Ese procedimiento ha sido poco abordado en México

Realizan monitoreo genético de movimientos migratorios de tortugas marinas mexicanas

Las pesquerías de arrastre representan una amenaza para la conservación y recuperación de los reptiles, concluye estudio encabezado por Elizabeth Labastida Estrada, posdoctorante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología

Foto: cortesía Elizabeth Labastida.

Las pesquerías de arrastre de camarón en la costa este de Estados Unidos (EUA) y el Golfo de México representan una amenaza para la conservación y recuperación de las poblaciones de tortugas marinas mexicanas, establece un monitoreo genético de tortugas caguama (Caretta caretta) y verde (Chelonia mydas) en la Península de Yucatán.

Elizabeth Labastida Estrada, posdoctorante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y titular del estudio publicado recientemente en la revista Plos One, explicó que por el momento no hay datos certeros de cuántas quedan enmalladas por este tipo de pesca, porque no se tiene un programa de observadores a bordo de las embarcaciones en el Caribe mexicano y el Golfo de México.

La investigadora precisó: “El esfuerzo pesquero de las redes de arrastre de camarón coincide espacialmente con los hábitats de desarrollo y alimentación que utilizan las tortugas, lo cual aumenta la proporción de individuos que se llegan a capturar incidentalmente”.

Hasta ahora lo que se sabía es que constantemente efectúan migraciones; en el caso de las hembras se ha documentado que son periódicas entre zonas de alimentación y anidación. Se caracterizan por ser animales viajeros, comentó.

La información que se tenía sobre los movimientos migratorios de las tortugas marinas de la Península de Yucatán se obtuvo gracias a estudios previos de telemetría satelital. En estos se colocan transmisores satelitales a ejemplares y se les sigue por un determinado periodo, registrando la ubicación de individuos con el fin de identificar sus principales rutas. Esto llevó a establecer que los patrones de las corrientes marinas influyen fuertemente en esas trayectorias usadas por estas especies.

Sin embargo, el enfoque genético ha sido poco abordado en México. En el caso del estudio, usa el ADN mitocondrial –que es la herencia materna– como una firma genética de cada colonia de anidación analizada. Cuando se estableció la composición genética de las zonas de pesca fue posible determinar el origen de cada individuo.

La científica, quien también realizó un posdoctorado en el Instituto de Biología, subrayó que de 2016 a 2017 se analizó el material genético de 93 hembras de tortuga caguama, así como 165 hembras de tortuga verde y 26 individuos juveniles de ésta en una zona de alimentación del Golfo de México y Florida.

Labastida Estrada señaló: “Nos dimos cuenta de que las rutas migratorias para ambas especies siguen una trayectoria desde la Península de Yucatán hacia hábitats marinos al noreste del Atlántico. Es decir, las que nacen en las playas mexicanas comienzan a desplazarse con ayuda de las corrientes al norte del continente, en el caso de las tortugas verdes llegando a zonas de desarrollo en Florida, Texas y en el caso de las caguama viajan a lo largo del Golfo de México y de la costa este de Estados Unidos, incluso pueden atravesar hasta el giro del Atlántico norte para arribar al Mediterráneo”.

El análisis sugiere que los corredores migratorios utilizados por las tortugas caguamas mexicanas se superponen con las pesquerías de arrastre de camarón en el Golfo de México; en el caso de las verdes, con las de palangre en el Atlántico medio, donde la captura incidental de tortugas marinas se compone predominantemente de individuos jóvenes.

La especialista reflexionó que si bien se trabaja mucho en la conservación de las tortugas marinas en playas de anidación con acciones de protección de las nidadas y liberación de las crías, la realidad es que una vez que las pequeñas inician su migración las amenazas que enfrentan están fuera del alcance de quienes las cuidan en los campamentos tortugueros.

Labastida Estrada agregó que los resultados obtenidos en este trabajo aportan información para plantear que los programas de conservación deben ser vistos en un contexto más global. Al final de cuentas, la conservación de las tortugas marinas depende de la preservación de los distintos hábitats críticos que utilizan, los cuales en muchas ocasiones están fuera de la jurisdicción nacional.

Pese a las acciones de conservación que se llevan a cabo en las playas mexicanas, una vez que una tortuga marina inicia su migración puede quedar atrapada en algún arte de pesca y morir por ahogamiento, o bien sufrir lesiones severas que comprometan su sobrevivencia, finalizó.

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