éxito de DART proporciona una adición significativa a la caja de herramientas esencial que debemos tener para proteger la Tierra del impacto devastador de un asteroide”, dijo Lindley Johnson, oficial de Defensa Planetaria de la NASA. “Esto demuestra que ya no somos impotentes para prevenir este tipo de desastres naturales. Junto con capacidades mejoradas para acelerar la búsqueda de la población restante de asteroides peligrosos por parte de nuestra próxima misión de Defensa Planetaria, el Topógrafo de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO), un sucesor de DART podría proporcionar lo que necesitamos para estar seguros».
La Defensa Planetaria es una oficina de la NASA dedicada a hacer la detección temprana de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés), los cuales pudieran provocar daños a la superficie terrestre y a sus habitantes.
“La Defensa Planetaria es un esfuerzo unificador global que afecta a todos los que viven en la Tierra”, señaló Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misión Científica en la sede de la NASA en Washington. “Ahora sabemos que podemos apuntar una nave espacial con la precisión necesaria para impactar incluso un cuerpo pequeño en el espacio exterior. Sólo un pequeño cambio en su velocidad es todo lo que necesitamos para hacer una diferencia significativa en el camino que recorre un asteroide”.
La NASA anunció en 2016 que tomó la decisión de transformar su Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra en la Oficina de Coordinación de la Defensa Planetaria (PDCO, por sus siglas en inglés). Su objetivo es coordinar esfuerzos con agencias espaciales de otros países a través de la Red Internacional de Alerta de Asteroides y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales, que cuenta con el respaldo del Comité de las Naciones Unidas para la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Prácticos.
Esto significa que la Oficina para la Coordinación de la Defensa Planetaria y quienes integran su estructura dedican sus días a la detección de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés): asteroides y cometas que orbitan alrededor del Sol, cuyas trayectorias podrían llevarlos a la vecindad de nuestro planeta –una zona que se extiende casi 50 millones de kilómetros alrededor de la órbita de la Tierra.
Para la NASA, dicha oficina es la primera línea de defensa ante el posible impacto de un NEO, como lo explican sus cinco directivas principales:
- Proporciona detección temprana de Objetos Potencialmente Peligrosos (PHO, por sus siglas en inglés), un subconjunto de NEO cuyas órbitas predicen que se acercarán a ocho millones de kilómetros de la órbita de la Tierra, y de un tamaño lo suficientemente grande (30 a 50 metros) para dañar su superficie.
- Rastrea y clasifica los PHO, emitiendo advertencias de los posibles efectos de potenciales impactos.
- Desarrolla estrategias y tecnologías para mitigar los impactos de los PHO.
- Desempeña un papel principal en la coordinación de la planificación del gobierno de Estados Unidos para responder a una amenaza de impacto real.
La misión DART o Prueba de Redireccionamiento de Doble Asteroide, que el 26 de septiembre impactó al asteroide Dimorfo, es una de las estrategias desarrolladas por la PDCO como parte de su Programa de Defensa Planetaria, aunque su objetivo no era considerado una amenaza de impacto para la Tierra.